San Honorio de Canterbury, 
Obispo
Septiembre 
30
Martirologio Romano: En Canterbury, en el condado de 
Kent, en Inglaterra, san Honorio, obispo, antes monje romano, enviado por el 
papa san Gregorio I Magno como compañero de san Agustín para evangelizar 
Inglaterra, a quien sucedió, finalmente, en la sede episcopal 
(653).
Etimología: Honorio = que recibe dones. Viene de la 
lengua 
griega.
Este prelado era romano por nacimiento y monje por 
vocación. San Gregorio el Grande, que conocía las virtudes, la destreza y la 
sabiduría de Honorio en las ciencias santas, le eligió para que formase parte 
del grupo de misioneros que envió para evangelizar a los ingleses, aunque no se 
sabe si Honorio llego con el primer grupo que acompañaba a San Agustín o hizo el 
viaje más tarde. A la muerte de San Justo, en 627, se eligió a Honorio como 
obispo de 
Canterbury.
San Paulino, obispo de York, le consagró en Lincoln y, 
poco después, recibió el palio que le enviaba el Papa Honorio I junto con una 
carta en que el Santo Padre mandaba que, en caso de que alguna de las dos sedes: 
la de Canterbury o la de York, quedase sin su titular, el otro obispo debería 
consagrar a la persona elegida para ocupar la sede vacante, "en vista", decía el 
Pontífice, "de la enorme distancia de tierra y de mar que nos separa de 
vosotros." A fin de confirmar aquella delegación de los poderes patriarcales 
para consagrar obispos, el Santo Padre envió también un palio al obispo de 
York.
Honorio, el nuevo arzobispo, comprobó con júbilo 
creciente que la fe de Cristo se extendía, a diario, hacia todos los rincones de 
las islas y que el espíritu del Evangelio se arraigaba en los corazones de 
numerosos siervos de Dios. Su propio celo y su ejemplo contribuyeron grandemente 
a esos progresos, durante los veinticinco años en que ejerció su 
episcopado.
Uno de sus primeros actos y de los más importantes fue 
el de consagrar al burgundio San Félix como obispo de Dunwich y enviarlo en una 
misión destinada a convertir a los anglos del oriente. Tras la muerte del rey 
Edwin en el campo de batalla, su vencedor, el "cadwallon" de Gales, "con una 
crueldad peor que la de cualquier pagano", como dice San Beda, "resolvió 
exterminar a todos los ingleses en las Islas Británicas" y comenzó por hacer una 
incursión devastadora y sangrienta en Nortumbría. Fue entonces cuando San 
Paulino huyó junto con la reina Etelburga, y ambos recibieron, con San Honorio, 
generosa hospitalidad. Pasado el peligro, Honorio designó a San Paulino para que 
ocupase la sede vacante de Rochester. A la muerte de San Paulino, precisamente 
en Rochester, en el 644, Honorio consagró en su lugar a San Ithamar, un 
sacerdote de Kent que fue el primer obispo 
inglés.
El 30 de septiembre de 653, murió San Honorio y fue 
sepultado en la iglesia de la abadía de San Pedro y San Pablo en Canterbury. A 
este santo se le nombra en el Martirologio Romano y se le conmemora en la 
diócesis de Southwark y de 
Nottingham.
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