Martirologio Romano: En Couserans, de la Aquitania, san Licerio, obispo, que, oriundo de Hispania, fue discípulo de san Fausto de Riez y con sus oraciones libró a la ciudad de ser destruida por los visigodos. (500 - c.540/8).
Origen y formación:
Nacido en Hispania, San Licerio fue discípulo de San Fausto de Riez, lo que lo vincula a la tradición monástica y episcopal de la Galia meridional. Su formación teológica y espiritual lo preparó para una vida de servicio pastoral en tiempos de gran agitación.
Ministerio episcopal:
Fue elegido obispo de Couserans, en la región de Aquitania (actual sur de Francia), y también administró la diócesis de Tarbes durante su vacancia entre 506 y 541 B. Su episcopado se caracterizó por una profunda vida de oración, austeridad y defensa activa de su comunidad.
Milagros y protección:
Se le atribuye un milagro notable: mediante sus oraciones, logró proteger la ciudad de Couserans de la destrucción por parte de los visigodos A. Este acto lo consagró como defensor espiritual en tiempos de invasión y conflicto.
Legado espiritual:
San Licerio es recordado como un obispo ejemplar, símbolo de fe, firmeza y protección. Su figura encarna el poder de la oración en medio de la adversidad, y su memoria perdura como intercesor y protector de los fieles.
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