Abril 13 - Noviembre 12
74 -San Martin I - martir: Todi; Julio 649- Septiembre 16, 655 (en exilio:Junio
17, 653).
Nació en Todi. Mártir. Elegido el 5.VII.649, murió el 16.IX.655. Condenó a los Obispos de Oriente protegidos por el Emperador bizantino. Encarcelado y exiliado murió de sufrimientos en la isla de Cherso. Se celebra por primera vez la fiesta de la "Virgen Inmaculada", el 25 de marzo.
Martirologio Romano: San Martín I, papa y mártir, que tras condenar la herejía de los monotelitas en el Concilio de Letrán, por orden del emperador Constante II fue arrancado de su sede por el exarca Calíopa, que entró por la fuerza en la Basílica de Letrán, y lo envió a Constantinopla, donde primero quedó encerró en una dura mazmorra bajo estrecha vigilancia y después fue desterrado al Quersoneso, lugar en el que, pasados unos dos años, concluyeron sus tribulaciones y alcanzó la corona eterna. († 656)
Nació en Todi. Mártir. Elegido el 5.VII.649, murió el 16.IX.655. Condenó a los Obispos de Oriente protegidos por el Emperador bizantino. Encarcelado y exiliado murió de sufrimientos en la isla de Cherso. Se celebra por primera vez la fiesta de la "Virgen Inmaculada", el 25 de marzo.
Martirologio Romano: San Martín I, papa y mártir, que tras condenar la herejía de los monotelitas en el Concilio de Letrán, por orden del emperador Constante II fue arrancado de su sede por el exarca Calíopa, que entró por la fuerza en la Basílica de Letrán, y lo envió a Constantinopla, donde primero quedó encerró en una dura mazmorra bajo estrecha vigilancia y después fue desterrado al Quersoneso, lugar en el que, pasados unos dos años, concluyeron sus tribulaciones y alcanzó la corona eterna. († 656)
Oriundo de Todi y diácono de la Iglesia romana, Martín fue elegido Papa
para suceder al Papa Teodoro, muerto el 13 de mayo del 649. Inmediatamente
demostró mucha firmeza en la conducción de la Iglesia. En efecto, no pidió ni
esperó el consentimiento para su elección por parte del emperador Constante II
que un año antes había promulgado el Tipo, un documento en defensa de la tesis
herética de los monotelitas. Para acabar con la difusión de esta herejía, a los
tres meses de su elección, el Papa Martín convocó en la basílica lateranense un
gran concilio, al que fueron invitados todos los obispos de Occidente
La condena de todos los escritos monotelitas, decretada en las cinco
solemnes sesiones conciliares, suscitó la furiosa reacción de la corte
bizantina. El emperador ordenó al exarca de Rávena, Olimpio, que fuera a Roma y
arrestara al Papa. Olimpio no sólo se propuso cumplir las órdenes imperiales,
sino que trató de asesinar al Papa por medio de un sicario durante la
celebración de la misa en Santa María Mayor.
En el momento de recibir la Hostia de manos del Pontífice, el vil sicario
sacó el puñal, pero en ese momento quedó repentinamente ciego.
Probablemente este hecho convenció a Olimpio de cambiar de actitud y a
reconciliarse con el santo Pontífice y a proyectar una lucha armada contra
Constantinopla. En el 653, muerto Olimpio de peste, el emperador pudo llevar a
cabo su venganza, haciendo arrestar al Papa por medio del nuevo exarca de
Rávena, Teodoro Caliopa.
Martín, acusado de haberse apoderado ilegalmente del alto cargo pontificio
y de haber tramado con Olimpio contra Constantinopla, fue llevado por mar a la
ciudad del Bósforo. El largo viaje, que duró quince meses, fue el comienzo de un
cruel martirio. Durante las numerosas escalas no se permitió a ninguno de los
fieles que salieron a saludar al Papa que se acercaran a él. Al prisionero no se
le daba ni siquiera el agua para bañarse. EL 17 de septiembre del 654 llegó a
Constantinopla, fue colocado en una camilla y expuesto durante todo un día a los
insultos del pueblo, y después lo encerraron durante tres meses en la cárcel
Prandiaria. Después comenzó un largo y extenuante proceso, durante el cual
fueron tales las sedicias que le hicieron murmurar al imputado: “Hagan de mí lo
que quieran; cualquier clase de muerte será un bien para mí”.
Degradado públicamente, desnudo y expuesto a los rigores del frío,
encadenado, fue encerrado en la celda reservada a los condenados a muerte. El 26
de marzo del 655 lo hicieron partir secretamente para el destierro en Crimea.
Sufrió el hambre y padeció en el abandono más absoluto durante cuatro meses más,
hasta cuando la muerte le llegó, agotado en el cuerpo pero no en la voluntad, el
16 de septiembre del 655.
Monotelismo: Es una herejía en la que se aceptaba las dos naturalezas de
Jesús, pero tan sólo una voluntad: la divina.
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Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net
San Martín fue el último Papa martirizado. Son más de 40 los pontífices que
han sufrido el martirio.
Nació en Todi, Italia, y se distinguió entre los sacerdotes de Roma por
su santidad y su sabiduría.
Fue elegido Papa el año 649 y poco después convocó a un Concilio o reunión
de todos los obispos, para condenar la herejía de los que decían que Jesucristo
no había tenido voluntad humana, sino solamente voluntad divina (Monotelistas se
llaman estos herejes).
Como el emperador de Constantinopla Constante II era hereje monotelista,
mandó a un jefe militar con un batallón a darle muerte al pontífice. Pero el que
lo iba a asesinar, quedó ciego en el momento en el que lo iba a matar, y el jefe
se devolvió sin hacerle daño.
Luego envió Constante a otro jefe militar el cual aprovechando que el Papa
estaba enfermo, lo sacó secretamente de Roma y lo llevó prisionero a
Constantinopla. El viaje duró catorce meses y fue especialmente cruel y
despiadado. No le daban los alimentos necesarios y según dice él mismo en sus
cartas, pasaron 47 días sin que le permitieran ni siquiera agua para bañarse la
cara.
Un verdadero martirio que él soportó con especial paciencia. En aquellos días dejó escritas estas palabras: "Me martiriza el frió. Sufro hambre y estoy enfermo. Pero espero que por estos sufrimientos les concederá Dios a mis perseguidores, que después de mi muerte se arrepientan y se conviertan.
Un verdadero martirio que él soportó con especial paciencia. En aquellos días dejó escritas estas palabras: "Me martiriza el frió. Sufro hambre y estoy enfermo. Pero espero que por estos sufrimientos les concederá Dios a mis perseguidores, que después de mi muerte se arrepientan y se conviertan.
En Constantinopla lo expusieron al público como un malhechor, para que las
gentes se burlaran de él.
Pero lo que consiguieron fue hacer que muchísimos admiraran la virtud de aquel santo varón que todo lo sufría con admirable valor. Un tribunal de herejes lo condenó sin permitirle que dijera ni siquiera una palabra en su defensa. Lo tuvieron tres meses padeciendo en la cárcel destinada a los condenados a muerte, y luego lo sacaron de la cárcel por una petición que hizo el Patriarca Arzobispo de Constantinopla poco antes de morirse, pero lo enviaron al destierro.
Pero lo que consiguieron fue hacer que muchísimos admiraran la virtud de aquel santo varón que todo lo sufría con admirable valor. Un tribunal de herejes lo condenó sin permitirle que dijera ni siquiera una palabra en su defensa. Lo tuvieron tres meses padeciendo en la cárcel destinada a los condenados a muerte, y luego lo sacaron de la cárcel por una petición que hizo el Patriarca Arzobispo de Constantinopla poco antes de morirse, pero lo enviaron al destierro.
Martín fue escribiendo en sus cartas lo que le iba sucediendo en aquellos
prolongados martirios. En uno de esos escritos cuenta cómo lo llevaron sin las
más mínimas muestras de consideración o respeto a Crimea (en el sur de Rusia,
junto al Mar Negro) donde estuvo por meses y meses abandonado de todos,
sufriendo hambre y desprecios, pero enriqueciéndose para el cielo en el
ofrecimiento diario de sus padecimientos a Dios.
Sus sufrimientos eran tan grandes que cuando alguien lo amenazó con que le
iban a dar muerte, exclamó: "Sea cual fuere la muerte que me den, seguramente no
va a ser más cruel que esta vida que me están haciendo pasar".
Lo amenazaron con dejar su cuerpo expuesto a que lo devoraran los cuervos y respondió: "En cuánto a mi cuerpo, Dios se encargará de cuidarlo. Dios está conmigo. ¿Por qué me voy a preocupar?". Y dando un suspiro de esperanza añadió: "Espero que el Señor Dios tendrá misericordia de mí y no prologará ya por mucho tiempo el tiempo de mi vida en este mundo". De veras que sus sufrimientos debieron ser muy grandes para desear más bien morir que seguir viviendo.
Lo amenazaron con dejar su cuerpo expuesto a que lo devoraran los cuervos y respondió: "En cuánto a mi cuerpo, Dios se encargará de cuidarlo. Dios está conmigo. ¿Por qué me voy a preocupar?". Y dando un suspiro de esperanza añadió: "Espero que el Señor Dios tendrá misericordia de mí y no prologará ya por mucho tiempo el tiempo de mi vida en este mundo". De veras que sus sufrimientos debieron ser muy grandes para desear más bien morir que seguir viviendo.
En su última carta, dice así San Martín: "Estoy sorprendido del abandono
total en que me tienen en este destierro los que fueron mis amigos. Y más me
entristece la indiferencia total con la que mis compañeros de labores me han
abandonado. ¿Qué no tienen dinero? ¿Pero no habría ni siquiera unas libras de
alimento para enviarlo? ¿O es que el temor a los enemigos de la Iglesia les hace
olvidar la obligación que cada uno tiene de dar de comer al hambriento? Pero a
pesar de todo, yo sigo rezando a Dios para que conserve firmes en la fe a todos
los que pertenecen a la Iglesia".
Murió más de padecimientos y de falta de lo necesario que de enfermedad o
vejez, en el año 656. En Constantinopla donde había sido tan humillado, fue
declarado santo y empezaron a honrarlo como a un mártir de la religión. Y en la
Iglesia de Roma se le ha venido honrando entre el número de los santos
mártires.
Martín I: después de ser humillado por unos años, ha seguido siendo
glorificado por muchos siglos. En él se ha cumplido lo que anunció San Pablo:
"Después de un corto sufrir en esta tierra, nos espera un inmenso gozar en la
gloria celestial".
Dichosos vosotros cuando os persigan por mi causa. Alegraos porque grande
es vuestro premio. (Jesucristo).
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Fuente: ewtn.com
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