Día litúrgico: La Santísima Trinidad (C) (Domingo siguiente a Pentecostés)
«Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa»
+ Cardenal
Jorge
MEJÍA
Archivista y Bibliotecario de la S.R.I. - (Città del Vaticano, Vaticano)
Hoy celebramos la solemnidad del
misterio que está en el centro de nuestra fe, del cual todo procede y al
cual todo vuelve. El misterio de la unidad de Dios y, a la vez, de su
subsistencia en tres Personas iguales y distintas. Padre, Hijo y
Espíritu Santo: la unidad en la comunión y la comunión en la unidad.
Conviene que los cristianos, en este gran día, seamos conscientes de que
este misterio está presente en nuestras vidas: desde el Bautismo —que
recibimos en nombre de la Santísima Trinidad— hasta nuestra
participación en la Eucaristía, que se hace para gloria del Padre, por
su Hijo Jesucristo, gracias al Espíritu Santo. Y es la señal por la cual
nos reconocemos como cristianos: la señal de la Cruz en nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La misión del Hijo, Jesucristo, consiste en la revelación de su Padre, del cual es la imagen perfecta, y en el don del Espíritu, también revelado por el Hijo. La lectura evangélica proclamada hoy nos lo muestra: el Hijo recibe todo del Padre en la perfecta unidad: «Todo lo que tiene el Padre es mío», y el Espíritu recibe lo que Él es, del Padre y del Hijo. Dice Jesús: «Por eso he dicho: ‘Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros’» (Jn 16,15). Y en otro pasaje de este mismo discurso (15,26): «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí».
Aprendamos de esto la gran y consoladora verdad: la Trinidad Santísima, lejos de ponerse aparte, distante e inaccesible, viene a nosotros, habita en nosotros y nos transforma en interlocutores suyos. Y esto por medio del Espíritu, quien así nos guía hasta la verdad completa (cf. Jn 16,13). La incomparable “dignidad del cristiano”, de la cual habla varias veces san León el Grande, es ésta: poseer en sí el misterio de Dios y, entonces, tener ya, desde esta tierra, la propia “ciudadanía” en el cielo (cf. Flp 3,20), es decir, en el seno de la Trinidad Santísima.
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Fuente: evangeli.net
UN DIA COMO HOY NACIA MI HIJO AMEN SMILE .HERMOSO DIA MOMENTO ..FELIZ CUMPLEANO~OS JOSE PABLO .
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