San Anacario de Auxerre,
Obispo
Septiembre 25
Martirologio Navarro. En Auxerre, de Neustria (hoy Francia), san Aunacario o Anacario, obispo, durante cuyo episcopado se concluyó el llamado Martirologio Jeronimiano. 604.
Nació en Orleans y fue educado en la corte del rey Gontrán de Borgoña. Obispo de Auxerre en el 561. Ordenó que las letanías de los santos fueran cantadas diariamente, por rotación, en los principales centros de la región e impuso la recitación del Oficio Divino en todas las iglesias de la diócesis; además durante su episcopado y en su ciudad fue compuesto el llamado Martirologio Jeronimiano.
Aunario vino al mundo en el seno de una familia perteneciente a la casa de
Orleáns que se distinguió tanto por su nobleza como por su virtud. Una hermana
suya, Santa Austregilda, fue la madre de San Lupo de Sens. Aunario pasó su
juventud en una corte real, pero renunció a las pompas del mundo y se puso bajo
la dirección espiritual de San Siagrio obispo de Autun. Este fue quien lo ordenó
sacerdote y, en 561, fue elegido para presidir la sede de Auxerre. San Aunario
fue uno de los obispos más influyentes y respetados de su tiempo en Francia,
tanto en los círculos civiles como en los religiosos, pero su máxima actividad
la desarrolló en el terreno de la disciplina eclesiástica. Estuvo presente en el
sínodo de París que presidió San Germán en el año de 573, así como en las dos
asambleas de Magon, en 583 y 585, de donde surgió el decreto que prohibía a los
clérigos citarse entre sí para comparecer ante los tribunales civiles y otra
legislación que estableció el derecho de los obispos para intervenir en favor de
las viudas, los huérfanos y los esclavos liberados. En aquellos sínodos se
reforzaron los decretos para la observancia del domingo y el pago de los
diezmos.
Celoso en el establecimiento de la disciplina en su propia
diócesis, infatigable en la vigilancia sobre la moral pública y ansioso por
instruir a su pueblo en todo lo concerniente a su vida cristiana, Aunario
convocó particularmente a dos sínodos en Auxerre para aplicar las mencionadas
legislaciones en su propia iglesia. En la primera de aquellas asambleas fueron
decretados cuarenta y cinco cánones, muchos de los cuales abordaban de manera
interesante y nueva, los hábitos y costumbres del lugar y la época, cuando los
vestigios de las supersticiones del paganismo y los abusos en las prácticas del
cristianismo, no habían alcanzado todavía la inofensiva respetabilidad de los
"vestigios folklóricos." Por ejemplo, se prohibió a las gentes utilizar los
recintos de las iglesias para la danza y el canto de trovas y romancillos
profanos o cualquier otro entretenimiento ajeno a las prácticas de la religión;
asimismo se les prohibió disfrazarse con pieles de ciervo o de becerro el día
del Año Nuevo, intercambiar "regalos malignos", hacer votos o juramentos ante
hierbajos, árboles, pozos o fuentes "sagrados", practicar las artes de la magia
o reunirse en casas particulares para celebrar las vigilias de las fiestas
solemnes.
Para edificación y aliento de los fieles, San Aunario mandó escribir
las biografías de sus dos distinguidos predecesores en la sede de Auxerre, San
Amado y San Germán y, con el fin de llevar con más orden y concierto los
servicios de su iglesia, aumentó considerablemente los ingresos de su sede. Los
miembros del clero secular y los monjes fueron obligados a asistir a los oficios
divinos diariamente y, cada iglesia y monasterio, por turno, debía entonar con
toda solemnidad las letanías e intercesiones, durante un día cada mes. San
Aunario murió el 25 de septiembre del año
605.
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Autor: Herbert Thurston, S. J. y Donald Attwater | Fuente:
Fatheralexander.org
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