jueves, febrero 20, 2025

San Ulrico o Ulrich de Haselbury, Presbítero Anacoreta Ermitaño

San Ulrico o Ulrich de Haselbury, Presbítero Anacoreta Ermitaño

Febrero 20


Ulrico o Ulrich, también llamado Ulfrick, Walfrick o Wulfric, nació (c. 1080 – 20 February 1154) en Compton Martin en Somerset, a doce kilómetros de Bristol, Inglaterra. El recién nacido presuntamente era descendiente de una familia de abolengo, muy respetada y estimada en dicha región. Desde su más tierna infancia Ulrico, al parecer recibió una extraordinaria formación cultural y religiosa, como correspondía a su rango social. Sus padres eran muy religiosos y temerosos de Dios, por lo que desde muy corta edad, Ulrico se fue impregnando de la enorme espiritualidad reinante en el seno familiar, motivo por el cual fue creciendo en su interior el deseo de servir a Dios y al prójimo.


Los años fueron pasando inexorablemente y los deseos de servir a Dios, fueron creciendo en Ulrico, enormemente en lo más profundo de su ser. Por dicho motivo cuando tuvo la edad requerida ingresó en un monasterio donde recibió una exquisita formación religiosa y se impregnó al mismo tiempo de la espiritualidad reinante en dicho monasterio. Cuando terminó la primera etapa de sus estudios, continuó en dicho monasterio para recibir la formación educativa necesaria para el sacerdocio.


Tras finalizar sus estudios religiosos, Ulrico fue ordenado sacerdote y luego fue enviado a Deverill, cerca de la localidad de Warminster, situada en el condado de Wiltshire, en Inglaterra. Aún después de haber sido ordenado sacerdote, la principal pasión de la vida Ulrico, siguió siendo la caza, especialmente la del halcón. Pero repentinamente, en el año ca. 1120, Ulrico se transformó cambiando radicalmente su forma de vivir, pues comenzó a llevar un estilo de vida mucho más austero.


Según los cuentos populares, el motivo de dicho cambio, ocurrió porque Ulrico tuvo un encuentro casual con un mendigo, que le profetizó, que un día encontraría descanso y se contaría entre los santos. Después de un tiempo, ejerciendo su labor evangélica en Deverill, Ulrico fue trasladado, regresando nuevamente a Compton Martin, como párroco de la iglesia local. En dicha parroquia, Ulrico efectuó una extraordinaria labor evangelizadora, siendo muy querido y respetado por sus feligreses, pero Ulrico no estaba completamente conforme con dicho modelo de vida.


Por tal motivo, tras cinco años al frente de su parroquia, decidió convertirse en anacoreta, eligiendo como lugar de destino Haselbury, lugar que junto con Compton Martin, pertenecían al barón, William Fitzwalter. Una vez en dicho lugar, Ulrico mando construir una celda en la parte norte de la iglesia parroquial, donde se encerró y pasó el resto de su vida. En dicha celda, Ulrico llevaba una vida totalmente dedicado a la meditación, oración y mortificándose de tal manera, que su cuerpo quedó reducido a piel y huesos, de tanto ayunar y azotarse, incluso se dice que llevaba una armadura de eslabones de cadena en contacto directo con la piel.


Según un muchacho llamado Osbern, que diariamente servía la Santa Misa, que celebraba Ulrico y que con el tiempo se convirtió en párroco de Haselbury, nos da fe, ya que fue testigo directo de la forma de vida de Ulrico, que era extremadamente austera. Así mismo, nos cuenta que Ulrico a menudo se desvestía por completo y se sumergía en agua fría, mientras recitaba todo el salterio y las postraciones la vincula a las tradiciones del ascetismo celta.


La forma de vida de Ulrico, no tuvo nunca el reconocimiento episcopal, pero recibió la aprobación y el apoyo de los cercanos monjes cluniacenses de Montacute. Pronto la fama de Ulrico, fue creciendo y extendiéndose rápidamente por la región, pues se le atribuían el don de leer corazones, el poder de curar y otras muchas actuaciones milagrosas. La prestigiosa fama de Ulrico, cada día era mayor, pues como se suele decir, corría como la pólvora de boca en boca, por doquier, lo que hizo que cantidad de peregrinos fueran a visitarlo para solicitar su ayuda, tanto espiritual, como de consejo o de curación.


Entre los peregrinos que acudieron a Ulrico, se menciona al rey Enrique I, que junto con su esposa Adela, le pidieron que curara la parálisis que había afectado al caballero Drogo de Munci. Se dice que Ulrico, predijo con dos años de antelación, la muerte del rey Enrique I y aclamó a Esteban como rey, incluso antes de su cuestionado ascenso. Sin embargo, Ulrico prefería el trabajo manual, como la copia y encuadernación de libros o la fabricación de objetos sagrados, para la Iglesia.


Después de casi treinta años, de vida totalmente eremítica, siempre al servicio de Dios y del prójimo, Ulrico murió. Su alma se elevó, al Paraíso Celestial, a la presencia del Sumo Hacedor, el día 20 de febrero del año 1154, en Haselbury, Somersetshire. Su cuerpo recibió cristiana sepultura en la tumba mandada construir por Osbern, en la misma celda, donde había vivido. Dicha celda posteriormente se convirtió en la sacristía de la Iglesia adjunta, sin embargo todo ello se fraguar con la disconformidad de los monjes de Montacute y Forde, los cuales pedían con enorme insistencia su cuerpo.


Entre los años 1185 y 1235, comenzaron a registrarse innumerables milagros, atribuidos a Ulrico, por tal motivo ello su veneración fue inmediata y se extendió rápidamente, siendo especialmente muy venerado en Haselbury. Pronto Haselbury se convirtió en un importantísimo lugar de peregrinación, pues visitaban su tumba para obtener algún prodigio. A finales del año 1633, Giovanni Gerard dice que aún existía su tumba, pero que luego su cuerpo fue trasladado por razones de seguridad a otro lugar, donde presuntamente reposara y cuyo destino aún se desconoce.

La biografía de San Ulrico, es casi contemporánea, escrita por el abad cisterciense Juan de Forde, muy cerca del pueblo de Haselbury, donde se había instalado Ulrico, como ermitaño.


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