Agosto
12
Martirologio Romano: En Ruthin, en el norte de Gales, beato Carlos Meehan, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir. Irlandés de nacimiento, mientras se dirigía a su patria por aquella región, fue detenido y condenado a muerte por haber entrado en los dominios del rey Carlos II, y ahorcado y descuartizado, alcanzó la palma del martirio (1679).
Nacido c. 1640. Franciscano irlandés (ordenado en 1671). En el camino a
Irlanda desde Roma, una tormenta hizo que su barco encalle en la costa de País
de Gales, era el año 1678. Carlos fue capaz de nadar a tierra con algunas de sus
pertenencias, encontrando la tierra por casualidad cerca de Milford Haven. Fue
arrestado, mientras viajaba al Norte a pie, en un esfuerzo para encontrar un
barco que se dirigiese a Irlanda. Su fue que él no hablaba la lengua
galesa.
Durante su interrogatorio se descubrió que Carlos era sacerdote católico,
siendo por ello entregado a un cruel hombre llamado Guillermo Shaw, quien lo
golpea y escupe sobre él, diciendo "diría Misa para nosotros el sacerdote".
Carlos logró escapar, pero fue recapturado, a su regreso fue tratado aún más
brutalmente. Tarde o temprano, fue juzgado por traición.
Había pocas razones para condenar a Carlos, pero el tribunal galés lo
encontró culpable. El 12 de agosto de 1679, Carlos fue sacado de su celda de la
prisión, y atado a un trineo de madera para que pudieran arrastrarlo por la
ciudad. Allí (en Ruthin, Gales del Norte) fue ahorcado y luego
descuartizado.
Sus últimas palabras fueron una profecía de que el Rey Carlos II se
convertiría al catolicismo. "Ahora Dios Todopoderoso acepta el que yo deba
sufrir este martirio. Su Santo Nombre sera alabado ya que muero por mi
religión... Dios les perdone, ya que siempre rezaré por ustedes, sobre todo por
aquellos que aprueba mi angustia. Pido a Dios bendecir a nuestro Rey, Carlos, y
defenderlo de sus enemigos y convertirlo a la Santa Fe Católica. Amén". El rey
Carlos II fue recibido en la Iglesia Católica en su lecho de muerte el 6 de
febrero de 1685.
=
Autor: Xavier Villalta
No hay comentarios.:
Publicar un comentario