miércoles, diciembre 25, 2013

Beato Pedro el Venerable, Abad de Cluny

Beato Pedro el Venerable, Abad de Cluny

Diciembre 25
 
Martirologio Romano: En el monasterio de Cluny en Burgundia, en la actual Francia, beato Pedro el Venerable, abad, que dirigió la Orden monástica según los preceptos de la primitiva observancia y compuso numerosos tratados. (c.1092 - 1156).
 
Pedro de Montboisier nació Auvernia, en el seno de una familia de la nobleza y muy cristiana. Pedro entró como oblato en el monasterio cluniacense de Sauxillanges, donde recibió una educación literaria y religiosa de altísimo nivel. Terminados sus estudios, en el 1109, profesó como monje de Cluny; a los 20 años fue elegido prior de Vézelay y después del monasterio de Domené, aquí comenzó a sentir una gran atracción por la vida de los cartujos. Más tarde fue elegido abad de Cluny (1122-1156). Un poeta celebraba así la inesperada elección: "Alegraos, monjes de san Benito. Nadie puede comparársele. En prosa, es un nuevo Cicerón.
 
En verso, otro Virgilio. Discute como Sócrates. Discurre como Agustín. Ni Gregorio Magno, ni Ambrosio tienen que enseñarle nada de elocuencia. Músico, astrólogo, geómetra, orador, dialéctico, ningún conocimiento le es extraño".

Los principios de su gobierno fueron difíciles. Ponce, el anterior abad había abdicado al cargo para alistarse en las Cruzadas. Ahora regresaba con monjes giróvagos para recuperar el gobierno. Molestaron mucho a nuestro santo hasta que Ponce murió.

Cluny, la gran abadía de Borgoña, no sólo influía en el millar de abadías nacidas de ella, sino en toda la cristiandad. Como en siglos anteriores, cuando el papado se lo disputaban familias rivales romanas, Cluny seguía siendo un faro de luz en aquellos siglos oscuros. Ahora en el siglo XII empezaba a decaer. Sólo Pedro supo detener el declive en el momento en que surgió la reforma del Cister con san Bernardo de Claraval.

Los cistercienses profesaban la regla de san Benito, pues querían volver a los orígenes, cumplir la regla sin mitigaciones. Se entabló una lucha entre Bernardo y Pedro. Bernardo fue más violento. Les acusó de relajación, de acumulación de riquezas, de excesivo lujo en la mesa y en el culto. Les llamó "ciudadanos de Babilonia, hijos dignos de la gehnna". Pedro se quejó de tan violentas acusaciones, con palabras amables. "La caridad, les dice, es el alma de la regla. Si pecáis contra la caridad, habéis dejado el buen camino, aunque observéis bien la Regla". Con todo, Pedro y Bernardo, se amaron como amigos y hombres religiosos, y mantuvieron una correspondencia epistolar ejemplar. Vivieron reconciliados. Pedro no sólo hablaba de caridad. Luchó también por la reforma de Cluny y de todos los monasterios cluniacenses, y restauró la disciplina. Su voz era esperada y escuchada. Defendió al papa legítimo Inocencio II. Emprendió una campaña para evangelizar a los musulmanes españoles.

Mantenía frecuentes correspondencia con papas, obispos y reyes. En ella aparece siempre su espíritu de reconciliación y de concordia. Fue uno de los más eminentes eclesiásticos de su época y durante su gobierno, Cluny fue la más grande e influyente abadía. En Cluny reorganizó las finanzas, elevó el nivel de los estudios (él mismo fue poeta e ilustre teólogo, fue el primer europeo que tradujo el Corán al latín durante un viaje a Toledo) y acogió a Abelardo, después de que fuera castrado, y logró su reconciliación con Bernardo. Introdujo en la liturgia la fiesta de la Transfiguración. Escribió contra los herejes petrobrusianos, a favor de la cruzada en el que se dejó llevar por el antisemitismo de la época, y también contra el Islam. También escribió “De miraculis” y las “Cartas”. Murió como deseaba en el día de Navidad, después de haber predicado a sus monjes sobre estas fiestas.
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