Noviembre 14
Martirologio Romano: En el
cenobio de Santa María de Gualdo Mazocca, cerca de Campobasso, en Italia, beato
Juan de Tufaria, eremita. (1084-1170).
Nació en Tufara. Desde niño se
sintió atraído por las cosas del Señor y fue sacristán cosa que irritó a sus
padres contribuyó difundir chismes e infamias. Dándose cuenta que era una carga
para su familia decidió abandonar su casa y huir del pueblo para seguir el
camino que el Señor le había marcado. Con apenas 18 años, movido del deseo de
profundizar su formación filosófica y teológica, se marchó a
París.
En París, la vida mundana de la ciudad, el mundo de los doctos filósofos no respondían a sus expectativas. El amaba la soledad perfecta, la contemplación, el silencio para escuchar la Palabra de Dios, por ello regresó a su pueblo. Vendió todo lo que tenía y distribuyó a los pobres lo que había ganado. Totalmente pobre se marchó a las grutas de Baselice en las montañas boscosas cercanas a Tufara.
Transcurrió la mayor parte de su tiempo en este lugar. Muchos hombres queriendo imitar su ejemple se le unieron y dieron origen a una forma de vida comunitaria. En 1156 comenzó la construcción del monasterio en Gualdo Mazzocca en Foiano (Benevento). Llegó a ser una abadía de donde partieron los principios activos del monacato en favor de los marginados y oprimidos de la sociedad feudal, ofreciendo no sólo contemplación y oración, sino también sustento y ayuda concreta.
El beato Juan tuvo dones taumatúrgicos. A la edad de 86 años, Juan, con una fuerte fiebre murió. Sus últimas palabras fueron de paz y de amor. Los frailes sepultaron el cuerpo en un lugar oculto, temerosos que fuera robado, en una localidad desconocida del bosque.
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