martes, septiembre 30, 2025

Evangelio Septiembre 30, 2025

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Martes 26 del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 9,51-56): Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo.


«Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén»

Rev. D. Félix LÓPEZ SHM - (Alcalá de Henares, España)


Hoy, el Evangelio nos ofrece dos puntos principales para la reflexión personal. En primer lugar, nos dice que «cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén» (Lc 9,51). El verbo que usa san Lucas significa “completar”, “consumar”; Jesús lleva a plenitud el tiempo marcado por el Padre para completar su misión salvífica mediante la crucifixión, muerte y resurrección. Después va a ser glorificado, “llevado al cielo”. Ante esta perspectiva, Jesucristo «tomó la decisión de subir a Jerusalén», es decir la firme decisión de amar al Padre realizando su voluntad redentora. Jesús muere en la cruz diciendo: «Todo está cumplido» (Jn 19,30). El Señor ha vivido para cumplir la voluntad del Padre, y ha mantenido esa actitud de fidelidad hasta la muerte. 

Así debemos vivir también nosotros aunque experimentemos en el camino hacia Dios la oposición o el rechazo, el desprecio o la marginación por ser fieles al Señor. Dice el Papa Francisco: «El verdadero progreso de la vida espiritual no consiste en multiplicar los éxtasis, sino en ser capaces de perseverar en los tiempos difíciles: camina, camina, camina; si estás cansado detente un poco y luego vuelve a caminar, con perseverancia». 

En segundo lugar, ante el rechazo de los samaritanos, Santiago y Juan quieren hacer descender fuego del cielo (cf. Lc 9,54). El Señor les reprende por su celo indiscreto. Debemos recordar la paciencia que Dios tiene con nosotros, y ser pacientes con nuestros hermanos en su camino hacia Dios, aunque no respondan inmediatamente a su gracia. Dios quiere que todos los hombres se salven y ha entregado a su Hijo único en la cruz por todos. Dios agota todas las posibilidades de acercarse a cada hombre, y espera con paciencia divina el momento en el que cada corazón se abre a su Misericordia.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «En nuestro tiempo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad» (San Juan XXIII)
  • «¡Cómo deseo que los años por venir estén impregnados de misericordia para poder ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios!» (Francisco)
  • «(…) Toda la Iglesia es apostólica en cuanto que ella es “enviada” al mundo entero; todos los miembros de la Iglesia, aunque de diferentes maneras, tienen parte en este envío (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 863)

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Fuente: https://evangeli.net

Santoral Septiembre 30




-Beata María Meckert, Virgen

-Beato Conrado de Urach, Cardenal y Obispo

-Beato Federico Albert, Presbítero y Fundador

-Beato Guillermo, Abad


-Nuestra Señora de El Parral


-San Acisclo, Mártir

-San Amado, Obispo

-San Amberto, Abad

-San Antonino de Meaux, Mártir

-San Antonio, Ermitaño

-San Cogan, Abad

-San Crónides, Ermitaño

-San Dionisio, Mártir

-San Francisco de Borja, Presbítero Jesuita

-San Gregorio el Iluminador de Armenia, Obispo

-San Guntario, Abad

-San Honorio de Canterbury, Obispo

-San Ismidón, Obispo

-San Ismier, Obispo

-San Jerónimo, Presbítero, Monje y Doctor de la Iglesia

-San Lauro, Abad

-San Leodemio, Obispo

-San Leopardo, Mártir

-San Miguel, Obispo

-San Simón de Crépy, Monje

-San Urso u Oso, Mártir

-San Víctor, Mártir

-San Viturniano, Eremita


-Santa Catalina Ni-Yi, Madre y Mártir

-Santa Eusebia, Virgen

-Santa Magdalena Cho, Mártir

-Santa Paula, Virgen

-Santa Sofía, Madre y Mártir

-Santas Fe, Esperanza y Caridad, Mártires, Hijas de Sofía

-Santa Vitoria, Mártir



lunes, septiembre 29, 2025

Evangelio Septiembre 29, 2025

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29 de septiembre: Los santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

Texto del Evangelio (Jn 1,47-51): En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?». Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».


«Veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre»

Cardenal Jorge MEJÍA Archivista y Bibliotecario de la S.R.I. - (Città del Vaticano, Vaticano)


Hoy, en la fiesta de los Santos Arcángeles, Jesús manifiesta a sus Apóstoles y a todos la presencia de sus ángeles y la relación que con Él tienen. Los ángeles están en la gloria celestial, donde alaban perennemente al Hijo del hombre, que es el Hijo de Dios. Lo rodean y están a su servicio.

«Subir y bajar» nos recuerda el episodio del sueño del Patriarca Jacob, quien dormido sobre una piedra durante su viaje a la tierra de origen de su familia (Mesopotamia), ve a los ángeles que “bajan y suben” por una misteriosa escalera que une el cielo y la tierra, mientras Dios mismo está de pié junto a él y le comunica su mensaje. Notemos la relación entre la comunicación divina y la presencia activa de los ángeles. 

Así, Gabriel, Miguel y Rafael aparecen en la Biblia como presentes en las vicisitudes terrenas y llevando a los hombres —como nos dice san Gregorio el Grande— las comunicaciones, mediante su presencia y sus mismas acciones, que cambian decisivamente nuestras vidas. Se llaman, precisamente, “arcángeles”, es decir, príncipes de los ángeles, porque son enviados para las más grandes misiones. 

Gabriel fue enviado para anunciar a María Santísima la concepción virginal del Hijo de Dios, que es el principio de nuestra redención (cf. Lc 1). Miguel lucha contra los ángeles rebeldes y los expulsa del cielo (cf. Ap 12). Nos anuncia, así, el misterio de la justicia divina, que también se ejerció en sus ángeles cuando se rebelaron, y nos da la seguridad de su victoria y la nuestra sobre el mal. Rafael acompaña a Tobías “junior”, lo defiende y lo aconseja y cura finalmente al padre Tobit (cf. Tob). Por esta vía, nos anuncia la presencia de los ángeles junto a cada uno de nosotros: el ángel que llamamos de la Guarda. 

Aprendamos de esta celebración de los arcángeles que “suben y bajan” sobre el Hijo del hombre, que sirven a Dios, pero le sirven en beneficio nuestro. Dan gloria a la Trinidad Santísima, y lo hacen también sirviéndonos a nosotros. Y, en consecuencia, veamos qué devoción les debemos y cuánta gratitud al Padre que los envía para nuestro bien.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Cuando el hombre llega a ser verdaderamente espiritual y transformado por el amor divino que le purifica, recibe la unión y la amorosa iluminación de Dios con una suavidad semejante a la de los ángeles» (San Juan de la Cruz)
  • «La lucha es una realidad diaria en la vida cristiana: en nuestro corazón, en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestras iglesias... ¡Si no se lucha, seremos derrotados! Afortunadamente, el Señor dio esa tarea principalmente a los ángeles: luchar y vencer» (Francisco)
  • «Desde la creación, donde los ángeles son llamados ‘hijos de Dios’ y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización: (…) conducen el pueblo de Dios, anuncian nacimientos y vocaciones, asisten a los profetas (…). Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el de Jesús (cf Lc 1,11.26)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 332)

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Fuente: https://evangeli.net

Santoral Septiembre 29



-Beato Juan de Dukla, Fraile Franciscano

-Beato Juan de Montmirail, Monje Cisterciense

-Beato Nicolás de Forca Palena, Presbítero y Monje

-Beato Luis Monza, Fundador de las Pequeñas Apóstoles de la Caridad


-Cristo y advocaciones marianas

-El Cristo de Rivas

-Santísimo Cristo de Urda

-Nuestra Señora del Camino


-San Adelrico, Presbítero

-San Alarico de Ufnau, Monje y Ermitaño

-San Ambuto, Mártir

-San Ansberto, Abad

-San Campio, Mártir

-San Casdoa, Mártir

-San Ciriaco, Anacoreta

-San Crimoaldo, Confesor

-San Dadas, Mártir

-San Dodas, Mártir

-San Eutiquio, Mártir

-San Fraterno, Obispo y Mártir

-San Gabdelas, Mártir

-San Gabriel, Arcángel

-San García, Abad

-San Ginés, Mártir

-San Grimoaldo, Presbítero

-San Juan de Gante, Ermitaño

-San Ludwino, Obispo

-San Marcelo el Centurión, Mártir

-San Mauricio, Abad

-San Miguel, Arcángel

-San Plauto, Mártir

-San Quiriaco, Anacoreta

-San Rafael, Arcángel

-San Renato, Médico y Mártir

-San Sabino, Mártir

-San Tracio, Mártir


-Santa Gaiana, Virgen y Mártir

-Santa Gudelia, Mártir

-Santa Heraclea, Mártir

-Santa Nona, Mártir

-Santa Nonia, Mártir

-Santa Ripsima, Virgen y Mártir

-Santa Teódota, Mártir



domingo, septiembre 28, 2025

Evangelio Septiembre 28, 2025

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Domingo 26 (C) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 16,19-31): En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico, pero nadie se lo daba. Hasta los perros venían y le lamían las llagas. 


»Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: ‘Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama’. Pero Abraham le dijo: ‘Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros’.


»Replicó: ‘Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento’. Díjole Abraham: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan’. Él dijo: ‘No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán’. Le contestó: ‘Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite’».


«Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males»

Rev. D. Valentí ALONSO i Roig - (Barcelona, España)


Hoy, Jesús nos encara con la injusticia social que nace de las desigualdades entre ricos y pobres. Como si se tratara de una de las imágenes angustiosas que estamos acostumbrados a ver en la televisión, el relato de Lázaro nos conmueve, consigue el efecto sensacionalista para mover los sentimientos: «Hasta los perros venían y le lamían las llagas» (Lc 16,21). La diferencia está clara: el rico llevaba vestidos de púrpura; el pobre tenía por vestido las llagas.

La situación de igualdad llega enseguida: murieron los dos. Pero, a la vez, la diferencia se acentúa: uno llegó al lado de Abraham; al otro, tan sólo lo sepultaron. Si no hubiésemos escuchado nunca esta historia y si aplicásemos los valores de nuestra sociedad, podríamos concluir que quien se ganó el premio debió ser el rico, y el abandonado en el sepulcro, el pobre. Está claro, lógicamente.

La sentencia nos llega en boca de Abraham, el padre en la fe, y nos aclara el desenlace: «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males» (Lc 16,25). La justicia de Dios reconvierte la situación. Dios no permite que el pobre permanezca por siempre en el sufrimiento, el hambre y la miseria.

Este relato ha movido a millones de corazones de ricos a lo largo de la historia y ha llevado a la conversión a multitudes, pero, ¿qué mensaje hará falta en nuestro mundo desarrollado, hiper-comunicado, globalizado, para hacernos tomar conciencia de las injusticias sociales de las que somos autores o, por lo menos, cómplices? Todos los que escuchaban el mensaje de Jesús tenían como deseo descansar en el seno de Abraham, pero, ¿cuánta gente en nuestro mundo ya tendrá suficiente con ser sepultados cuando hayan muerto, sin querer recibir el consuelo del Padre del cielo? La auténtica riqueza es llegar a ver a Dios, y lo que hace falta es lo que afirmaba san Agustín: «Camina por el hombre y llegarás a Dios». Que los Lázaros de cada día nos ayuden a encontrar a Dios.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Aprended a ser ricos y pobres tanto los que tenéis algo en este mundo, como los que no tenéis nada. Pues también encontráis al mendigo que se ensoberbece y al acaudalado que se humilla. ¡Dios mira al interior!» (San Agustín)
  • «Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de piedad, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración» (Francisco)
  • «(…) El drama del hambre en el mundo llama a los cristianos que oran en verdad a una responsabilidad efectiva hacia sus hermanos, tanto en sus conductas personales como en su solidaridad con la familia humana (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.831)

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Fuente: https://evangeli.net

Santoral Septiembre 28



-Beata Rosario de Soano en realidad es la Beata María del Rosario de Soano (al bautismo Paula María de San José Cosma Damiana Cochetti), Mártir de Japón

-Beato Bernardino de Feltre, Religioso Franciscano

-Beato Francisco Castelló Aleu, Mártir

-Beato Inocencio de Berna, Presbítero Cartujo


-San Adolfo, Mártir

-San Alarico, Ermitaño y Confesor

-San Alejandro, Mártir

-San Aleu, Obispo

-San Alfío, Mártir

-San Alodio, Confesor

-San Annemondo, Confesor

-San Antonio González, Presbítero Dominico y Mártir

-San Ausencio, Confesor

-San Baruc, Profeta

-San Caritón, Abad

-San Domingo Ibáñez de Erquicia, Presbítero Dominico y Mártir

-San Enemundo, Obispo y Mártir

-San Estacto, Mártir

-San Eustoquio, Confesor

-San Everardo, Confesor

-San Exuperio, Obispo

-San Fausto de Riez, Abad de Lérins y Obispo de Riez

-San Francisco Shoyemon, Cooperador Dominico y Mártir

-San Guillermo Courtet, Presbítero Dominico y Mártir

-San Heliodoro, Mártir

-San Jacobo Kyushei Gorobioye Tomonaga, Religioso Japonés y Mártir

-San Jordán Ansalone de San Esteban, Presbítero Dominico y Mártir

-San Juan, Mártir

-San Lázaro de Kioto, Laico Japonés y Mártir

-San Lorenzo Ruiz de Manila, Padre de familia y Mártir, Protomártir de Filipinas

-San Marcial, Mártir

-San Marcos, Pastor y Mártir

-San Mateo Kohioye del Rosario, Catequista Japonés y Mártir

-San Máximo, Mártir

-San Miguel de Aozaraza, Presbítero Dominico y Mártir

-San Miguel Kurobioye, Laico Japonés y Mártir

-San Neón, Mártir

-San Nicetas Budka, Obispo y Mártir

-San Nicón, Mártir

-San Orencio, Confesor

-San Privato, Mártir

-San Salomón, Obispo

-San Salonio, Obispo

-San Silvino, Obispo

-San Simón de Rojas, Presbítero Trinitario y Fundador

-San Teodomaro, Arzobispo

-San Tomás Rokuzo de Santa María, Catequista Japonés y Mártir

-San Tiemón, Obispo

-San Turturino, Mártir

-San Vicente Shiwozuka de la Cruz, Laico Japonés y Mártir

-San Wenceslao de Bohemia, Duque y Mártir, Patrono de Chequia

-San Zema, Obispo

-San Zósimo, Mártir


-Santa Doda, Confesora

-Santa Eustoquia, Virgen

-Santa Lioba, Virgen y Abadesa

-Santa Magdalena Ugasaka, Mártir

-Santa Marina de Omura, Terciaria Dominicana y Mártir


-Santo Domingo Ibáñez de Erquicia, Presbítero y Mártir

-Santo Tomás Hoji Ro Kuzayemon Nishi, Presbítero y Mártir