martes, abril 02, 2013

Beata María de San José Laura Alvarado Cardozo, Religiosa Fundadora

Beata María de San José Laura Alvarado Cardozo, Religiosa Fundadora

Abril 2 - Mayo 7

Fundadora de la Congregación de las Agustinas Recoletas

PRIMERA BEATA DE VENEZUELA
1875 - 1967, La Madre María de San José nació el 25 de abril de 1875, en la ciudad de Choroní, municipio del Distrito Girardot, en el Estado Aragua, Venezuela, en aquella época conocido como "Estado Guzmán Blanco".

Recibe el nombre de Laura. Con relación a su segundo nombre hay investigadores que la señalan como Laura Elena, versión recogida por la Hermana Águeda Lourdes Sánchez, sucesora de la Madre María en el generalato de la Congregación. Con este nombre se redactó la "Informatio" presentada a la Congregación para la Causa de los Santos en la Santa Sede.
Otros investigadores hacen mención a Laura Evangelista. Era costumbre asignarle a los niños el nombre del santo que se celebraba en el día de su nacimiento.

Laura nació en la fiesta de San Marcos el Evangelista y en la copia de la partida de bautizo que se encuentra en los archivos de la congregación dice textualmente:
"En la Iglesia parroquial de Choroní, a trece de octubre de mil ochocientos setentaicinco, yo, el infrascripto Cura párroco, bauticé solemnemente a una párvula que nació el 25 de abril del presente año, a quien puse por nombre Laura Evangelista".

Independientemente de quien tenga la razón, nació en Venezuela, en una de las épocas más difíciles para la Iglesia Católica en Venezuela, y es la primera beata de este país.

Haciendo mención a su bautizo, sacramento de la iniciación cristiana y fecha que recordaría siempre con gran reverencia, escribió en una oportunidad:
"¡Hoy hace cincuenta años que fui admitida como hija de la santa Iglesia! Cincuenta años. ¡Qué felicidad! Ser hija de Dios por el bautismo y hermana de Jesucristo. Hoy, como siempre, hice mi renovación de las promesas y mi retiro".

Este amor a Dios y a la Iglesia Católica fue el fruto de un hogar que siempre estuvo preocupado por su formación. Don Clemente Alvarado y Margarita Alvarado Cardozo, padres de Laura, le brindaron todo aquello que su hija primogénita necesitaba. Aunque su padre no simpatizaba con la doctrina de la Iglesia Católica, respetaba escrupulosamente, la manera de pensar de su esposa e hija.
Debido a la condición no-practicante de don Clemente, y también a la no-existencia del matrimonio civil, los padres de Laura no habían contraído matrimonio. Después de Laura, nacerían Octaviano, Clemencia, Panchita (quien muere a los pocos meses de nacida). También estaba con ellos Simón Colmenares, fruto de los años juveniles de don Clemente.

La familia Alvarado Cardozo se traslada a Maracay. Laura tiene tres años. Inicia, en el seno de su familia, la contemplación del Santo Rosario, el estudio de las oraciones y los principios de la doctrina cristiana. Llegada la edad propicia para iniciar los estudios escolares, acude al colegio de doña Rafaela Blanco. Era estimada por los profesores y las alumnas.

Ella guardó un grato recuerdo de aquellos años:
"Del tiempo de la escuela, repaso todo en un momento, pues esos felices días los tengo muy presentes y los veo limpios de pecado desde mis cinco años hasta los diecisiete, que fue en septiembre del 91, en que fue mi último examen; no tengo nada que tacharme, porque ni los lugares que conocían las demás niñas los conocí".

Laura estaba preparada para hacer la Primera Comunión desde hacía tiempo, pero las leyes eclesiásticas de la época establecían que la edad mínima eran doce años. Recibe la sagrada eucaristía el 8 de diciembre de 1888. Este día es otro que siempre recordará con especial afecto, especialmente por el gran amor que tenía a la Eucaristía.

El Padre Vicente López Aveledo es destinado a la ciudad de Maracay. Conoce a Laura y la invita a participar en las actividades parroquiales. Ella le manifiesta la inquietud de ingresar en un convento de clausura en el exterior. El padre López le recomienda que medite la decisión.

El 3 de noviembre de 1893, el Padre Vicente López Aveledo, funda el Hospital "San José", primero de Maracay. Laura ingresa al grupo de las "Samaritanas", con la finalidad de entregarse por completo a las actividades del naciente instituto.

Otros de los acontecimientos que evidencian el temple espiritual de la Madre María, es la muerte de su padre. Antes de morir pide a Dios le conceda la oportunidad, para que su padre reciba la extrema unción y contraiga matrimonio con su madre. Don Clemente accede a estos sacramentos. Laura, en respuesta a la gracia concedida por Dios, promete guardar ayuno perpetuo, el cual duró diez años, hasta que el Padre Vicente López se lo dispensó.

El Padre Vicente López observó en Laura, la persona idónea para fundar una congregación religiosa y, el 22 de enero de 1901, funda con ella, la Congregación de las Hermanas de los Pobres de San Agustín. Asumen la regla de San Agustín y el hábito de Santa Rita. Un año y medio después realiza, los votos perpetuos, día en el cual escribe:

"¡Día grande y de dulces recuerdos, trece de septiembre de 1903!!! ¡Mis santos Votos Perpetuos Públicos! Pues mucho ha, los había pronunciado en aquel apartado rinconcito de mi amada Iglesia Parroquial; hoy como en ese venturoso día soy muy feliz...".
La obra realizada por la Madre María de San José no se puede ocultar. Varias fundaciones y las responsabilidades de otros institutos, nos presentan una vida cargada de responsabilidades y sacrificios.

La actividad de la congregación se caracterizó por la fundación de asilos, orfanatos, colegios. Se fundaron 35 casas en el ámbito nacional.

En 1960, después de aproximadamente 60 años como Madre General de la Orden, entrega el generalato a la Hermana Águeda Lourdes Sánchez. Estaba presente en esa oportunidad Monseñor José Alí Lebrú, en aquel momento, Obispo de Maracay, en la actualidad Cardenal-Arzobispo de Caracas. Su testimonio es el siguiente:

"Su humildad resaltaba. Estuve presente cuando le correspondió entregar el gobierno de la congregación, después de 59 años. En mi condición de obispo de Maracay, presidí el Capítulo General de 1960. Yo participaba del interés de que su sucesión se hiciera estando viva la Madre María, para evitar posibles futuras dificultades. Sus hijas querían que ella continuara en el cargo de superiora general, pero ella misma les hizo ver la conveniencia de nombrarle una sucesora; y, al ser electa la Madre Águeda Lourdes Sánchez, la segunda superiora general, la primera en reconocerla fue la Madre María y pedirle públicamente perdón por las faltas que en su humildad creía haber cometido en el desempeño de sus funciones. Recuerdo que el reverendo Padre Carmelo Lerga, Agustino Recoleto que me acompañaba como delegado de su orden, dijo: 'Madre, no siga, porque aquí todos vamos a terminar llorando'. Desde que entregó el cargo de superiora general, la súbdita más dispuesta a cooperar y a guardar la obediencia fue la Madre María. Tengo para mí que conocí un alma verdaderamente santa. Muchas veces tengo que confesar que cuanto recuerdo de ella es edificante y ejemplar".

En 1963 la Madre María sufre una trombosis. Ella estaba consciente que faltaba poco para su muerte y pidió se le concediera la posibilidad de que su cuerpo se enterrara en la capilla del Asilo Inmaculada Concepción.

Entre otros detalles solicitó que la colocaran en la urna realizada por su hermano Octaviano por petición de ella. Qué colocaran la cruz de madera que tenía en su celda, junto con dos azucenas amarradas a ella con una cinta blanca y una rama de esparraguillo verde, en el momento de su entierro.

El 2 de abril de 1967, la Madre María de San José muere a causa de una bronconeumonía. Las últimas palabras que se recuerdan de ella nos demuestran su entrega total al plan de Dios:
"Yo soy toda de Él, y si me quiere quitar este rayito de luz, no digo esto, todo lo que quiera, yo soy toda de Él, y puede hacer conmigo lo que quiera".

El 7 de mayo de 1995, su Santidad el Papa Juan Pablo II la declaró oficialmente Beata.
"La Madre María es una mujer que supo fundir de manera admirable oración y acción (...) consumándose en un amor ilimitado hacia Dios y en la practica de la más genuina caridad hacia el prójimo". "No es necesario subrayar la importancia de esta causa para Venezuela. La Madre María de San José es la primera Venezolana Beata, fundadora de una congregación que, siguiendo su carisma dedica, su obra a los ancianos, niños huérfanos o abandonados, a los enfermos (...) Acerca de la actualidad de la Causa, no hay duda que el carisma de la Madre María, su total dedicación a los pobres y a los marginados, se corresponde con las actuales exigencias de América Latina, que busca encontrar una solución evangélica a sus problemas sociales ".
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Autor: Lic, Juan Manuel Robles Gil

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