Beatos Salesianos en Valencia de España, Mártires
Septiembre 22
El domingo 11 de marzo de 2001 fue la beatificación de los mártires salesianos muertos en la diócesis de Valencia, en 1936, durante los primeros meses de la guerra civil española. La solemne ceremonia fue presidida por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro, en Roma.
El domingo 11 de marzo de 2001 fue la beatificación de los mártires salesianos muertos en la diócesis de Valencia, en 1936, durante los primeros meses de la guerra civil española. La solemne ceremonia fue presidida por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro, en Roma.
El grupo de beatos mártires
salesianos de Valencia está compuesto por 32 miembros de la Familia Salesiana:
29 salesianos, de los cuales 16 sacerdotes, 7 coadjutores y 6 clérigos; 2 Hijas
de María Auxiliadora y 1 laico Cooperador Salesiano. Encabeza el elenco el P.
José Calasanz Marqués, asesinado en Valencia el 27 de julio de 1936, cuando era
el Inspector Provincial de la entonces denominada Inspectoría Tarraconense, hoy
dividida en las inspectorías de Valencia y
Barcelona.
Todavía es difícil un juicio
sereno sobre los graves sucesos sangrientos ocurridos en España durante la
guerra civil de 1936-1939. El número de las víctimas superó el millón, y entre
ellas hubo personas de todas las clases y de todas las creencias. Pero los
historiadores serios han reconocido ya que en el fondo de esta terrible
mortandad, en los territorios de la llamada “zona roja” (dominados por
anarquistas y social comunistas) hubo una verdadera persecución contra los
cristianos, y una auténtica mortandad de sacerdotes, religiosas, religiosos y
cristianos comprometidos. Laicos cristianos fueron asesinados a decenas de miles
sólo por ser cristianos. Y con ellos fueron asesinados 283 religiosas, 2,365
religiosos (sacerdotes y hermanos), 4,148 sacerdotes diocesanos, 12
obispos.
Las ejecuciones se efectuaron en
ciudades y pueblos alejados del frente donde se combatía, muchas veces sin
ningún proceso o con procesos falsos, la mayoría de las veces clandestinamente.
Andrés Nin, jefe del Partido Obrero de Unificación Marxista, había declarado
públicamente en un teatro de Barcelona: “En España había muchos problemas que
los republicanos burgueses no tuvieron interés en resolver, como el problema de
la Iglesia. Nosotros lo hemos resuelto yendo a la raíz. Hemos eliminado curas,
iglesias, culto”.
Dentro de esta tremenda tragedia
que convulsionó la nación y la Iglesia española, se desarrolló también la
pequeña pero dolorosísima tragedia de los hijos e hijas de Don Bosco. En una
nación y en una Iglesia mártir, 97 salesianos mártires. La Familia Salesiana, en
1936, era floreciente en España. Se articulaba en tres “inspectorías” de
salesianos y en una “inspectoría” de la Hijas de María Auxiliadora. En ellas el
Señor acogió como mártires a 39 salesianos sacerdotes, 26 salesianos
coadjutores, 22 salesianos clérigos, cinco salesianos cooperadores, tres
aspirantes salesianos, dos Hijas de María Auxiliadora. En esta ocasión queremos
rememorar con afecto y dolor a los 32 mártires de
Valencia.
Los mártires de
Valencia
Amanecer del 27 de julio de
1936.La casa salesiana de Valencia, después de haber sido atacada con ráfagas de
proyectiles durante la noche, es invadida por los milicianos. Se están haciendo
los ejercicios espirituales, presididos por el inspector Padre José Calasanz,
uno de los primeros salesianos de España, que en 1886 conoció a don Bosco en
Sarriá. Un salesiano sobreviviente declaró bajo juramento: “Los milicianos al
irrumpir armados nos encontraron a todos los salesianos colocados a lo largo de
la escalinata central. Nos apuntaron con los fusiles. Algún instante después
llegó uno que riñó a sus compañeros. “¿Por qué no han disparado’ ¿No estábamos
de acuerdo en que cada uno matase a uno?”...El Padre Calasanz nos dio la
absolución”. El Padre Calasanz y tres hermanos fueron obligados a subir al
camión. “Nos llevaban hacia Valencia. Durante el trayecto yo notaba que un
miliciano apuntaba continuamente su fusil contra el P. Calasanz, del que sabía
que era sacerdote. En cierto momento se disparó un tiro. El Padre Calasanz dijo
“¡Dios mío!”, y cayó sin muestras de vida en un mar de
sangre”.
Don Antonio Martín, director de
la casa salesiana de Valencia, fue encarcelado por los milicianos. “A las cuatro
de la mañana abrieron nuestra celda y llamaron al “camarada” Antonio Martín. Él
respondió. “Servidor”... Levantó los ojos, juntó las manos y pronunció estas
palabras: “Vamos, Señor, al sacrificio”. También fueron llamados los hermanos
Recadero de los Ríos, P. José Jiménez, P. Julián Rodríguez, el coadjutor Agustín
García, encerrados en la misma prisión. Conducidos fuera de la ciudad, alineados
junto a un cerco, fueron
asesinados”.
El P. Sergio Cid “viajaba en un
tranvía en Barcelona. Algunos milicianos, fijándose bien, tuvieron la sospecha
de que era un cura. Agarrándolo por un brazo, le sacaron la mano del bolsillo:
entre los dedos tenía el rosario. Lo arrojaron del tranvía en marcha. Murió
destrozado contra un farol”. (Testimonio
jurado).
También “en Barcelona, las FMA
reunidas en el colegio de Santa Dorotea pudieron embarcarse y llegar a Italia
–cuenta el P. Juan Canals. Mientras tanto, sor Amparo Carbonell y sor Carmen
Moreno no quisieron partir, para poder asistir a una hermana operada
recientemente. Las tres fueron arrestadas. Después del interrogatorio, la
hermana enferma fue dejada en libertad, las dos enfermeras fueron
fusiladas.
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Fuente: www.boletinsalesiano.info
Boletín Salesiano DON BOSCO EN
CENTROAMÉRICA
Edición Nº130 (Marzo-Abril 2001)
Edición Nº130 (Marzo-Abril 2001)
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