Santa Gianna Beretta Molla, Médico, esposa y madre de familia
Abril 28Martirologio Romano: En Magenta, localidad cercana a Milán, en Italia, santa Juana Beretta Molla, madre de familia, que, esperando un hijo, no dudó en anteponer con amor la vida de la criatura a la suya propia. (†1962)
Fecha de canonización: 16 de mayo de 2004, por el Papa Juan Pablo
II.
Gianna Beretta nació en Magenta (provincia de Milán) el día 4 de octubre de 1922. Desde su tierna infancia, acoge el don de la fe y la educación cristiana que recibe de sus padres. Considera la vida como un don maravilloso de Dios, confiándose plenamente a la Providencia, y convencida de la necesidad y de la eficacia de la oración.
Gianna Beretta nació en Magenta (provincia de Milán) el día 4 de octubre de 1922. Desde su tierna infancia, acoge el don de la fe y la educación cristiana que recibe de sus padres. Considera la vida como un don maravilloso de Dios, confiándose plenamente a la Providencia, y convencida de la necesidad y de la eficacia de la oración.
Durante los años de Liceo y de Universidad, en los que se dedica con
diligencia a los estudios, traduce su fe en fruto generoso de apostolado en la
Acción católica y en la Sociedad de San Vicente de Paúl, dedicándose a los
jóvenes y al servicio caritativo con los ancianos y necesitados. Habiendo
obtenido el título de Doctor en Medicina y Cirugía en 1949 en la Universidad de
Pavía, abre en 1950 un ambulatorio de consulta en Mésero, municipio vecino a
Magenta. En 1952 se especializa en Pediatría en la Universidad de Milán. En la
práctica de la medicina, presta una atención particular a las madres, a los
niños, a los ancianos y a los pobres.
Su trabajo profesional, que considera como una «misión», no le impide el
dedicarse más y más a la Acción católica, intensificando su apostolado entre las
jovencitas.
Se dedica también a sus deportes favoritos, el esquí y el alpinismo,
encontrando en ellos una ocasión para expresar su alegría de vivir, recreándose
ante el encanto de la creación.
Se interroga sobre su porvenir, reza y pide oraciones, para conocer la
voluntad de Dios. Llega a la conclusión de que Dios la llama al matrimonio.
Llena de entusiasmo, se entrega a esta vocación, con voluntad firme y decidida
de formar una familia verdaderamente cristiana.
Conoce al ingeniero Pietro Molla. Comienza el período de noviazgo, tiempo
de gozo y alegría, de profundización en la vida espiritual, de oración y de
acción de gracias al Señor. El día 24 de septiembre de 1955, Gianna y Pietro
contraen matrimonio en Magenta, en la Basílica de S. Martín. Los nuevos esposos
se sienten felices. En noviembre de 1956, Gianna da a luz a su primer hijo,
Pierluigi. En diciembre de 1957 viene al mundo Mariolina y en julio de 1959,
Laura. Gianna armoniza, con simplicidad y equilibrio, los deberes de madre, de
esposa, de médico y la alegría de vivir.
En septiembre de 1961, al cumplirse el segundo mes de embarazo, es presa
del sufrimiento. El diagnóstico: un tumor en el útero. Se have necesaria una
intervención quirúrgica. Antes de ser intervenida, suplica al cirujano que
salve, a toda costa, la vida que lleva en su seno, y se confía a la oración y a
la Providencia. Se salva la vida de la criatura. Ella da gracias al Señor y pasa
los siete meses antes del parto con incomparable fuerza de ánimo y con plena
dedicación a sus deberes de madre y de médico. Se estremece al pensar que la
criatura pueda nacer enferma, y pide al Señor que no suceda tal cosa.
Algunos días antes del parto, confiando siempre en la Providencia, está
dispuesta a dar su vida para salvar la de la criatura: «Si hay que decidir entre
mi vida y la del niño, no dudéis; elegid -lo exijo- la suya. Salvadlo».
La mañana del 21 de abril de 1962 da a luz a Gianna Emanuela.
El día 28 de abril, también por la mañana, entre indecibles dolores y repitiendo la jaculatoria «Jesús, te amo; Jesús, te amo», muere santamente. Tenía 39 años.
El día 28 de abril, también por la mañana, entre indecibles dolores y repitiendo la jaculatoria «Jesús, te amo; Jesús, te amo», muere santamente. Tenía 39 años.
Sus funerales fueron una gran manifestación llena de emoción profunda, de
fe y de oración. La Sierva de Dios reposa en el cementerio de Mésero, a 4
kilómetros de Magenta.
«Meditada inmolación», Pablo VI definió con esta frase el gesto de la beata
Gianna recordando, en el Ángelus del domingo 23 de septiembre de 1973: «una
joven madre de la diócesis de Milán que, por dar la vida a su hija, sacrificaba,
con meditada inmolación, la propia». Es evidente, en las palabras del Santo
Padre, la referencia cristológica al Calvario y a la Eucaristía.
S.S. Juan Pablo II la canonizó el 16 de mayo de 2004.
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Fuente: Vatican.va
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