San Lino, Papa y Mártir
Septiembre 23
2 -San Lino: Tuscany; 67-76.
De Volterra, elegido en 67. Murió el 23-9-76. Enterrado cerca de san Pedro. Creó los primeros quince Obispos. Ordenó a las mujeres de entrar a la Iglesia con la cabeza cubierta. Durante su pontificado fueron martirizados los evangelistas Marco y Lucas.
De Volterra, elegido en 67. Murió el 23-9-76. Enterrado cerca de san Pedro. Creó los primeros quince Obispos. Ordenó a las mujeres de entrar a la Iglesia con la cabeza cubierta. Durante su pontificado fueron martirizados los evangelistas Marco y Lucas.
Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de san Lino, papa, a
quien, según testimonio de san Ireneo, los santos apóstoles le encomendaron el
episcopado de la Iglesia fundada en la Urbe. Pablo apóstol lo recuerda como
compañero (s. I).
San Lino fue el primer obispo de Roma inmediatamente después de San Pedro,
a quien sucedió el año 67 de Nuestro Señor, después de que el Santo Apóstol
recibiera la corona del martirio.
Este Santo, de quien have mención el Apóstol San Pablo en aquellas palabras
de la Carta a Timoteo: "Te mandan saludos Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos
los hermanos" (2 Timoteo 4,21), fue italiano, natural de Volterra en la
Tosacana, de familia noble y distinguida, tanto por su calidad y por sus grandes
bienes de fortuna, como por los primeros cargos que sus ilustres antepasados
habían dignamente ejercido en el país.
Su padre fue un señor de nombre Herculano, y su madre aquella misma
Claudia, cuyo elogio have el Apóstol San Pablo escribiendo a Timoteo desde la
prisión nueve o diez meses antes de su muerte; lo que da motivo a creer que toda
aquella ilustre familia había abrazado el cristianismo durante las apostólicas
excursiones que San Pedro y San Pablo habían hecho por toda Italia.
Desde luego reconoció San Pedro en San Lino un natural tan bello, una
piedad tan pura, tan sólida y tan sobresaliente, un fondeo de capacidad y de
prudencia tan grande, y un celo tan generoso y tan a prueba de todo, en un
tiempo en que la tierna y recién nacida Iglesia tenía tanta necesidad de buenos
y fieles ministros.
Gozó la Iglesia de bastante tranquilidad en todo el tiempo del Emperador Claudio, y los diez primeros años del Imperio de Nerón; y queriendo San Pedro aprovecharse de aquella calma, para asistir al Concilio de Jerusalén hacia el año 48 de Cristo, y para hacer muchas excursiones apostólicas en diferentes provincias, se tiene por cierto que para no dejar sin pastor a su querido rebaño ordenó obispo a San Lino, y le hizo vicario suyo en Roma, junto con San Clemente, durante el tiempo de su ausencia.
Gozó la Iglesia de bastante tranquilidad en todo el tiempo del Emperador Claudio, y los diez primeros años del Imperio de Nerón; y queriendo San Pedro aprovecharse de aquella calma, para asistir al Concilio de Jerusalén hacia el año 48 de Cristo, y para hacer muchas excursiones apostólicas en diferentes provincias, se tiene por cierto que para no dejar sin pastor a su querido rebaño ordenó obispo a San Lino, y le hizo vicario suyo en Roma, junto con San Clemente, durante el tiempo de su ausencia.
Reconoció San Pedro a su vuelta, que no se había equivocado en el concepto
del mérito, del celo y de las grandes virtudes de San Lino, admirando su
solicitud pastoral, su prudencia, su gran caridad y las demás admirables prendas
que le habían hecho dueño de los corazones, y merecido la estimación de todos
los fieles.
San Pedro envió a San Lino a las Galias para que llevase a ellas la luz de
la fe. Lleno nuestro Santo del mismo espíritu que animaba a los Apóstoles,
atravesó los Alpes, entró en aquellas vasta regiones en que reinaba la
idolatría. Llegó a Bensanzon, ciudad célebre sobre el río Doux, capital del
Franco condado, y de la cual se have mención en los comentarios de César.
Como a algunos centenares de pasos antes de la ciudad encontró San Lino a
un oficial llamado Onosio, que era tribuno. Miró Onosio con atención a aquel
extranjero; y movido de su aire, pero más que todo de su singular modestia, le
preguntó de dónde era, qué religión profesaba, y a qué fin se dirigía su
viaje.
Aprovechando San Lino aquella ocasión para anunciar a Jesucristo le dijo a Onosio: "Yo adoro al único y sólo Dios verdadero, Todopoderoso, y eterno Creador de todas las cosas, a quien ruego que te sea propicio. Este sólo verdadero Dios tiene un único Hijo, tan Eterno y tan Poderoso como Él; y éste su único Hijo movido de la ceguedad y miseria de los hombres, se hizo hombre por la salud de los mismos hombres: se llama Jesucristo, y quiso morir en una cruz por nuestros pecados. Es verdad que para demostrar que era también Dios resucitó por su propia virtud al tercer día después de su muerte. Ahora vive en el cielo, y vivirá eternamente en él en compañía de los que abrazaren su religión, guardaren sus mandamientos y murieren en su gracia".
Aprovechando San Lino aquella ocasión para anunciar a Jesucristo le dijo a Onosio: "Yo adoro al único y sólo Dios verdadero, Todopoderoso, y eterno Creador de todas las cosas, a quien ruego que te sea propicio. Este sólo verdadero Dios tiene un único Hijo, tan Eterno y tan Poderoso como Él; y éste su único Hijo movido de la ceguedad y miseria de los hombres, se hizo hombre por la salud de los mismos hombres: se llama Jesucristo, y quiso morir en una cruz por nuestros pecados. Es verdad que para demostrar que era también Dios resucitó por su propia virtud al tercer día después de su muerte. Ahora vive en el cielo, y vivirá eternamente en él en compañía de los que abrazaren su religión, guardaren sus mandamientos y murieren en su gracia".
Oyendo esto Onosio, ya fuese por ligereza o por burla, se echó a reír; pero
como ya antes había oído hablar de Jesucristo crucificado, le picó la
curiosidad, y deseoso de saber a fondo toda la historia, brindó a San Lino su
casa. Aceptó San Lino su hospedaje, y a pocos días por su modestia, por su
dulzura y por su singularísima santidad se hizo dueño de todo el corazón y de
toda la estimación del Tribuno, logrando San Lino la conversión del
mismo
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Fuente: oremosjuntos.com
Reinó aproximadamente del 64 ó 67 hasta el 76 ó 79.
Todos los antiguos registros de los obispos romanos, que nos han sido
transmitidos por San Ireneo, Julio Africano, San Hipólito, Eusebio de Cesarea,
también el catálogo Liberiano del 354, colocan el nombre de Lino directamente
después del Príncipe de los Apóstoles, San Pedro. Estos registros se remontan a
una lista de los Obispos Romanos que existieron en el tiempo del Papa San
Eleuterio (cerca del 174-189), cuando Ireneo escribió su libro “Adversus
haereses”. Como opuesto a este testimonio, no podemos aceptar como más segura la
afirmación de Tertuliano, que coloca indudablemente al Papa San Clemente I (De
praescriptione, XXII) después del apóstol San Pedro, como fue hecho más tarde
también por otros eruditos latinos (San Jerónimo, "De vir. ill.", XV). La lista
romana en San Ireneo tiene mayores reclamos hacia la autoridad histórica. Este
autor reclama que el Papa Lino, es el Lino mencionado por San Pablo en su
segunda carta a Timoteo 4,21. El pasaje de Ireneo (Adv. haereses, III, III, 3)
lee: “Después que los Santos Apóstoles (Pedro y Pablo) fundaron y pusieron la
Iglesia en orden (en Roma) le dieron el ejercicio del oficio episcopal a Lino.
El mismo Lino es mencionado por San Pablo en su Epístola a Timoteo. Su sucesor
fue Anacleto”. Nosotros no podemos confiar si esta identificación del Papa, como
el Lino mencionado en 2 Tim. 4,21 se origina en una fuente antigua y confiable,
o si se originó luego debido a la similitud del nombre.
El término del pontificado de Lino, de acuerdo a las listas de Papas
transmitidas a nosotros, duró sólo doce años. El Catálogo Liberiano muestra que
duró doce años, cuatro meses y doce días. Las fechas dadas en este catálogo, 56
d.C. hasta el 67 d.C, son incorrectas. Quizás fue debido a estas fechas que los
escritores del siglo IV opinaron que Lino había ocupado la posición de cabeza de
la comunidad romana durante la vida del apóstol; por ejemplo, Rufino, en el
prefacio a su traducción del seudo-Clementino "Reconocimientos". Pero esta
hipótesis no tiene base histórica. No hay duda que según los relatos de Ireneo
respecto a la Iglesia Romana en el siglo II, Lino fue escogido para ser cabeza
de la comunidad de cristianos en Roma, después de la muerte del Apóstol. Por
esta razón su pontificado data desde el año de la muerte de los Apóstoles Pedro
y Pablo, que, sin embargo, no se conoce con toda seguridad.
El Liber Pontificalis afirma que el hogar de Lino estaba en Toscana, y que
el nombre de su padre era Herculano; pero no podemos descubrir el origen de esta
afirmación. De acuerdo a la misma obra sobre los Papas, se supone que Lino
emitió un decreto "en conformidad con la ordenanza de San Pedro", que las
mujeres debían tener sus cabezas cubiertas en la iglesia. Sin duda que este
decreto es apócrifo, y copiado por el autor del “Liber Pontificalis”, de la
Primera Epístola de San Pablo a los Corintios (11,5) y atribuida arbitrariamente
al primer sucesor del Apóstol en Roma. La declaración hecha en la misma fuente,
que Lino sufrió el martirio, no puede ser probada y es improbable. Pero entre
Nerón y Domiciano no hay mención de ninguna persecución a la Iglesia Romana; e
Ireneo (1. C., III, IV, 3) de entre los primeros obispos romanos, sólo designa
al Papa San Telesforo como un mártir glorioso.
Finalmente este libro afirma que Lino, luego de su muerte, fue enterrado en
el Vaticano, al lado de San Pedro. Nosotros no sabemos si el autor tuvo alguna
razón decisiva para esta afirmación. Como San Pedro ciertamente fue enterrado al
pie de la Colina del Vaticano, es muy posible que los primeros obispos de la
Iglesia Romana fueran enterrados también allí. No había nada en la tradición
litúrgica del siglo IV la Iglesia Romana que probara esto, porque fue sólo a
fines del siglo II que se instituyó alguna fiesta especial para los mártires, y
consecuentemente Lino no aparece en las listas del siglo IV de las fiestas de
los santos romanos. Según Torrigio ("Le sacre grotte Vaticane", Viterbo, 1618,
53) cuando la presente confesión se construyó en San Pedro (1615), se
encontraron unos sarcófagos, y entre ellos había uno que llevaba la palabra
Lino. La explicación dada por Severano acerca de este descubrimiento ("Memorie
delle sette chiese di Roma", Roma, 1630, 120) es que probablemente estos
sarcófagos contuvieron los restos de los primeros obispos romanos, y que el que
contenía esa inscripción era el lugar de entierro de Lino. Esta afirmación fue
repetida más tarde por diferentes escritores. Pero de un manuscrito de Torrigio
vemos que en el sarcófago en cuestión había otras letras además de la palabra
Lino, por lo que podrían haber pertenecido a algún otro nombre (tal como
Aquilino, Anulino). El lugar del descubrimiento de la tumba es una prueba de que
no podría ser la tumba de Lino (De Rossi, "Inscriptiones christianae urbis
Romae", II, 23-7).
La fiesta de San Lino ahora se celebra el 23 septiembre. Esta también es la
fecha dada en el “Liber Pontificalis”. Una epístola sobre el martirio de los
Apóstoles San Pedro y San Pablo se atribuyó a San Lino en un período posterior,
y supuestamente fue mandada por él a las Iglesias Orientales. Es apócrifa y de
una fecha posterior que la historia del martirio de los dos apóstoles, atribuido
por algunos a Marcelo, lo que también es apócrifo ("Acta Apostolorum apocrypha",
ed Lipsius y Bonnet, I, ed; Leipzig, 1891, sqq de XIV., 1 sqq.)
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Bibliografía: LIGHTFOOT, Los Padres Apostólicos; San Clemente de Rome, I (Londres, 1890), 201 sqq.; HARNACK, Geschichte der Altchristlichen Literatur, II: Die Chronologie I (Leipzig, 1897), 70; Acta SS. septiembre, VI, 539 sqq., Liber Pontificalis, ed. DUCHESNE, I, 121: cf. Introducción, LXIX; DE SMEDT, Dissertationes selectae in primam aetatem hist. eccl., I, 300 sqq
Bibliografía: LIGHTFOOT, Los Padres Apostólicos; San Clemente de Rome, I (Londres, 1890), 201 sqq.; HARNACK, Geschichte der Altchristlichen Literatur, II: Die Chronologie I (Leipzig, 1897), 70; Acta SS. septiembre, VI, 539 sqq., Liber Pontificalis, ed. DUCHESNE, I, 121: cf. Introducción, LXIX; DE SMEDT, Dissertationes selectae in primam aetatem hist. eccl., I, 300 sqq
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Fuente: Kirsch, Johann Peter. "Pope St. Linus." The Catholic Encyclopedia.
Vol. 9. New York: Robert Appleton Company, 1910. newadvent.org
Traducido por Alonso Teullet. lhm
Tomado de: ec.aciprensa.com
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