Santos Zacarías e Isabel, Padres
de Juan el Bautista
Septiembre
23
Padres de Juan el
Bautista
Martirologio Romano: Conmemoración de los santos Zacarías e Isabel, padres de san Juan Bautista, Precursor del Señor. Isabel, al recibir a su pariente María en su casa, llena de Espíritu Santo saludó a la Madre del Señor como bendita entre todas las mujeres, y Zacarías, sacerdote lleno de espíritu profético, ante el hijo nacido alabó a Dios redentor y predicó la próxima aparición de Cristo, Sol de Oriente, que procede de lo Alto.
La alabanza más sintética,
autorizada y profunda que se ha dicho de este matrimonio es que "ambos eran
justos ante Dios". Fue nada menos que el evangelista san Lucas quien la
hizo.
Se sabe que él era sacerdote del
templo de Jerusalén y que su esposa Isabel era pariente —puede ser que prima— de
la Virgen María. Se sabe, también por el testimonio evangélico y por sus propias
palabras, que eran ya mayores y que no habían logrado tener descendencia por más
deseada que fuera.
Un día, cumple Zacarías el
oficio sacerdotal y, mientras ofrece el incienso, ve un ángel —se llama Gabriel—
que le dice: "Tu oración ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un
hijo al que pondrás por nombre Juan".
Aunque Zacarías es un hombre
piadoso y de fe, no da crédito a lo que está pasando. Cierto que los milagros
son posibles y que Dios es el Todopoderoso, cierto que se cuenta en la historia
un repertorio extenso de intervenciones divinas, cierto que conoce obras
portentosas del Dios de Israel, pero que "esto" de tener el hijo tan deseado le
pueda pasar a él y que su buena esposa "ahora" que es anciana pueda concebir un
hijo... en estas circunstancias... vamos que no se lo cree del todo por más que
a un ángel no se le vea todos los días.
El castigo por la debilidad de
su fe será la mudez hasta que lo prometido de parte de Dios se cumpla. Cuando
nace Juan —el futuro Bautista— Zacarías recupera el habla, bendice a Dios y
entona un canto de júbilo, profetizando. También Isabel prorrumpió en una
exclamación sublime —que repetimos al rezar cada Avemaría— cuando estaba encinta
y fue visitada por la Virgen: "Bendita tú entre todas las mujeres, y bendito el
fruto de tu vientre". Añadiendo: "¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las
cosas que le fueron dichas de parte de Dios!".
Con Zacarías e Isabel la fe es
aclamada con exultación y reconocida en su inseparable
oscuridad.
En algunos santorales su
celebración está marcada para el 23 de septiembre, en otros el 5 de noviembre.
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Fuente: Archidiócesis de
Madrid
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