San Malaquías de Armagh, Obispo
Noviembre 2
Martirologio Romano: En el
monasterio de Clairvaux, en la Borgoña, sepultura de san Malaquías, obispo de
Down y Connor, en Irlanda, que restauró allí la vida de la Iglesia, y cuando se
dirigía a Roma, en dicho monasterio, y en presencia del abad san Bernardo,
entregó su espíritu al Señor. (c.1094 -
1148).
Natural de Armagh (Irlanda),
había nacido en el seno de una noble familia, y su padre fue profesor de
Teología en la escuela del monasterio de su ciudad. Pronto se puso a las ordenes
de Imaro que le enseñó los caminos de la virtud. Enseguida fue ordenado diácono,
y más tarde, con 25 años, sacerdote por san Celso. Recorrió toda Irlanda,
predicando la vida cristiana y organizando la práctica sacramental del pueblo,
sobre todo la confesión, la confirmación y el matrimonio regular. Fue tal su
eficacia que en dos años renovó la iglesia irlandesa. Se trasladó primero al
monasterio de Lismore, donde adoptó las costumbres benedictinas y romanas. En
1123 marcho al monasterio de Bangor donde ingresó como monje, con la intención
de renovarlo, ya que hasta entonces estaba regido por laicos. El obispo del
lugar le nombró abad para que reformase el
monasterio.
A los 30 años, fue elegido obispo de Connor. Después de algunos años, la ciudad fue tomada y saqueada por el rey del Ulster; por lo que Malaquías junto con 20 discípulos, se retiró a Münster y allí construyó el monasterio de Ibrac; luego marchó a Lismore y posteriormente a Iveagh por un período de dos años como obispo sin sede. En 1127/32, fue nombrado arzobispo de Armagh, sucediendo a san Celso, y legado pontificio para Irlanda. Trabajó por restablecer la disciplina eclesiástica y consiguió sustituir la liturgia celta por la romana.
Primado de Irlanda. En el 1138, renunció a su sede y volvió a la de Connor e hizo una peregrinación a Roma, parándose durante un tiempo en Claraval, que estaba un su apogeo bajo el gobierno de san Bernardo; deseó quedarse en la abadía como monje, pero el Papa no se lo permitió, pero dejó algunos monjes irlandeses, que fundaron en 1142, la primera abadía cisterciense de la isla en Mellifont. Hizo una segunda peregrinación a Roma, y al regreso murió en Claraval, en los brazos de san Bernardo.
Bernardo, gran admirador suyo, escribió su vida: "el mayor de todos sus
milagros era él mismo". De Malaquías es esta sentencia: "Despreciar el mundo,
para no despreciar a ninguno. Despreciarse a sí mismos y despreciar el ser
despreciado; son estas las cuatro cosas buenas".
A él se le atribuyen las famosas profecías de los Papas, pura superchería del siglo XVI.
A él se le atribuyen las famosas profecías de los Papas, pura superchería del siglo XVI.
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