lunes, julio 08, 2013

Santa María Clara, Franciscana Mártir en China

Santa María Clara, italiana, Franciscana Mártir en China
Julio 8 - 9

Mártires de China (†1900)
Entre los muchos mártires de la persecución desencadenada por los «Boxers» de China en 1900, se encuentran siete Franciscanas Misioneras de María, que son las protomártires de su Congregación. Habían llegado el año anterior a la misión de Taiyuanfu y allí mismo, junto con San Gregorio Grassi y compañeros franciscanos, inmolaron sus vidas en testimonio de la fe en Cristo. Todos ellos fueron beatificados por Pío XII en 1946, y canonizados por Juan Pablo II el año 2000. Su fiesta se celebra el 8 de julio.

Santa María Clara
María Clara (Clelia Nanetti) nació el 9 de enero de 1872 en Santa María Magdalena, provincia de Rovigo (Italia). Sus padres la reciben con alegría; en esta hija todo será rápido, precoz, ardiente. Querida, amada por todos en su casa y en su pueblo, de naturaleza impulsiva, exuberante, rica; inteligente y alegre, asimila todo muy rápidamente: en la escuela, sus maestras tratan de disciplinarla. Al terminar la escuela elemental, se dedica a las tareas del hogar. Es encantadora y el mundo la espera, pero Clelia se siente atraída hacia lo religioso. ¿Será el primer indicio de su vocación religiosa? Sus padres la obligan a ir a un baile, pero en su corazón la elección está hecha. Bernabé, su hermano franciscano, le ayuda en el camino de su entrega a Dios. A los 18 años pide a sus padres ser religiosa, pero éstos piensan que es el idealismo de tantas jóvenes de esa edad. Clelia sabe lo que quiere, y comienza la lucha. Toma conciencia de los sufrimientos, la amargura, los odios, la desesperación... toda la miseria del mundo, y se despierta en ella el deseo de entregarse, de servir, de vivir y anunciar el Evangelio.

A través de su hermano conoce el Instituto de las Franciscanas Misioneras de María, y el horizonte de las misiones se abre ante ella. Su fuerte personalidad la impulsa a una firme decisión, y el 24 de enero de 1892 entra al prenoviciado; en abril del mismo año comienza el noviciado y recibe el nombre de María Clara. Así será su vida, su entrega: naturaleza franca, transparente, ardiente, Clara personifica la misionera alegre, generosa, olvidada de sí, tal vez muchas veces demasiado rápida, pero siempre pronta al sacrificio por los demás.

En China, a la propuesta del obispo de alejarse del lugar del peligro, Clara, exclama: «¿Huir, monseñor? ¡Oh, no! Vinimos para dar nuestra vida por Dios, si fuese necesario».

Sin embargo, como el peligro amenaza también a las huérfanas, monseñor hace preparar dos carros que las llevarán a un pueblo cristiano, y Clara debe acompañar al grupo. Pero, la puerta ya está bloqueada y deben volver... Su deber cumplido, la misionera regresa contenta...

En el combate final, dicen que fue Clara la primera en recibir el golpe mortal... tal vez su elevada estatura llamaba la atención... tal vez porque lo que veía como voluntad de Dios lo hacía siempre rápidamente... Su última palabra fue, sin duda, la que constantemente repetía: «¡Siempre adelante!»

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