Mártires de la Iglesia Oriental
Estos tres santos fueron discípulos de Cristo y testigos de la fe en la región de Sinnada, en Frigia (Asia Menor), durante las persecuciones del Imperio Romano. Aunque los detalles de sus vidas son escasos, se les recuerda como compañeros en el martirio, unidos por su fidelidad al Evangelio y su rechazo a los sacrificios paganos.
Según la tradición, fueron arrestados por proclamar la fe cristiana y negarse a rendir culto a los ídolos. Tras ser interrogados y torturados, fueron ejecutados juntos, probablemente por decapitación o por fuego, como era común en las persecuciones de los siglos II y III.
Su memoria fue preservada en los menologios bizantinos y en el Sinaxario Constantinopolitano, donde se les honra como mártires confesores. Aunque no se conservan relatos extensos de sus vidas, su testimonio permanece como símbolo de la comunión en el sufrimiento y la esperanza en la resurrección.
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Fuente: Vidas Santas
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