Santa María Adolfina, Franciscana Mártir en China
Julio 8 - 9
Mártires de China (†1900)
Entre los muchos mártires de la persecución desencadenada por los «Boxers»
de China en 1900, se encuentran siete Franciscanas Misioneras de María, que son
las protomártires de su Congregación. Habían llegado el año anterior a la misión
de Taiyuanfu y allí mismo, junto con San Gregorio Grassi y compañeros
franciscanos, inmolaron sus vidas en testimonio de la fe en Cristo. Todos ellos
fueron beatificados por Pío XII en 1946, y canonizados por Juan Pablo II el año
2000. Su fiesta se celebra el 8 de julio.
Santa María Adolfina
María Adolfina (Anne Dierkx) nació el 8 de marzo de 1866
en Ossendrecht (Holanda). Hija de un hogar pobre, pierde pronto a su madre, y
los seis huerfanitos son recogidos por los vecinos. Anne pasa a vivir con un
matrimonio de obreros, más ricos de caridad que de dinero. En la escuela, atenta
al estudio, piadosa en la oración, es la primera en el juego, alegre y
comunicativa.
Al terminar la escuela primaria, comprende que debe ayudar a su familia
adoptiva y se emplea como obrera en la fábrica del pueblo, como empaquetadora de
café. Más tarde, pasa a servir en una familia con más posibilidades, y luego, va
a la ciudad de Amberes para hacer el mismo trabajo. La joven va madurando su
personalidad y su fe: comprende que la alegría verdadera viene de un manantial
que no se seca, y que este gozo se obtiene solamente al precio del sufrimiento.
Comienza a entrever que un AMOR enorme la llama, y su corazón encuentra paz en
el deseo de servir a una fraternidad sin fronteras.
En 1893 entra al noviciado de las Franciscanas Misioneras de María de
Holanda, en Amberes. A la pregunta: «¿Cuál es la razón de su deseo de ser
religiosa?», responde: «El deseo de sufrir por Nuestro Señor».
Como la mujer fuerte de la Escritura, María Adolfina se entrega sin quejas
inútiles a los trabajos más humildes y duros. Derramar su sangre por la fe...
Adolfina no se cree digna de ello, pero ¡parte hacia China! «María Adolfina es
una hermana a quien se le puede pedir todo», dice su superiora, María Herminia.
La propia Adolfina escribe: «Ojalá Jesús me dé la gracia de atraer a su amor a
mis ayudantes chinas, pero para ello es necesario que cumpla mi misión como
verdadera víctima, entregada totalmente a Dios y a las almas». Y Dios escuchó su
deseo. María Adolfina no faltó a la cita con el testimonio de la entrega total
de su vida por la fe en Jesús.
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[Texto tomado de la página web oficial de las Franciscanas Misioneras de
María: http://www.fmm.org/esp/cap2.Mart-esp.htm]
Fuente: franciscanos.org
Fuente: franciscanos.org
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