viernes, febrero 28, 2025

Evangelio Febrero 28, 2025


Viernes 7 del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 10,1-12): En aquel tiempo, Jesús, levantándose de allí, va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde Él y, como acostumbraba, les enseñaba. Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?». Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?». Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, El los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre». 


Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».


«Como acostumbraba, les enseñaba»

Rev. D. Miquel VENQUE i To - (Solsona, Lleida, España)


Hoy, Señor, quisiera hacer un rato de oración para agradecerte tu enseñanza. Tú enseñabas con autoridad y lo hacías siempre que te dejábamos, aprovechabas todas las ocasiones: ¡claro!, lo entiendo, Señor, tu misión básica era transmitir la Palabra del Padre. Y lo hiciste.

—Hoy, “colgado” en Internet te digo: Háblame, que quiero hacer un rato de oración como fiel discípulo. Primero, quisiera pedirte capacidad para aprender lo que enseñas y, segundo, saber enseñarlo. Reconozco que es muy fácil caer en el error de hacerte decir cosas que Tú no has dicho y, con osadía malévola, intento que Tú digas aquello que a mí me gusta. Reconozco que quizá soy más duro de corazón que aquellos oyentes.

—Yo conozco tu Evangelio, el Magisterio de la Iglesia, el Catecismo, y recuerdo aquellas palabras del Papa san Juan Pablo II en la Carta a las Familias: «El proyecto del utilitarismo asentado en una libertad orientada según el sentido individualista, es decir, una libertad vacía de responsabilidad, es el constitutivo de la antítesis del amor». Señor, rompe mi corazón deseoso de felicidad utilitarista y hazme entrar dentro de tu verdad divina, que tanto necesito.

—En este lugar de mirada, como desde la cima de la cordillera, comprendo que Tú digas que el amor matrimonial es definitivo, que el adulterio —además de ser pecado como toda ofensa grave hecha a ti, que eres el Señor de la Vida y del Amor— es un camino errado hacia la felicidad: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla» (Mc 10,11). 

—Recuerdo a un joven que decía: «Padre, el pecado promete mucho, no da nada y lo roba todo». Que te entienda, buen Jesús, y que lo sepa explicar: Aquello que Tú has unido, el hombre no lo puede separar (cf. Mc 10,9). Fuera de aquí, fuera de tus caminos, no encontraré la auténtica felicidad. ¡Jesús, enséñame de nuevo!

Gracias, Jesús, soy duro de corazón, pero sé que tienes razón.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «He aquí cómo convence a los judíos de que no se debe repudiar a la esposa con las palabras de Moisés, cuando ellos creían que obraban conforme a la ley de aquél repudiándola. De igual modo y por el mismo testimonio de Cristo sabemos que fue Dios quien hizo y unió al varón y la mujer» (San Agustín)
  • «Uno de los mayores servicios que los cristianos podemos prestar a nuestros semejantes es ofrecerles nuestro testimonio sereno y firme de la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, salvaguardándola y promoviéndola, pues ella es de suma importancia para el presente y el futuro de la humanidad» (Benedicto XVI)
  • «El divorcio adquiere también su carácter inmoral a causa del desorden que introduce en la célula familiar y en la sociedad. Este desorden entraña daños graves: para el cónyuge, que se ve abandonado; para los hijos, traumatizados por la separación de los padres, y a menudo viviendo en tensión a causa de sus padres; por su efecto contagioso, que hace de él una verdadera plaga social» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.385)
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  • Fuente: https://evangeli.net/evangelio 

jueves, febrero 27, 2025

Evangelio Febrero 27, 2025

 

Jueves 7 del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 9,41-50): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa. Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego. Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros».


«Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa»

Rev. D. Xavier PARÉS i Saltor - (La Seu d'Urgell, Lleida, España)


Hoy, el Evangelio proclamado se hace un poco difícil de entender debido a la dureza de las palabras de Jesús: «Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela (...). Si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo» (Mc 9,43.47). Es que Jesús es muy exigente con aquellos que somos sus seguidores. Sencillamente, Jesús nos quiere decir que hemos de saber renunciar a las cosas que nos hacen daño, aunque sean cosas que nos gusten mucho, pero que pueden ser motivo de pecado y de vicio. San Gregorio dejará escrito «que no hemos de desear las cosas que sólo satisfacen las necesidades materiales y pecaminosas». Jesús exige radicalidad. En otro lugar del Evangelio también dice: «El que quiera ganar la vida, la perderá, pero el que la pierda por Mí, la ganará» (Mt 10,39).

Por otro lado, esta exigencia de Jesús quiere ser una exigencia de amor y de crecimiento. No quedaremos sin su recompensa. Lo que dará sentido a nuestras cosas ha de ser siempre el amor: hemos de llegar a saber dar un vaso de agua a quien lo necesita, y no por ningún interés personal, sino por amor. Tenemos que descubrir a Jesucristo en los más necesitados y pobres. Jesús sólo denuncia severamente y condena a los que hacen el mal y escandalizan, a los que alejan a los más pequeños del bien y de la gracia de Dios.

Finalmente, todos hemos de pasar la prueba de fuego. Es el fuego de la caridad y del amor que nos purifica de nuestros pecados, para poder ser la sal que da el buen gusto del amor, del servicio y de la caridad. En la oración y en la Eucaristía es donde los cristianos encontramos la fuerza de la fe y del buen gusto de la sal de Cristo. ¡No quedaremos sin recompensa!


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Después de enseñarnos el Señor que no debemos escandalizar a los que creen en Él, nos advierte con cuánto cuidado debemos evitar a los que nos escandalizan, esto es, que nos llevan con su palabra y su ejemplo a la ruina del pecado» (San Beda el Venerable)
  • «La fe abre la “ventana” a la presencia actuante del Espíritu y nos muestra que, como la felicidad, la santidad está siempre ligada a los pequeños gestos. Son gestos de la cotidianidad, pero que hacen diferente cada jornada» (Francisco)
  • «El escándalo es la actitud o el comportamiento que induce a otro a hacer el mal. El que escandaliza se convierte en tentador de su prójimo. Atenta contra la virtud y el derecho; puede ocasionar a su hermano la muerte espiritual. El escándalo constituye una falta grave, si por acción u omisión, arrastra deliberadamente a otro a una falta grave» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.284)
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  • Fuente: https://evangeli.net/evangelio 

miércoles, febrero 26, 2025

Evangelio Febrero 26, 2025


Miércoles 7 del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 9,38-40): En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros». Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros».


«El que no está contra nosotros, está por nosotros»

Rev. D. David CODINA i Pérez  -  (Gerona, España)


Hoy escuchamos una recriminación al apóstol Juan, que ve a gente obrar el bien en el nombre de Cristo sin formar parte del grupo de sus discípulos: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y tratamos de impedírselo porque no viene con nosotros» (Mc 9,38). Jesús nos da la mirada adecuada que hemos de tener ante estas personas: acogerlas y ensanchar nuestras miras, con humildad respecto a nosotros mismos, compartiendo siempre un mismo nexo de comunión, una misma fe, una misma orientación, es decir, caminar juntos hacia la perfección del amor a Dios y al prójimo. 

Esta manera de vivir nuestra vocación de “Iglesia” nos invita a revisar con paz y seriedad la coherencia con que vivimos esta apertura de Jesucristo. Mientras haya “otros” que nos “molesten” porque hacen lo mismo que nosotros, esto es un claro indicio de que todavía el amor de Cristo no nos impregna en toda su profundidad, y nos pedirá la “humildad” de aceptar que no agotamos “toda la sabiduría y el amor de Dios”. En definitiva, aceptar que somos aquellos que Cristo escoge para anunciar a todos cómo la humildad es el camino para acercarnos a Dios.

Jesús obró así desde su Encarnación, cuando nos acerca al máximo la majestad de Dios en la pequeñez de los pobres. Dice san Juan Crisóstomo: «Cristo no se contentó con padecer la cruz y la muerte, sino que quiso también hacerse pobre y peregrino, ir errante y desnudo, quiso ser arrojado en la cárcel y sufrir las debilidades, para lograr de ti la conversión». Si Cristo no dejó pasar oportunidad alguna para que vivamos el amor con los demás, tampoco dejemos pasar la ocasión de aceptar al que es diferente a nosotros en la manera de vivir su vocación a formar parte de la Iglesia, porque «el que no está contra nosotros, está por nosotros» (Mc 9,40).


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «‘Jesús dijo: No se lo impidáis…’. En esto nos dice que no sólo no nos opongamos al bien de cualquier parte que venga, sino que por el contrario lo procuremos cuando no exista» (San Beda el Venerable)
  • «Hacer el bien es un deber, es un carnet de identidad que nuestro Padre dio a todos, porque nos hizo a su imagen y semejanza. Y Él hace el bien siempre» (Francisco)
  • «La libertad hace del hombre un sujeto moral. Cuando actúa de manera deliberada, el hombre es, por así decirlo, el padre de sus actos. Los actos humanos, es decir, libremente realizados tras un juicio de conciencia, son calificables moralmente: son buenos o malos» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.749)
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  • Fuente: https://evangeli.net/evangelio 

martes, febrero 25, 2025

Evangelio Febrero 25, 2025


Martes 7 del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 9,30-37): En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban caminando por Galilea, pero Él no quería que se supiera. Iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará». Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. 


Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?». Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado».


«El Hijo del hombre será entregado»

Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells - (Salt, Girona, España)


Hoy, el Evangelio nos trae dos enseñanzas de Jesús, que están estrechamente ligadas una a otra. Por un lado, el Señor les anuncia que «le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará» (Mc 9,31). Es la voluntad del Padre para Él: para esto ha venido al mundo; así quiere liberarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte eterna; de esta manera Jesús nos hará hijos de Dios. La entrega del Señor hasta el extremo de dar su vida por nosotros muestra la infinidad del Amor de Dios: un Amor sin medida, un Amor al que no le importa abajarse hasta la locura y el escándalo de la Cruz.

Resulta aterrador escuchar la reacción de los Apóstoles, todavía demasiado ocupados en contemplarse a sí mismos y olvidándose de aprender del Maestro: «No entendían lo que les decía» (Mc 9,32), porque por el camino iban discutiendo quién de ellos sería el más grande, y, por si acaso les toca recibir, no se atreven a hacerle ninguna pregunta.

Con delicada paciencia, Jesús añade: hay que hacerse el último y servidor de todos. Hay que acoger al sencillo y pequeño, porque el Señor ha querido identificarse con él. Debemos acoger a Jesús en nuestra vida porque así estamos abriendo las puertas a Dios mismo. Es como un programa de vida para ir caminando. 

Así lo explica con claridad el Santo Cura de Ars, Juan Bautista Mª Vianney: «Cada vez que podemos renunciar a nuestra voluntad para hacer la de los otros, siempre que ésta no vaya contra la ley de Dios, conseguimos grandes méritos, que sólo Dios conoce». Jesús enseña con sus palabras, pero sobre todo enseña con sus obras. Aquellos Apóstoles, en un principio duros para entender, después de la Cruz y de la Resurrección, seguirán las mismas huellas de su Señor y de su Dios. Y, acompañados de María Santísima, se harán cada vez más pequeños para que Jesús crezca en ellos y en el mundo.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Bendito seas tú, mi Señor Jesucristo, que con tu sangre preciosa y tu muerte sagrada redimiste las almas y, por tu misericordia, las llevaste del destierro a la vida eterna» (Santa Brígida)
  • «El ascenso a Dios se produce precisamente en el descenso del servicio humilde, en el descenso del amor» (Benedicto XVI)
  • «Para el hombre herido por el pecado no es fácil guardar el equilibrio moral. El don de la salvación por Cristo nos otorga la gracia necesaria para perseverar en la búsqueda de las virtudes. Cada cual debe pedir siempre esta gracia de luz y de fortaleza, recurrir a los sacramentos, cooperar con el Espíritu Santo, seguir sus invitaciones a amar el bien y guardarse del mal» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.811)
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  • Fuente: https://evangeli.net/evangelio 

Beata Rani María Vattalil, Virgen y Mártir

Beata Rani María Vattalil, Virgen y Mártir

Febrero 25


Virgen y Mártir

Camino a Indore, India, Beata Rani María Vattalil (en el siglo Mariam), religiosa profesa de la Congregación de las Hermanas Clarisas Franciscanas; asesinada por odio a la fe († 1995)


Breve Biografía
Mariam Vattalil nació en Kerala, India, el 29 de enero de 1954, fue la segunda de siete hijos de Paily y Eliswa Vattalil. Su bautismo se celebró en la Iglesia de Santo Tomás el 5 de febrero del mismo año, sus padres eligieron llamarla como la Madre de Dios 
[1]; sus padrinos eran su tío Varkey y su abuela Maríamma. Sus hermanos lo eran: Stephen, Annie, Varghese, Thressiamma, Celine (quien más tarde ingresó a las clarisas como "Selmy Paul") y Lusy.


Mariam recibió los sacramentos de la Primera Comunión y de la Confirmación el 30 de abril de 1966 y frecuentó a menudo las clases de catecismo. Estudió en una escuela primaria administrada por el gobierno antes de comenzar sus estudios secundarios. Sin embargo, aún así consiguió encontrar tiempo para ayudar a su padre en el trabajo en el campo y a su madre en las tareas domésticas. Pero su mayor llamado era servir a Dios y esto era algo que compartía con su prima Cecilia, que deseaba lo mismo.


Mariam ingresó a la Congregación Franciscana Clarista en Kidangoor después de terminar la secundaria y tomó el nombre religioso de "Rani Maria" al entrar en el noviciado. Su prima Cecilia se convertiría en "Soni Maria". Las dos ingresaron a la orden el 3 de julio de 1971 para su período de aspirantado [2], que concluyó el 30 de octubre de 1972. Su período como postulante inició el 1 de noviembre de 1972 y finalizó el 29 de abril de 1973 y su noviciado duró del 30 de abril de 1973 al 20 de abril de 1974.


Su primera profesión se hizo el 1 de mayo de 1974, antes de ser enviada al convento de Santa María en Bijnor, donde llegó el 24 de diciembre de 1975; allí ejerció la profesión de maestra del 8 de septiembre de 1976 al 7 de agosto de 1978. Emitió los votos perpetuos el 22 de mayo de 1980 en Ankamaly, en la iglesia de San Hormis.


El 21 de julio de 1983 fue trasladada a Odagady, llegando allí el 25 de julio, donde se desempeñó como coordinadora de actividades sociales. Del 1 de junio al 31 de julio de 1985 pasó un tiempo en silencio y soledad en Aluva, más tarde se desempeñó como superiora local del 30 de mayo de 1989 al 15 de mayo de 1992. En esa época, se licenció en sociología por la Universidad de Rewa. El 15 de mayo de 1992 fue transferida a Udayanagar.


Su martirio

Sor Rani María fue asesinada en un ataque con cuchillo por el sicario Samundar Singh en Nachanbore Hill en Indore el 25 de febrero de 1995 mientras ella se dirigía a Indore en un autobús; en total fueron 40 puñaladas graves además de 14 leves. Sor Rani María hasta el último aliento repetía: "¡Jesús!". El asesinato fue cometido porque algunos propietarios se ofendieron por su trabajo entre los pobres sin tierra.


Ese día ella se había levantado temprano para ir a estar un momento a solas con el Señor en la capilla y luego desayunó. Ella y otras dos religiosos llegaron a la parada de autobús, donde se enteraron que el servicio había sido cancelado. Las tres decidieron volver al convento cuando vieron un autobús con el nombre de "Kapil", que iba a Indore. La Hermana Liza Rose preguntó al conductor si habría un asiento para la hermana Rani María y este le permitió subir y ocupar uno de los puestos. Las dos hermanas la ayudó a subir al autobús y le dijeron adiós.


Un hombre vestido de blanco guardó su bolso cerca del conductor y le pidió que se sentara en la parte de atrás, lo cual era algo inusual en la ciudad, ya que las monjas tenían asientos delanteros en los transportes públicos. Rani María aceptó, allí estuvo sentada junto a tres hombres, quienes tenían la intención de matarla. Sus nombres eran: Jeevan Singh -líder del grupo-, Dharmendra y Samundar Singh. Jeevan empezó a insultarla, Samundar se levantó y le dijo al conductor que detuviera el autobús. Samundar bajó y partió un coco contra una roca del lado de la carretera, regresó al autobús y distribuyó pedazos de la fruta entre los demás pasajeros. Le ofreció un pedazo a Rani María, pero antes que ella lo pudiera tomar, lo retiró para sí burlarse de ella.


En ese momento sacó un cuchillo y empezó a apuñalarla en el estómago, la sacó del autobús y allí siguió apuñalándola. Los pasajeros estaban demasiado asustados como para intervenir, algunos que huían aterrorizados de la escena.


La policía a las 10:45 de la mañana contactaron al convento para informarles lo que había pasado y decirles que los restos mortales de su hermana seguían en la carretera. Las perturbadas monjas contactaron al obispo de Indore -George Anathil- para informarle de lo que había sucedido. Eran ya las 2:00 pm cuando Anathil y algunos sacerdotes llegaran al lugar para encontrar el cadáver ensangrentado y trasladarlo a la residencia episcopal para ser aseado y preparado para darle sepultura.


El 23 de marzo de 2017 se promulgó el decreto, luego de ser aprobado por el Santo Padre Francisco, en el que se reconocé estos hechos como martirio.

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[1] Mariam es la versión árabe del nombre María.

[2] Aspirantado: periodo de discernimiento en torno al cual gira la decisión personal de la joven, comenzado durante la promoción vocacional, para discernir el proyecto de Dios sobre ella.

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Por: Xavier Villalta A. | Fuente: Catholic.net 



lunes, febrero 24, 2025

Evangelio Febrero 24, 2025


Lunes 7 del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 9,14-29): En aquel tiempo, Jesús bajó de la montaña y, al llegar donde los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y a unos escribas que discutían con ellos. Toda la gente, al verle, quedó sorprendida y corrieron a saludarle. Él les preguntó: «¿De qué discutís con ellos?». Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos, rechinar de dientes y lo deja rígido. He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido». 


Él les responde: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo!». Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos. Entonces Él preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que le viene sucediendo esto?». Le dijo: «Desde niño. Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros». Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!». Al instante, gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!». 


Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo, diciéndole: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y no entres más en él». Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que había muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie. Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?». Les dijo: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración».


«¡Creo, ayuda a mi poca fe!»

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench - (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)


Hoy contemplamos —¡una vez más!— al Señor solicitado por la gente («corrieron a saludarle») y, a la vez Él, solícito con la gente, sensible a sus necesidades. En primer lugar, cuando sospecha que alguna cosa pasa, se interesa por el problema.

Interviene uno de los protagonistas, esto es, el padre de un chico que está poseído por un espíritu maligno: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos, rechinar de dientes y lo deja rígido» (Mc 9,17-18).

¡Es terrible el mal que puede llegar a hacer el Diablo!, una criatura sin caridad. —Señor, ¡hemos de rezar!: «Líbranos del mal». No se entiende cómo puede haber hoy día voces que dicen que no existe el Diablo, u otros que le rinden algún tipo de culto... ¡Es absurdo! Nosotros hemos de sacar una lección de todo ello: ¡no se puede jugar con fuego!

«He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido» (Mc 9,18). Cuando escucha estas palabras, Jesús recibe un disgusto. Se disgusta, sobre todo, por la falta de fe... Y les falta fe porque han de rezar más: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración» (Mc 9,29).

La oración es el diálogo “intimista” con Dios. San Juan Pablo II afirmó que «la oración comporta siempre una especie de escondimiento con Cristo en Dios. Sólo en semejante “escondimiento” actúa el Espíritu Santo». En un ambiente íntimo de escondimiento se practica la asiduidad amistosa con Jesús, a partir de la cual se genera el incremento de confianza en Él, es decir, el aumento de la fe.

Pero esta fe, que mueve montañas y expulsa espíritus malignos («¡Todo es posible para quien cree!») es, sobre todo, un don de Dios. Nuestra oración, en todo caso, nos pone en disposición para recibir el don. Pero este don hemos de suplicarlo: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!» (Mc 9,24). ¡La respuesta de Cristo no se hará “rogar”!


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Nosotros nos habíamos hecho indignos de orar, pero Dios, por su bondad, nos ha permitido hablar con Él. Nuestra oración es el incienso que más le agrada» (San Juan Mª Vianney)
  • «Su palabra es palabra de amor, palabra purificadora: expulsa los espíritus de temor, soledad y oposición a Dios; así purifica nuestra alma y nos da paz interior» (Benedicto XVI)
  • «(…) Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que la aumente; [la fe] debe ‘actuar por la caridad’ (Gal 5,6), ser sostenida por la esperanza (cf. Rom 15,13) y estar enraizada en la “fe de la Iglesia”» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 162)
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  • Fuente: https://evangeli.net/evangelio 

San Pedro Palatino, Laico y Mártir

San Pedro Palatino, Laico y Mártir

Febrero 24

En la misma ciudad, conmemoración de san Pedro, llamado "Palatino", mártir, que en verdad fue heredero de la fe y del nombre del apóstol Pedro, y exhaló su espíritu al ser quemado vivo. En el año +303 en Nicomedia en la actual Turquía


San Pedro Palatino, cuya festividad se celebra el 24 de febrero, es una figura emblemática de la fe cristiana, cuya historia resuena con devoción y sacrificio. Originario de la época de las persecuciones romanas, San Pedro Palatino se destacó por su ferviente evangelización y su inquebrantable compromiso con el mensaje de Cristo. Su vida, marcada por el testimonio del Evangelio, se convirtió en un faro de esperanza y fortaleza para los cristianos de su tiempo y para las generaciones futuras.


El Camino hacia el Martirio

Nacido en un entorno hostil hacia los cristianos, San Pedro enfrentó numerosos desafíos desde el inicio de su ministerio. Su pasión por difundir la palabra de Dios lo llevó a viajar por diversas regiones, a pesar de los peligros constantes que acechaban a los seguidores de Jesús. Su valentía y determinación fueron evidentes cuando, desafiando los edictos imperiales, continuó su labor evangelizadora, lo que eventualmente lo condujo a su arresto.


El martirio de San Pedro Palatino no fue solo un acto de violencia, sino un testimonio de su inquebrantable fe. Frente a la adversidad, eligió permanecer firme en sus creencias, ofreciendo su vida como un sacrificio de amor y obediencia a Dios. Este acto de entrega total no solo consolidó su lugar en el santoral católico, sino que también sirvió de inspiración para muchos creyentes que enfrentaban persecuciones similares.


Milagros y Legado

Los relatos de los milagros atribuidos a San Pedro Palatino comenzaron a circular poco después de su martirio. Se cuenta que, a través de su intercesión, muchos fieles recibieron curaciones y consuelo en momentos de desesperación. Estas historias, transmitidas de generación en generación, han fortalecido la fe de incontables personas y han destacado la poderosa intercesión de los santos en la vida de los creyentes.


El legado de San Pedro Palatino se extiende más allá de los milagros. Su vida es un ejemplo de compromiso absoluto con el Evangelio, mostrando que, incluso frente a la muerte, la fe puede triunfar sobre el miedo y la desesperación. Su historia sigue siendo una fuente de inspiración para aquellos que buscan vivir una vida de dedicación a Dios y a los demás, siguiendo el ejemplo de Jesucristo.


Beatificación y Santoral

El proceso de reconocimiento de San Pedro Palatino como santo por la Iglesia Católica resalta la importancia de su testimonio. A través de la beatificación y posterior canonización, la Iglesia honra su memoria y reconoce su vida como un modelo de santidad y entrega a la causa de Cristo. La inclusión de San Pedro en el santoral católico no solo conmemora su martirio, sino que también celebra su impacto espiritual en el mundo.


La celebración de su festividad el 24 de febrero es un momento de reflexión y gratitud por su ejemplo de fe. En este día, los fieles de todo el mundo recuerdan su sacrificio y piden su intercesión, buscando imitar su fortaleza y su amor incondicional por Dios.