Beata Enrichetta (María Ángela Doménica) Alfieri, Religiosa
Noviembre 23
Martirologio Romano: En Milán, Italia, Beata Enrichetta Alfieri (en el siglo María Ángela Doménica), religiosa profesa de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Bensanzón. († 1951)
Fecha de beatificación: 26 de
junio de 2011, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI
Nació el 23 de febrero de 1891 en Borgo Vercelli. Y aunque le impusieron en bautismo tres nombres, María Ángela Doménica sus allegados la llamaban María. Parecía un vaticinio de la protección que iba a recibir de la Virgen.
Nació el 23 de febrero de 1891 en Borgo Vercelli. Y aunque le impusieron en bautismo tres nombres, María Ángela Doménica sus allegados la llamaban María. Parecía un vaticinio de la protección que iba a recibir de la Virgen.
Encantadora durante su infancia,
sensible a las enseñanzas de fe que recibía en su hogar y en la parroquia, al
cumplir 17 años se sintió elegida por Cristo para seguirle. Aunque no sufrió
oposición paterna, tuvo que aguardar un tiempo para ingresar en la vida
religiosa, como su familia aconsejó. Muchas veces los padres no comprenden que
la decisión de consagrarse a Cristo ya está tomada y que dilatar el tiempo de
iniciar el camino solo conlleva sufrimiento para sus hijos, aunque en esa prueba
éstos comiencen a mostrar a Dios el grado de su amor. De hecho, a finales de
1911 María ingresó en el convento de Vercelli con las Hermanas de la Caridad,
fundadas por la Madre Thouret donde ya tenía varios familiares. Al profesar tomó
el nombre de Enrichetta.
Estudió magisterio y ejerció la
docencia en Vercelli durante unos meses puesto que una espondilitis tuberculosa
le impidió hacer vida normal. La pésima evolución de la enfermedad fue
vertiginosa. Dos años más tarde ni siquiera podía desempeñar trabajos de apoyo
en tareas administrativas. En 1920 los médicos no ocultaron el mal pronóstico.
Su día a día comenzó a ser el lecho. Aprisionada en él por intensísimo dolor
agradecía a Dios la posibilidad de unir sus padecimientos a Cristo Redentor.
Comprendió que así como la vocación nos sitúa en el calvario, por la enfermedad
estamos en la cruz con Cristo. De modo que el lecho debe considerarse como un
altar en el que la persona que sufre se inmola y se deja sacrificar llevada de
su amor, siempre y cuando cumpla el requisito de "sufrir santamente" haciéndolo
con "dignidad, amor, dulzura y fortaleza".
Buscando salida para su penoso
estado, la llevaron a Lourdes en 1922 y un año más tarde le administraron el
sacramento de la Unción. El 25 de febrero de ese año, celebración de la novena
aparición de la Virgen de Lourdes, al tomar un sorbo de agua de la gruta, con
indecible esfuerzo y dolor, se sintió instada a levantarse en medio de una
locución divina que provenía de María: "¡Levántate!". En ese momento, recobró la
salud.
Después fue asignada a la
prisión de San Vittore en Milán. "La vocación no me hace santa, decía, pero me
impone el deber de trabajar para conseguirlo". Su escuela había sido el
sufrimiento. Así que, comprendió y supo acoger a tanto desecho humano que halló
en el penal. Sufrir, orar (también junto a las reclusas), trabajar ejerciendo la
caridad por amor a Cristo sin descanso, fue el día a día de esta apóstol que se
ganó el respeto, confianza y cariño de los presos. Ellos la denominaron el
"ángel" y la "Mamma" de San Vittore.
En 1939 fue nombrada Superiora
de la comunidad. Durante la Guerra Mundial la cárcel fue tomada por los nazis, y
se jugó la vida defendiendo y rescatando de la muerte a los judíos y presos
políticos, que iban a ser llevados a las cámaras de gas en los campos de
exterminio.
En 1944 las SS interceptaron un
mensaje -escrito por Sor Enrichetta- en poder de una reclusa judía. Fue acusada
y apresada. Gravitando sobre ella la condena a muerte, oraba en su celda en acto
de gratitud. Con la intervención del arzobispo de Milán, a través de Mussolini,
se condonó su pena, pero fue enviada a Bérgamo a un centro de enfermos mentales.
De allí partió a Brescia, y escribió sus memorias por obediencia.
En 1945 regresó a San Vittore conduciendo al camino de la conversión a muchos, como a la peligrosa convicta por asesinato múltiple, Rina (Caterina) Fort.
En 1945 regresó a San Vittore conduciendo al camino de la conversión a muchos, como a la peligrosa convicta por asesinato múltiple, Rina (Caterina) Fort.
En septiembre de 1950 sufrió una
funesta caída en la calle, y no se recuperó. Murió el 23 de noviembre
1951.
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Fuente: Zenit.org
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