En Cenomano (hoy Le Mans), en la Galia, san Cenérico, diácono y monje, quien, después de visitar los sepulcros de san Martín de Tours y de san Julián de Le Mans, pasó el resto de su vida en la soledad y en la austeridad (s. VII).
Junto con Sereno.
Eran hermanos nacidos en Spoleto y decidieron hacerse benedictinos en
Roma. No se quedaron mucho tiempo en esta ciudad por su aversión a los
honores personales.
El papa Eugenio les consagró diáconos. Pasaron a Francia donde visitaron la tumba de san Martín de Tours y la de san Julián. En la diócesis de Mans, buscaron un lugar inhóspito, pero a Cenérico le pareció demasiado frecuentado y se separó de su hermano yendo a vivir a la soledad en Séez.
Como se le añadieran muchos discípulos fundaron la abadía de San Martín bajo la regla benedictina. Sereno vivió siempre como solitario; en el 630 se retiró en Saulges, en Maine, en la diócesis de Mans, donde se le acercaron muchos enfermos, e hizo mucha penitencia para aliviar sus males.
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Fuente: oremosjuntos.com
El papa Eugenio les consagró diáconos. Pasaron a Francia donde visitaron la tumba de san Martín de Tours y la de san Julián. En la diócesis de Mans, buscaron un lugar inhóspito, pero a Cenérico le pareció demasiado frecuentado y se separó de su hermano yendo a vivir a la soledad en Séez.
Como se le añadieran muchos discípulos fundaron la abadía de San Martín bajo la regla benedictina. Sereno vivió siempre como solitario; en el 630 se retiró en Saulges, en Maine, en la diócesis de Mans, donde se le acercaron muchos enfermos, e hizo mucha penitencia para aliviar sus males.
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