Beata Emilia Tavernier Gamelin, Viuda y Fundadora
Septiembre 23
Fundadora de la Congregación de Hermanas de la Providencia
Martirologio Romano:En Montreal, en la provincia de Quebec, en Canadá, beata María Emilia Tavernier, religiosa, que, al perder el marido y los hijos, se entregó a cuidar a los necesitados, fundando la Congregación de las Hermanas de la Providencia, en favor de los huérfanos, ancianos y débiles mentales (1851).
Fundadora de la Congregación de Hermanas de la Providencia
Martirologio Romano:En Montreal, en la provincia de Quebec, en Canadá, beata María Emilia Tavernier, religiosa, que, al perder el marido y los hijos, se entregó a cuidar a los necesitados, fundando la Congregación de las Hermanas de la Providencia, en favor de los huérfanos, ancianos y débiles mentales (1851).
Etimología: Emilia = amable,
viene del griego
Émilie Tavernier nació en
Montreal, Canadá, el 19 de febrero de 1800, de padres humildes pero virtuosos y
trabajadores. Ella es la última de quince hijos nacidos del matrimonio
Tavernier-Maurice; sus padres fallecieron cuando ella era una niña, pero dejaron
a sus hijos una educación cristiana marcada por la presencia de la Providencia
en sus vidas.
A la edad de 4 años, Emilia fue
confiada a una tía paterna, que reconoció en la niña una sensible inclinación
para con los pobres y desdichados.
A los 18 años, parte para ayudar
desinteresadamente a su hermano que ha quedado viudo. Lo único que solicita es
tener siempre una mesa para servir comida a los mendigos que se presentan; mesa
que ella nombra con cariño: «La Mesa del Rey».
En 1823, contrae enlace con
Jean-Baptiste Gamelin, un profesional en el cultivo de manzanas. En él, ella
encuentra a un amigo de los pobres que comparte sus mismas aspiraciones. De esta
unión nacen tres hijos, pero muy pronto la tristeza invade este hogar con el
fallecimiento de los hijos a quienes ella se había dedicado con amor y
abnegación. También fallece su esposo, con quien ha vivido años felices y de
fidelidad en el compromiso matrimonial.
Emilia, en medio de todas estas
pruebas no se repliega sobre sus sufrimientos, sino que encuentra en la Virgen
de los Dolores al modelo que orientará toda su vida.
Su oración y su contemplación de
la Virgen al pie de la cruz abren su corazón a una caridad compasiva por todas
las personas que sufren. ¡Desde hoy en adelante, ellas serán su esposo y sus
hijos!
Un pobre deficiente mental y su
anciana madre son los primeros de una larga lista de pobres, que se benefician,
no solamente con los recursos que le dejara su esposo, sino además con su
tiempo, su dedicación, su bienestar, sus diversiones y hasta su salud. Su propia
casa llega a ser la casa de todos ellos y multiplica los refugios para
albergarlos. Personas ancianas, huérfanos, presos, inmigrantes, desempleados,
sordomudos, jóvenes o parejas con dificultades, impedidos físicos y enfermos
mentales, todos conocen bien su casa, a la que dan espontáneamente el nombre de
«Casa de la Providencia», porque ella misma es una «verdadera
providencia».
Emilia es bien recibida tanto en
los hogares como en la cárcel, entre los enfermos y entre los que están bien,
porque lleva consuelo y asistencia. Ella es verdaderamente el Evangelio en
acción: «Lo que haces al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo
haces».
Familiares y amigas se reúnen
alrededor de ella para ayudarle; mientras que otros no logran entender semejante
dedicación y al ver que se abre otro refugio comentan: «Madame Gamelin no tenía
suficientes locas ¡Tuvo que buscarse otras!».
Durante quince años multiplicará
sus gestos heroicos de dedicación, bajo la mirada de reconocimiento y aprobación
del obispo Jean-Jacques Lartigue, en un principio y luego de Mons. Ignace
Bourget, el segundo obispo de Montréal, quien piensa que una vida tan preciosa
para sus feligreses no puede desaparecer sin que alguien tome el
relevo.
En una estadía en París, en
1841, Mons. Bourget solicita el envío de Hijas de San Vicente de Paul para la
atención de la obra de la Señora Gamelin, con el fin de establecer las bases
para una comunidad religiosa. Al recibir una respuesta afirmativa, have
construir una casa nueva para acogerlas en Montreal. Pero a última hora, las
religiosas cambian de parecer. La Providencia tiene otros
planes.
¡La obra de Madame Gamelin
sobrevive a todo esto!
El obispo Bourget busca
candidatas en su propia diócesis; ellas serán confiadas a Madame Gamelin quien
las formará para la obra de caridad compasiva que ella realiza con tanta
dedicación, y para la misión Providencia que proclama con actos que hablan aún
más fuerte que las palabras.
Las Hermanas de la Providencia
nacen, a partir de la Casa de la Providencia, en la Iglesia de Montreal. Emilia
Tavernier-Gamelin se unirá a las primeras religiosas, primero como novicia y
luego como su madre y su fundadora. La primera profesión religiosa se celebra el
29 de marzo de 1844.
Las necesidades de los pobres,
de los enfermos, de los inmigrantes, etc. no dejan de aumentar en esta ciudad,
en esta sociedad en vías de desarrollo.
La Comunidad naciente conoce
horas sombrías, cuando las hermanas disminuyen en número, debido a las epidemias
mortales. Cuando el obispo Bourget duda de la buena voluntad de la superiora,
influenciado por una religiosa muy negativa, la fundadora se mantiene de pie
junto a la cruz, siguiendo el ejemplo de la Virgen de Dolores, su modelo a
partir de las tristes horas de sus duelos. El mismo obispo Bourget reconocerá su
grandeza de alma y su generosidad que llega al heroísmo.
La nueva comunidad crece para
responder a las necesidades del momento: las Hermanas de la Providencia se
multiplican, son 50 en 1851, cuando have solamente ocho años que ha nacido la
comunidad y la fundadora misma fallece, siendo una víctima más de la epidemia de
cólera. Sus hijas recibieron el último testamento de labios de su madre:
humildad, simplicidad, caridad, sobretodo caridad.
A partir de estos humildes
comienzos, son 6147 las jóvenes que se han comprometido para seguir el ejemplo
de Emilia Tavernier Gamelin. Hoy las encontramos en Canadá, Estados Unidos,
Chile, Argentina, Haití, Camerún, Egipto, Filipinas y
Salvador.
El 23 de diciembre de 1993, el
Papa Juan Pablo II promulgó las virtudes heroicas de Emilia Tavernier
Gamelin.
Después, al reconocer
oficialmente, el 18 de septiembre de 2000, un milagro atribuido a su
intercesión, el Soberano Pontífice proclama su beatificación para el 7 de
octubre de 2001 y la propone al pueblo de Dios como modelo de santidad, por su
vida dedicada totalmente al servicio de sus hermanos y hermanas más desprovistos
de la sociedad. Se ha establecido el 23 de septiembre como fecha de su fiesta
litúrgica, día del aniversario de su fallecimiento en 1851.
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Fuente: Vatican.va
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