martes, noviembre 26, 2013

San Silvestre Guzzolini, Abad

San Silvestre Guzzolini, Abad
Noviembre 26

Martirologio Romano: Junto a Fabriano, en el Piceno, de Italia, san Silvestre Gozzolini, abad, que habiendo calado hasta el fondo la vanidad de todas las cosas del mundo, a la vista de la sepultura abierta de un amigo, fallecido poco antes, se fue al eremo, cambiando varias veces de sitio para permanecer más oculto a los hombres, y por fin, en el desierto, junto al monte Fano, trazó las bases de la Congregación de los Silvestrinos, bajo la Regla de san Benito. (c.1177 - 1267).

Nació Silvestre en 1177 en Ósimo (Italia), en la noble familia del perito en Derecho civil Gislerio Guzzolini y Bianca Ghisleri.

Tenía 20 años de edad cuando fue enviado a la Universidad de Bolonia a estudiar Derecho, pues la pretensión del padre era que su hijo fuese como él, un exitoso abogado; sin embargo, Silvestre maduró en el diálogo con Dios el llamado al estado religioso, de tal manera que también cursó la Teología en la Universidad de Padua, distinguiéndose entre los estudiantes por no seguir los vicios de la edad ni dejarse envolver por discursos peligrosos y deshonestos.

Aunque regresó a la casa paterna graduado en ambas disciplinas, encontró en su padre el mayor obstáculo para llevar a efecto su deseo de consagrarse a Dios, e incluso su padre ya no le dirigió la palabra y le desheredó.

Esto no desanimó a Silvestre quien, apoyado por su madre y por el obispo de Ósimo para su manutención, ingresó en la comunidad religiosa de los Canónigos Regulares de la Catedral.

Ordenado sacerdote en 1217, Silvestre ardía de celo por el Señor, encontrando fuerza en la oración y la meditación de la Palabra de Dios. Predicaba con fe y era radical en la observancia del santo Evangelio, por ello era muy querido por el pueblo de Dios.

En 1227, al atender un funeral de un noble que fue sepultado en la fosa común, tomó mayor conciencia de las vanidades de este mundo. Dejando todo lo que tenía para estar sólo con Dios, se retiró a la soledad de Grottafucile, en los Apeninos de Las Marcas, donde comenzó a llevar una vida eremítica.

Pero, como suele suceder a los santos eremitas, al poco tiempo se le comenzaron a unir discípulos que querían imitar su vida y ser guiados por él. De tal modo que en 1230 trasladó la ya numerosa comunidad a Monte Fano, cerca de Fabriano, y adoptó para ella la regla de San Benito.

La fundación de los "Benedictinos Silvestrinos", como se conocen, fue aprobada por el Papa Inocencio IV en 1247, continuándose las fundaciones que, al morir el santo, sumaban ya doce casas cuyos monjes se distinguían por su pobreza, abstinencia y riguroso ayuno, unidos a la predicación en los alrededores y la escucha de confesiones.

Célebre en santidad, murió Silvestre nonagenario el año 1267.

Canonizado por Clemente VIII (1598), le conmemoramos el 26 de noviembre.
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"Silvestre, alma contemplativa y deseosa de coherencia evangélica, se hizo ermitaño practicando una ascesis rigurosa y madurando una profunda y vigorosa espiritualidad. Para sus discípulos eligió la Regla de san Benito, pues quería formar una comunidad dedicada a la contemplación que, a pesar de ello, no descuidara la realidad social de su entorno. En efecto, él mismo unía al recogimiento el ministerio de una estimada paternidad espiritual y el anuncio del Evangelio a las poblaciones de la región", expresó el Papa Juan Pablo II sobre este santo abad y fundador de los Benedictinos Silvestrinos.
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