lunes, septiembre 02, 2013

Beato Pedro Jacobo María Vitalis, Presbítero y 20 compañeros Mártires

Beato Pedro Jacobo María Vitalis, Presbítero y 20 compañeros Mártires
Septiembre 2
 
Martirologio Romano: En el mismo lugar, día y año, beato Pedro Jacobo María Vitalis, sacerdote y veinte compañeros, mártires, ejecutados por odio a la Iglesia en la misma circunstancia en la abadía de Saint-Germain-des-Prés. M. 1792.
 

Beato Alejandro Carlos María Lanfant, S.I., Mártir

Beato Antonio Carlos Octaviano du Bouzet, Vicario General, Mártir

Beato Armando Ana Chapt de Rastignac, Vicario General, Mártir

Beato Carlos Luis Hurtrel, Minimo, Mártir

Beato Claudio Fontaine, Presbítero y Mártir

Beato Daniel Ludovico André des Pommerayes, Presbítero y Mártir

Beato Francisco José Pey, Presbítero y Mártir

Beato Juan Andrés Capeau, Presbítero y Mártir

Beato Juan José Rateau, Presbítero y Mártir

Beato Juan Ludovico Guyard de Saint-Clair, Canónigo, Mártir

Beato Juan Pedro Simón, Canónigo, Mártir

Beato Laurent, Presbítero y Mártir

Beato Luis Benjamín Hurtrel, Diácono, Mártir

Beato Luis le Danoist, Presbítero y Mártir

Beato Ludovico Remigio Benoist, Presbítero y Mártir

Beato Ludovico René Nicolás Benoist, Presbítero y Mártir

Beato Marcos Luis Royer, Presbítero y Mártir

Beato Pedro Ludovico Gervais, Presbítero y Mártir

Beato Santino Huré, Presbítero y Mártir

Beato Tomás Juan Montsaint, Presbítero y Mártir


Vida y Testimonio de los 21 Mártires de París (1792)

Pedro Jacobo nació en Carpentras. Fue párroco de San Nicolás de los Campos en Paris (1784), para ser predicador al año siguiente, y unos años más tarde fue nombrado coadjutor de la parroquia parisina de Saint Merry. Aunque su párroco prestó juramento constitucional, él se negó. Su ejemplo influyó en que el párroco se retractara de su juramento.


Fue detenido y recluido en la abadía de Saint Germain-des-Prés, donde era el único sacerdote entre los presos de los primeros días. Se comportó con gran dignidad y cayó con los demás en la masacre allí sufrida.


En los días oscuros de la Revolución Francesa, cuando la fidelidad a Cristo se convirtió en delito, veintiún hombres consagrados —presbíteros, canónigos, vicarios, religiosos y un diácono— fueron arrestados por negarse a jurar la Constitución Civil del Clero. Reunidos en la abadía de Saint-Germain-des-Prés, sabían que no habría juicio ni defensa: sólo martirio.


No se defendieron con palabras, sino con silencio. No se protegieron con fuerza, sino con fe. Cada uno, desde su vocación —el púlpito, el altar, la enseñanza, el servicio oculto— ofreció su vida como testimonio de la verdad que no se negocia.


Pedro Jacobo María Vitalis, presbítero, fue el primero en ser reconocido por su serenidad. Antonio Carlos Octaviano du Bouzet y Armando Ana Chapt de Rastignac, vicarios generales, sostuvieron la dignidad episcopal sin mitra ni báculo. Juan Ludovico Guyard de Saint-Clair y Juan Pedro Simón, canónigos, murieron como si aún cantaran vísperas. Luis Benjamín Hurtrel, diácono, fue el más joven: su lámpara no se apagó.


No hubo milagros visibles, ni visiones, ni voces celestiales. Sólo fidelidad. Y eso basta.

=

Fuente: Vidas Santas

No hay comentarios.:

Publicar un comentario