miércoles, febrero 19, 2025

Beato Juan Sullivan, Presbítero profeso de la Compañía de Jesús


Beato John (Juan) Sullivan, Presbítero profeso de la Compañía de Jesús

Febrero 19

Nació en Dublín, Irlanda, el 8 de mayo de 1861 y falleció en Dublín, Irlanda, el 19 de febrero de 1933


Beatificado, durante pontificado de S.S. Francisco, por el cardenal Angelo Amato, s.d.b., prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos y legado papal, en la iglesia San Francisco Javier, Dubín, Irlanda, el 13 de mayo de 2017


Infancia y familia

John Sullivan nació en Dublín, Irlanda, el 8 mayo de 1861, hijo de Edward Sullivan, abogado de confesión protestante, y de Elizabeth Bailey, nativa de una familia de propietarios terratenientes, católica. Fue bautizado el de 15 de junio de 1861 en la iglesia protestante de San Jorge y fue educado según las tradiciones religiosas protestantes: la usanza entre las familias con cónyuges de confesión mixta, de hecho, era que las hijas mujeres sean educadas en la fe de a madre, mientras los varones en la del padre.


En su familia, que contaba tabina tres hermanos y una hermana, el clima era agradable y abierto a la toelrancia religiosa. Del padre aprendió un intenso amor  por los estudios; de la madre, a su vez, aprendió una profunda espiritualidad. La familia Sullivan era una familia de buen pasar y, cuando el jefe de familia se convierte en Lord Cancelliere de Irlanda, se convirtieron aún más un una familia renombrada e interesante, por este motivo,  debían dar a sus hijos una educación de calidad.


En las mejores escuelas de Irlanda

En consecuencia, Juan fue desde 1873 alumno de Portora Royal School, siguiendo las huellas de sus hermanos. En instituto era muy famoso en el ámbito protestante: entre  sus alumnos estaban también el escritor Oscar Wilde. Los inicios del joven en la nueva escuela no fueron felices, sobre todo, como declaró en seguido, fueron bañados de lágrimas. Con el tiempo, sin embargo, se metió plenamente en los estudios, pero se puso a llorar otra vez, pero en esta en ocasión era del disgusto, porque terminó el curso de los estudios.


Prosiguió su formación en  el Trinity College de Dublín, estudiando Letras: en 1885 obtiene una medalla de oro por sus excelentes resultados. Por el resto, llevaba una vida no dispar a la de sus colegas: tenía una intensa vida social y amaba vestirse a la moda, tanto que un amigo de familia lo definió como “el hombre mejor vestido de toda Dublín”. En el  mismo periodo, dejo de frecuentar la Iglesia protestante.


Un buen partido par un ánimo inquieto

En abril de 1885, la muerte del padre arrojó a Juan en uno estado de profunda desesperación: le estaba muy a su lado y, para seguir la carrera que el padre le había designado, había pasado a estudiar Derecho. Por su aguda capacidad de juicio, fue elegido para algunas misiones diplomáticas, como  la de indagar sobre la masacre de los armenios en Ardana en el año 1895. Además, los bienes recibidos en herencia del padre lo hacían, junto a su manera elegante, un óptimo partido para las mujeres de la alta sociedad dublinesa de la época.


Aunque, alguna cosa en su ánimo se estaba iniciando a moverse. A sus amigos parecía que no tuviese particulares intereses religiosos, pero tenía de a poco descubrirlo con las «Confesiones» de san Agustín. Sentía tener mucho en común con él, comenzando de su escepticismo inicial, pero también porqué sabía que su madre, come santa Mónica con el hijo, rezaba por su conversión.


Miembro de la Iglesia católica

Gradualmente inició su curiosidad hacia el catolicismo, tanto hasta  de aprovechar su estancia estival en un  albergue de Derry para unirse a las lecciones de catecismo impartida a una señorita, Ester O’ Kiely. A menudo, después, iba a visitar los enfermos y moribundos en los hospicios, para dar alguna palabra de consuelo, junto con pequeños regalos


Así, en el mes de diciembre de 1896, Juan fue recibido en a Iglesia católica. Su madre estaba felicísima, mientras el resto de la familia había quedado desanimado: no solo porque él se había convertido en un hombre católico, sino también porque en su exterior  continuaba en aparecer indiferente a la religión en general. En los años siguientes, yendo a su trabajo de abogado, fue a visitar el hospital los hospicios y conventos, siempre pronto en ayudar a las religiosas que prestaban en esos lugares sus servicios.


De los vestidos elegantes pasó a vestimentas más modestas, en las huellas de Francisco de Asís, otro de sus santos preferidos.


En la Compañía de Jesús

El estupor de amigos y parientes fue aún  más grande cuando Juan comunicó su intención d entrar en la Compañía de Jesús. En 1900, pues, entró en el noviciado del colegio San Estanislao en Tulamore y profesó los primeros votos el 8 de septiembre de 1902.


Prosiguió los estudios filosóficos en el colegio jesuita de Stonyhurst y, en 1904, pasó a la casa de Miltown Park para el curso teológico. No solo era serio en los estudios, sino también de buen humor, tanto que una de sus connovicios, monseñor John Morris, ha declarado: «No fuese sido por su sentido del humorismo, nos habríamos dado cuenta, dado que éramos todos conocedores de que era muy santo».


Sacerdocio y primeros cargos

Fue ordenado sacerdote de 28 de julio de 1907. Como primer cargo, fue asignado  la comunidad del colegio de Clongowes Wood, donde habría transcurrido gran parte de su existencia. Teniendo muchos testimonios, no era un maestro muy capaz, pero era bien querido peor los estudiantes, que a menudo llevaba a hacer caminatas en los alrededores del colegio.


Se con los otros era indulgente, no era así con la su propia persona: comía alimentos ordinarios y vivía en continuo espíritu de penitencia; dormía a menudo por espacio de no más de dos horas por noche, rezaba hasta tarde y se levantaba muy temprano para continuar el quehacer el día siguiente. Sus vestidos estaban gastadas y sus botas rotas; no aceptó nunca de tomar un par nuevo. Transcurría en la capilla todo momento libre y estaba así recogido hasta de olvidarse de la presencia de otras personas.


Vecino de los enfermos  

 Su fama de santidad se extendió a toda o Clongowes y pueblos vecinos: siempre más de lo frecuente se veían carretas automóviles que llevaban a los enfermos para ser bendecidos. Si  alguno no lograba justo a moverse, él iba, a pie o en su bicicleta media rota. Intenso era también  su apostolado en el confesionario, como también aquel a través de las cartas que enviaba a quien le escribía de gran parte de los condados de Irlanda.


No tardó mucho que iniciaran a difundirse voces de curaciones milagrosas obtenidas a través de su oración y su bendición con el Crucifijo de la profesión religiosa, regalo de su madre, que le había sido concedido de tener consigo. Fueron contrastantes también porque en algunos  casos anticipó a algún enfermo que moriría dentro de poco.


Rector en Rathfarnam en años difíciles

En 1919 padre Sullivan es designado rector de Rathfarnham Castle, casa para los escolásticos jesuitas que debían frecuentar la universidad. En años turbulentos para Irlanda, que llevaron a la independencia al País, debió aplacar muchos los ánimos de los estudiantes, algunos de los cuales tenían amigos o parientes envueltos en la guerra civil.


En tanto continuaba en dispensar sus consejos a cuantos, atormentados por los escrúpulos, recurrían a él, que respondía: «Cuando Dios me perdona los pecados, los sepulta bajo una gruesa lápida. Desenterrarlos es un sacrilegio», o bien: «La gente olvida que “Creo en la remisión de los pecados” es un artículo de fe».


De nuevo en Clongowes

Regresó a Clongowes cinco años después, mientras el Estado Libre de Irlanda buscaba de reunir a  los ciudadanos después de la guerra civil. Padre Sullivan estaba convencido más que nunca que el instituto debía formar a la futura clase dirigente de Irlanda: en efecto, muchos ministros de  los gobiernos de los años ’20 fueron sus alumnos.


Retomó la visita a los  enfermos de los alrededores y, de nuevo, se multiplicaron las curaciones y él atribuidas: una de las más célebres respecta a un sobrino de Michael Collins, el primer presidente del Estado Libre de Irlanda, que llevaba su mismo nombre, atacado de parálisis a los tres años y curado después que él hubo rezado por él  e impuesto las manos sobre la pierna paralizada. Otros enfermos no fueron curados en lo físico, pero consolados en los sufrimientos morales causados por las enfermedades.


La muerte

En cuanto al padre Sullivan,  su  salud andaba empeorando siempre más a partir de 1929. El 5 de febrero de 1933 sufrió un agudo dolor de estómago y fue conducido rápidamente al hospital  de St Vincent en Dublino: tenía el intestino con gangrena y fue operado de urgencia.


A a mañana siguiente recibió la Comunión y continuó rezando en voz alta hasta que, hacia el mediodía, la religiosa enfermera que lo cuidaba, madre Tecla, le ordenó: «Pienso que Ud. haya rezado bastante y haya ofrecido sus sufrimientos a Dios; ahora debe reposar». El paciente  consintió pero agregó rápidamente: «Ud., sin embargo, continúe por mí».


En la tarde fue a buscarlo el padre Gorge Roche, rector de Clongowes, que le preguntó un mensaje para los alumnos: «Dios le bendiga y lo proteja», murmuró. Hacia las tres de la  tarde cayó en estado de semi-inconsciencia, para volverse del todo inconsciente hacia las seis. Murió pues serenamente a las 23 horas del 19 de febrero de 1933.


La reacción de los fieles

La noticia de su muerte conmovió a muchos: la camara ardiente estaba continuamente llena de hombres y mujeres de todas las condiciones sociales y estado de vida, que rezaban o buscaban de obtener cualquier  reliquia; hasta los jovenes médicos y los  estudiantes del hospital le cortaron cualquier trozo de cabellos.

La misma escena se repitió al término de sus funerales en la iglesia, abierta al pueblo, del colegio jesuita de Clongowes, cuando muchos se pusieron cola para tocar el  ataúd con   Rosarios, crucifijos u otros objetos  de devoción. Al ver aquella forma de devoción  y afecto, el hermano del difunto, William Sullivan se largó a llorar.


La fama de santidad y el desarrollo del proceso de beatificación 

La fama de santidad del padre Juan Sullivan no fue a menos con el tiempo, tanto que en 1943, dos años después de la impresión de su primera biografía, el superior provincial de los jesuitas irlandeses envió un cuestionario a sus co- hermanos que lo habían conocido, acerca  conocido, sobre la oportunidad de abrir su causa de beatificación: la respuesta fue afirmativa. Al año sucesivo, el postulador general de la Compañía de Jesús, padre Carlos Micinelli, inscribió su nombre en una lista de potenciales candidatos a los altares.


En fin, en  1947, se formó el tribunal eclesiástico para el proceso informativo, cuya primera sesión se desarrolló en la iglesia de San Francisco Javier en Dublín, donde, en el año 1960, fueron trasladados los restos mortales del Siervo de Dios Juan Sullivan.


Las otras etapas del proceso

Después que los documentos de a causa fueron traducidos al italiano, fueron examinados en el año 1969 por la Sagrada Congregación de Ritos - el organismo competente en la época-, mientras en 1972 el nuevo Dicasterio de las Causas de los Santos dio la aprobación a los escritos del Siervo de Dios. En junio de 2002, los resultados de una indagación supletoria, desarrollada aun en la diócesis de  ancora Dublín, fueron enviados a la Santa Sede; la “Positio super virtutibus” fue consignada en el año 2004.


Los consultores teólogos de la Congregación de las Causas de los Santos dieron el parecer positivo acerca del ejercicio de las virtudes heroicas por parte del padre Sullivan, que pudo ser llamado Venerable después de la promulgación del relativo decreto, el 10 de febrero de 2006. 

El milagro  y la beatificación 


Como  potencial  milagro  para obtener su  beatificación  ha sido valorada la curación de Delia Farnham, dublinés, de un tumor al cuello, acecido en  1954. El decreto que lo aprobaba ha sido promulgado el de 26 abril de 2016.


El rito de la beatificación, presidido por el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, come delegado del Santo Padre, ha sido celebrado el 13 de mayo de 2017, la primera en el territorio irlandés.


Aún hoy, la tumba del Beato Juan Sullivan es visitada por muchisimos fieles de gran parte d Irlanda, que van  a visitarlo como ya acontecía cuando estaba en vida. Los jesuitas de la  iglesia de Gardiner Street continúan  llevando a varias localidades la reliquia del crucifijo del padre Sullivan para impartir, como hacía él, la bendición divina.


El milagro aprobado

Varios milagros han sido atribuidos a la intercesión del P. John Sullivan, pero el milagro aprobado se refiere al ocurrido en 1954 cuando la dublinesa Delia Farnham, teniendo un tumor canceroso en su cuello, oró al Siervo de Dios pidiéndole su ayuda para recuperar la salud. El tumor desapareció sin explicación médica alguna.


El 26 de abril de 2016, el Papa Francisco recibió en audiencia al cardenal Angelo Amato, s.d.b., Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y durante la misma autorizó a la Congregación a promulgar el decreto referente a un milagro atribuido a su intercesión.


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