jueves, agosto 29, 2013

Nuestra Señora de las Lágrimas, Patrona de Siracusa (Sicilia)

Nuestra Señora de las Lágrimas, Patrona de Siracusa (Sicilia)
Agosto 29
 
Esta advocación no alude a una aparición de la Virgen, sino a un fenómeno prodigioso que tuvo lugar el 29 de agosto de 1953 en la casa de un obrero en Siracusa (Sicilia). Durante cuatro días un cuadro de yeso con la imagen del Corazón Inmaculado de María derramó lágrimas humanas tal y como pudo constatar una comisión de médicos.
 
HISTORIA:
Antonia Giusto y su marido Angelo Iannuso se casaron y fueron a vivir a Siracusa provisoriamente con su madre y su hermano. Ellos eran muy pobres. Uno de los regalos de boda fue un cuadro de yeso con la imagen del Corazón Inmaculado de María. Para cuando Antonina descubrió que estaba embarazada, parte de sus cambios físicos incluyeron toxemia que de vez en cuando le producía ceguera momentánea. Los doctores afirmaban que esto se debía al embarazo dificultoso y la aconsejaban de meterse en cama y no salir de allí. Antonia encontró un refugio en la plegaria, y su marido se le burlaba al respecto.

El 29 de agosto de 1953 ella empezó con retortijones espantosos que duraron mucho más de lo esperable. La gente que estaba con ella la urgía a que buscara a su marido y al doctor. De pronto la paciente se calmó. Antonia sufrió un ataque que la dejó ciega. Alrededor de las 8:30 su vista estaba normal nuevamente. En ese momento del día 29 de agosto y hasta el 1º de septiembre de 1953, el cuadro de yeso, que representaba el Corazón Inmaculado de María, a la cabecera de la cama en la casa de Angelo y Antonia, lloró lágrimas humanas.

Antonia cuenta que: “Abrí mis ojos y miré a la imagen de la Santísima Virgen por arriba del cabezal de la cama. Para mi gran sorpresa la imagen estaba llorando. Llamé a mi cuñada Grazia y a mi tía Antonina Sgarlata que vino a mi lado señalando las lágrimas. Al principio creyeron que se trataba de una alucinación debida a mi enfermedad pero cuando yo insistí y ellas se acercaron a esa placa pudieron ver claramente que había lágrimas reales cayendo de los ojos de la Madonna, y que algunas lágrimas caían primero por sus mejillas y luego directamente a la cama. Aterrorizadas llamaron a los vecinos, y ellos confirmaron el fenómeno..."

Todos los miembros de la familia fueron llamados y todos pudieron constatar el milagro. Antonia se quedó mirando a nuestra Madre Celestial por varias horas atestiguando el milagro, mientras que limpiaba las lágrimas que iban cayendo sin cesar. Primero fueron contenidas las lágrimas con un pañuelo y luego con algodón. La “Madonna“ lloró durante 4 días, desde el 29 de agosto al 1º de septiembre y atrajo a miles de peregrinos a Siracusa.
 
LA INVESTIGACIÓN:
El domingo 30 de agosto, el 2º día de las lágrimas. Nicola Guarino, un cameraman de Siracusa, con su cámara documentó en 300 cuadros o fotogramas la Lacrimación. En esas imágenes se puede ver la forma y el fluir de las lágrimas. El ojo humano se podría dejar sugestionar, pero el objetivo de la cámara retrata lo que ocurre con objetividad. Siracusa es uno de los pocos eventos en que las lágrimas están documentadas.
El 1º de septiembre se reunía un grupo de distinguidos clérigos, cuatro hombres de ciencia y tres testigos de gran reputación, para así formar una comisión investigadora en nombre del Arzobispado. La comisión se reunió en la casa de los Iannuso a la mañana con el fin de estudiar el fenómeno y sacar una muestra de las lágrimas para ser analizadas. Después de haber tomado el líquido que surgía de los ojos de la imagen, se hizo un análisis microscópico.
 
La respuesta de la ciencia fue: "las lágrimas son humanas". Ell cura párroco dio fe que los doctores juraron por la Biblia en cuanto a la veracidad de lo analizado. Tras el estudio científico de la imagen dejó de llorar. Fue el cuarto día.
 
LOS MILAGROS Y RECONOCIMIENTOS:
Los pedazos de algodón que habían enjugado las lágrimas de la Madonna que llora fueron enviados a varios lugares alrededor del mundo, y en muchos se produjeron varios milagros. Uno de ellos fue en España. La primera persona en experimentar un milagro fue la propia Antonina Iannuso, se recuperó totalmente de una severa toxemia y más adelante en el tiempo dió a luz a un muy saludable hijo, el 25 de diciembre de 1953.

El fenómeno fue declarado auténtico el 12 de diciembre del mismo año, por los obispos de Sicilia reunidos en conferencia episcopal. La Virgen de las Lágrimas fue aprobada por el Papa Pío XII el 17 de octubre de 1954.

1994: El Papa Juan Pablo II consagró el santuario. Recordó el “milagro de las lágrimas" ocurrido have 40 años (1953). El Papa Juan Pablo II la invocó para pedirle protección para “quienes tienen más necesidad de perdón y reconciliación” y para que lleve “concordia a las familias y paz entre los pueblos”.  El Papa añadió: “A ti, dulce Virgen de las Lágrimas, presentamos a la Iglesia y al mundo entero. Enjuga las lágrimas que el odio y la violencia provocan en muchas regiones de la Tierra, especialmente en el Medio Oriente y en el Continente africano”

En el año 2003, Un enviado especial de Juan Pablo II concluyó las celebraciones del Año Mariano de Siracusa en el Santuario de la Virgen de las Lágrimas, 50 años después del milagro.
 
EL SANTUARIO:
En Siracusa se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de las Lágrimas, un signo de profunda devoción y fe, erigido en memoria del milagroso acontecimiento de 1953, en una humilde casa donde vertió lagrimas una efigie de yeso de la Virgen María, colocada en la cabecera dos cónyuges de Siracusa.

El Santuario es un edificio impresionante en su enorme estructura de hormigón armado. La superficie total es de 4.700 metros cuadrados, con una capacidad para alrededor de 11.000 personas. En el santuario está conservado el relicario, que contiene algunos valiosos recuerdos de la lacrimación prodigiosa. En el tercer piso, custodiada por cuatro ángeles, está la urna de cristal que conserva los vidrios que sirvieron para el análisis microscópico. En ella se conservan, ahora cristalizadas, las lágrimas.

El santuario fue consagrado con motivo de su visita a Siracusa (noviembre de 1994), por el Santo Padre: Juan Pablo II.
 
LAS LÁGRIMAS DE LA VIRGEN TESTIMONIAN SU PRESENCIA:
Extracto de la Catequesis de Juan Pablo II sobre Nuestra Señora de las Lágrimas:
“Conocemos algunas lágrimas de María por las apariciones con las que ella de vez en cuando acompaña a la Iglesia en su peregrinación por los caminos del mundo. María llora en La Salette, a mediados del siglo pasado, antes de las apariciones de Lourdes, en un período durante el cual el cristianismo en Francia afronta una creciente hostilidad.

Llora también aquí, en Siracusa, al término de la II guerra mundial. Se puede comprender dicho llanto precisamente en el marco de esos hechos trágicos: la inmensa hecatombe causada por el conflicto; el exterminio de los hijos e hijas de Israel; y la amenaza para Europa que proviene del este, constituida por el comunismo declaradamente ateo.

También en ese período llora la imagen de la Virgen de Czestochowa, en Lublín: éste es un hecho poco conocido fuera de Polonia. Por el contrario se difundió ampliamente la noticia del acontecimiento de Siracusa, y fueron numerosos los peregrinos que vinieron aquí.

Las lágrimas de la Virgen pertenecen al orden de los signos; testimonian la presencia de la Madre Iglesia en el mundo. Una madre llora cuando ve a sus hijos amenazados por algún mal, espiritual o físico. María llora participando en el llanto de Cristo por Jerusalén, junto al sepulcro de Lázaro y, por último, en el camino de la cruz. Hoy, aquí en Siracusa, puedo dedicar el santuario de la Virgen de las Lágrimas.

Son lágrimas de oración: oración de la Madre que da fuerza a toda oración y se eleva suplicante también por cuantos no rezan, porque están distraídos por un sin fin de otros intereses, o porque están cerrados obstinadamente a la llamada de Dios. Son lágrimas de esperanza, que ablandan la dureza de los corazones y los abren al encuentro con Cristo redentor, fuente de luz y paz para las personas, las familias y toda la sociedad.

Alcánzanos a todos lágrimas de arrepentimiento y vida nueva, que abran los corazones al don regenerador del amor de Dios. Alcánzanos a todos lágrimas de alegría, después de haber visto la profunda ternura de tu corazón”.
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