Junio 11
Fecha anterior: Junio 15
Martirologio Romano: En Maguncia, de Franconia, en Germania, beato Bardo,
obispo, el cual, siendo abad del monasterio de Hersfeld, fue elevado al orden
episcopal y trabajó con suma solicitud pastoral para bien de su iglesia. (c. 980 - †: 1051)
Nació en Oppershofen, en el seno de una antigua familia de la nobleza,
emparentada con la emperatriz Gisela, mujer de Corrado II. Fue educado en el
monasterio de Fulda, donde se hizo benedictino, y se distinguió por su humildad,
el amor hacia el prójimo y la prontitud ante el sacrificio, virtud que, ya
presente en su natural tranquilo, él no dejó de desarrollar con perseverante
ejercicio. Su abad lo nombró pronto decano y después preboste de Neumünster.
Aquí fue conocido por el emperador Corrado II, que tuvo una grata impresión de
él y en el 1029, le nombró abad de la abadía imperial de Werden en el Ruhr; en
el 1031, le nombró abad de Hersfeld, que había quedado vacante y, en el mismo
año, fue nombrado arzobispo de Maguncia.
Este nombramiento no gustó al clero de la corte, que no estaba dispuesto a tolerar que un monje de aspecto mezquino y que no mostraba tener cualidades particulares, estuviera al mando de la primera sede episcopal del Imperio. Algunos, lo tuvieron como un hombre inepto, con el que se podía mangonear, entre estos estaba Erquembaldo, podesta de la ciudad, que hizo pasar al santo horas amargas.
A pesar del desprecio del que era objeto, Bardón llevó a cabo y de forma
ejemplar sus deberes de príncipe del Imperio y en el 1040 tomó parte en la
guerra contra los bohemios. Pero su ocupación predilecta fue siempre la atención
hacia los pobres y los necesitados: en Maguncia conocía todos por su nombre y
todos tenían libre acceso a su casa. Los titiriteros ambulantes encontraron en
él un protector, no porque aprobase su trabajo, sino porque tenía compasión de
su conción de ambulantes.
Tal era su generosidad que regaló una moneda de oro al guardia que, una
noche lo confundió con un ladrón a causa de la oscuridad de la iglesia, y lo
había apaleado duramente. El santo tenía el hábito de orar durante toda la
noche, antes de que empezaran las vigilias. No se tienen noticias que se
hubieran incremetado las arcas de la diócesis de Maguncia durante su gobierno,
pero se sabe que completó la construcción de la catedral y la consagró
solemnemente en 1036. Gozó siempre de fama de pastor celoso y de ilustre
predicador tanto como para ser equiparado a san Juan Crisóstomo.
Una prueba de su elocuencia es el sermón para la fiesta de san Juan
Evangelista, iniciado sobre el versículo In conspecto eius nubes transierunt, en
el que Cristo es equiparado al sol y los santos a las nubes y a las estrellas.
Su austeridad era tanta, que el papa beato León IX, la consideró demasiado
severa y le ordenó mitigarla. Después de asistir al sínodo presidido por el
beato León IX en 1049 en Maguncia, Bardón murió en Dornloh en Paderborn.
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Fuente: oremosjuntos.com
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