Beato Estanislao de Jesús y María (Juan Papczynski), Presbítero y
Funador
Septiembre 17
Sacerdote y Fundador de los Clérigos Marianos de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María
Sacerdote y Fundador de los Clérigos Marianos de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María
Martirologio Romano: En Gora Kalwaria, Polonia, beato Estanislao de Jesús y María Papczynski, presbítero y fundador de los Clérigos Marianos de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María
Etimológicamente: Estanislao =
Aquel que es gloria y honor de su pueblo, es de origen polaco y
eslavo.
Estanislao de Jesús y María (nombre de pila Juan) Papczynski, sacerdote y fundador de los Clérigos Marianos de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, primera congregación masculina polaca, fue beatificado el domingo 16 de septiembre en Polonia, en el santuario mariano de Lichen, por el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, s.d.b.
El crecimiento en las
virtudes y en la
educación
"Son dos los adornos que dan
mucho brillo a las santas instituciones religiosas: la virtud y la educación",
así escribía el padre Papczynski en el ocaso de su vida (1690), en una de sus
cartas, mencionando asimismo los atributos que caracterizaron también su propia
vida. Nació en Podegrodzie, en el seno de una familia numerosa, cerca de Stary
Sacz, el 18 de mayo de
1631.
Corrían los tiempos en que
Polonia, uno de los mayores Estados de Europa, con un territorio de casi un
millón de kilómetros cuadrados, gozaba con orgullo de su poderío y esplendor. En
aquellos días no se prestaba gran atención a los acontecimientos que hoy
consideramos signos que auguraban las tragedias nacionales, cuyas tristes
consecuencias, en corto tiempo, también el padre Papczynski tendría que
sufrir.
Su padre, Tomás, que era un
sencillo y apreciado herrero, durante algunos años fue alcalde y encargado de la
iglesia en Podegrodzie. Su madre era una mujer piadosa y diligente. Eran
relativamente pudientes por la posición social que tenían, y no ahorraron
esfuerzos ni medios para la sólida educación y formación de su hijo, quien, no
sin considerables dificultades, estudió en colegios de escolapios y jesuitas.
Tuvo que interrumpir en varias ocasiones sus estudios, al principio a causa de
dificultades en el aprendizaje, y más tarde como resultado de las guerras y
epidemias que se difundían por el país. Así, en 1648, como consecuencia de la
epidemia que se extendía en Lvov, enfermó gravemente; con la ayuda de personas
desconocidas, se salvó de forma verdaderamente
milagrosa.
En 1650 interrumpió sus estudios
en Podoliniec (hoy Eslovaquia) porque la epidemia que se aproximaba del lado de
Hungría obligó a las autoridades a cerrar el colegio escolapio. Más tarde, en
1651, tuvo que escapar de Lvov, junto con otros estudiantes del colegio jesuita,
porque después de la derrota de los ejércitos reales se aproximaba a la ciudad
el ejército
cosaco.
De igual manera, tuvo que
interrumpir sus estudios teológicos cuando, en mayo de 1656, a causa de la
guerra con Suecia, estalló un combate por la ocupación de la ciudad. Durante
estos intervalos en sus estudios realizaba trabajos físicos en el campo. Más
adelante, en Secreta conscientiae, confesaría: "Le doy gracias a Dios porque,
por voluntad suya, fui entonces obligado por mis padres a apacentar rebaños,
porque (me atrevo a declararlo con conciencia tranquila), al pasar el tiempo en
los pastizales, en medio de los rebaños, conservé una conciencia pura y santa.
¡Señor mío! Lo que te suplico humildemente es que este género de providencia de
tu majestad —el cual espero para el futuro y en el cual creo— me conduzca hasta
el final de mi vida, para que tú seas glorificado en todos mis actos,
pensamientos y
palabras".
Las dificultades en la
consecución de su propia educación y su solicitud personal por ser fiel a Dios,
le exigieron magnanimidad y firmeza de espíritu. Su valoración del estudio y la
educación fue el fruto de aquellas virtudes; el padre Estanislao llegó a ser un
buen maestro y educador de la
juventud.
Primera
vocación
Después de terminar la retórica y
el curso de dos años de filosofía en el colegio jesuita en Rawa Mazowiecka, a la
edad de 23 años, ingresó en la Orden de las Escuelas Pías (escolapios),
oponiéndose a los insistentes esfuerzos de su madre y de su familia por casarlo.
Los escolapios habían iniciado su actividad en Polonia en 1642 y gozaban ya de
un considerable reconocimiento. Juan los conocía, con anterioridad a su ingreso,
porque en los años 1649-1650 había estudiado en sus colegios de Podoliniec. La
decisión había sido discernida con detenimiento y brotaba de la fe. No se
excluye que esta decisión haya sido fortalecida, además, por la necesidad de
oponerse a sus parientes, que veían su futuro de modo
diferente.
Después de muchos años confesaba:
"Es muy difícil expresar lo mucho que aprecié mi vocación, la cual era promovida
sólo por Dios mismo". Esperó algunos años para poder ingresar, ya que en 1646
los escolapios fueron reconocidos como congregación, pero sin derecho a la
profesión de votos, y este estado se prolongó hasta el año 1656. Como Orden de
carácter mariano, le parecía muy adecuada para él por su amor a María, en el que
se había formado desde la infancia. Además, su dedicación a la formación de la
juventud descuidada y pobre de origen campesino, y la idea de "suprema pobreza"
contenida en aquella espiritualidad, hicieron que Juan se identificara con esta
comunidad y se adhiriese a ella de corazón. Llamaba a su Orden: "La más santa
congregación", "más valiosa que la vida", "la más
amada".
En el noviciado recibió el nombre
religioso de Estanislao de Jesús y María. En el primer año del noviciado hizo
tales progresos en la vida religiosa, que al inicio del segundo año fue enviado
a realizar estudios teológicos en Varsovia. Allí, el 22 de julio de 1656,
profesó los tres votos simples de castidad, pobreza y obediencia e hizo el
juramento de permanecer en la Orden hasta el final de su vida. Al recibir las
órdenes menores y el subdiaconado algunos días después, tuvo que abandonar el
claustro junto con otros escolapios, porque cerca de los muros de Varsovia se
desencadenó una batalla contra los ejércitos suecos. Los religiosos huyeron a
Rzeszów y después se refugiaron en Podoliniec, donde, a comienzos de 1658, le
fue encomendada al hermano Estanislao la enseñanza de retórica en el colegio
local. El 12 de marzo de 1661 recibió la ordenación sacerdotal de manos del
obispo de Przemysl, Estanislao Sarnowski. Después de tres años de trabajo como
profesor de retórica en Rzeszów, fue trasladado a
Varsovia.
En búsqueda de la
perfección
evangélica
Con todo el celo y la pasión
propios de su carácter, el padre Estanislao se involucra en el trabajo pastoral.
Había comenzado a enseñar retórica ya desde antes de su ordenación. Con el
tiempo, para las necesidades de sus estudiantes, elaboró y entregó a la imprenta
el Prodromus reginae artium, un manual de retórica que después sería varias
veces renovado. Consideraba la enseñanza, que lo ponía en contacto con la
juventud, como el medio perfecto para formar una nueva generación de ciudadanos
de
Polonia.
Procuraba transmitir no sólo la
manera de "pronunciar bellas palabras", sino también consejos "para una buena y
noble vida", para que los alumnos "con el paso de los años, mediante la
adquisición de sabiduría y todo género de virtudes, se convirtieran en la
verdadera gloria de su familia, en la verdadera gloria de Polonia". Tenía
consciencia de la trágica situación de su país: guerras incesantes y agotadoras
que abarcaban todo el territorio, el ahondamiento de la miseria social, el
vaciamiento del tesoro real, el descuido en el área de la fe y la moral, los
irreprimibles privilegios de la nobleza, las luchas de partidos, la parálisis
del parlamento. Por lo tanto, incluyó en su enseñanza elementos de crítica a la
desigualdad y a las degeneraciones sociales, y publicó sus opiniones en dos
manuales
impresos.
El padre Papczynski, ya desde
1663, se había hecho famoso en Varsovia no sólo como profesor de retórica, sino
también como maestro de vida espiritual, predicador y confesor. Imprimió algunos
de sus sermones, entre otros, Orator crucifixus (1670), que contiene
consideraciones sobre las últimas siete palabras de Cristo. Fue también un
incansable propagador del culto a la Inmaculada Concepción de María, dirigiendo,
entre otras obras, la cofradía establecida en su honor en la iglesia de los
escolapios en
Varsovia.
En la Orden, se le encomendó la
tarea de prefecto del colegio, el encargo de recolectar las cartas de solicitud
en el proceso de beatificación del padre José de Calasanz, y fue también elegido
como delegado para el capítulo provincial. Sin embargo, al mismo tiempo, las
controversias aumentaban. El padre Estanislao, inspirado por el espíritu del
fundador, defendió celosamente la observancia primitiva de la Orden de las
Escuelas Pías y el derecho de elección de los superiores provinciales en las
provincias.
Sin embargo, comenzaron a
aparecer contra él, por parte de otros hermanos, acusaciones de instigación y
rebeldía. A este período de su vida lo denominó "martirio de larga duración".
Buscó fuerza y apoyo en la cruz de Cristo. De estas experiencias nació el libro
Christus patiens, que contiene consideraciones acerca de la pasión del Señor
basadas en fragmentos del
Evangelio.
Finalmente, movido por un
verdadero amor, y deseando el restablecimiento de la paz en la provincia
dividida a causa de las controversias, solicitó en 1669 el permiso de abandonar
la Orden de las Escuelas Pías y lo obtuvo mediante un breve apostólico del día
11 de diciembre de
1670.
Fundador de los Clérigos
Marianos
Mientras aguardaba que llegara la
autorización para su partida, en la residencia escolapia de Kazimierz, cerca de
Cracovia, el padre Estanislao, de manera inesperada, y ante todos los allí
congregados, leyó su Oblatio, un acto —previamente preparado— de consagración
total a Dios uno y trino y a la Madre de Dios María Inmaculada, y anunció su
propósito de fundar la "Asociación de sacerdotes marianos de la Inmaculada
Concepción".
Al mismo tiempo, confesó su fe en
la Inmaculada Concepción y profesó el llamado "voto de sangre", es decir, la
disposición de defender esta verdad incluso hasta dar la vida por ella. En los
planes de la Providencia divina, la Orden de los Escolapios fue para el padre
Estanislao una escuela de vida religiosa, un lugar de preparación para entrar en
una nueva vocación. Más tarde confesó que aquel acto de consagración lo hizo por
inspiración divina, y que la "visión" de la nueva congregación fue formada en su
mente por el Espíritu Santo. Inmediatamente después de abandonar la Orden de los
Escolapios, comenzó a buscar formas de realización de esos propósitos y, por esa
razón, no aceptó las invitaciones de otras congregaciones que le ofrecieron el
ingreso en sus comunidades. También rechazó varios beneficios que le fueron
ofrecidos por algunos
obispos.
Con el apoyo del obispo de
Poznan, Esteban Wierzbowski, se instaló en un terreno de su diócesis, y en 1671
vistió allí un hábito blanco para honrar a la Inmaculada Concepción. Entre
tanto, preparó para la futura congregación una nueva regla y la llamó Norma
vitae. Para dar inicio a su instituto se encaminó a una pequeña comunidad de
ermitaños en Puszcza Korabiewska (hoy Puszcza Marianska) y les expuso su visión
de la vida religiosa. Los "Ermitaños Marianos" obtuvieron la aprobación eclesial
el 24 de octubre de 1673 mediante el decreto del obispo Estanislao Swiecicki. En
1677, el obispo Esteban Wierzbowski donó a los marianos la iglesia de la Última
Cena en Nowa Jerozolima (hoy Gora Kalwaria), junto a la cual surgió la nueva
casa religiosa. El 21 de abril de 1679, ese mismo obispo erigió canónicamente la
congregación de los Marianos en el territorio de su diócesis. El padre
Estanislao no cesó en sus esfuerzos por conferirle una forma de vida que no
fuera ermitaña —con la que había surgido la primera casa religiosa—, sino
apostólica, según el modelo escolapio que conocía y apreciaba en gran
manera.
El carisma y desarrollo
de la
Congregación
Antes que Estanislao Papczynski
fundara la Orden de los Marianos, cuyo primer objetivo era la difusión del culto
a la Inmaculada Concepción de la santísima Virgen María, la espiritualidad
mariana había impregnado ya completamente medio siglo XVII. Esta espiritualidad
estaba vinculada a variadas y bastante originales formas de piedad, entre las
cuales la más significativa era la esclavitud mariana. Elaborada teológicamente
y siendo bastante popular entre la sociedad, con seguridad tuvo influencia en
los votos del rey Jan Kazimierz y la consagración de Polonia como esclava de
María.
Aunque la espiritualidad de la
congregación de los Marianos refleja, de algún modo, la espiritualidad y la
mentalidad de la Iglesia en Polonia, al mismo tiempo se puede advertir que su
fundador no quería ser un simple continuador de esa devoción mariana. Concentró
su atención, sobre todo, en el misterio de la Inmaculada Concepción, hallando en
él, de alguna manera, el corazón del cristianismo: el don gratuito del infinito
amor de Dios por los hombres, obtenido por Cristo, es acogido por María como la
primera entre los creyentes, en total amor y docilidad a Dios, durante toda su
vida.
También, por esa razón puso en
este misterio una gran esperanza de alcanzar los bienes celestiales, orando con
frecuencia: "Que la Inmaculada Concepción de la Virgen María sea nuestra
salvación y protección". Vio en la imitación evangélica de la vida de María la
forma fundamental del culto a la Inmaculada
Concepción.
Su sensibilidad a la actuación
del Espíritu Santo y a los signos de los tiempos, en especial a las vicisitudes
de los más pobres, hicieron que en 1676 añadiera al objetivo original de la
Congregación la oración por los difuntos, sobre todo por los soldados caídos y
por las víctimas de las epidemias. Los primeros biógrafos del padre Estanislao
citan que él mismo frecuentaba los campos de batalla, curaba las heridas de los
soldados, enterraba a los muertos y oraba por ellos. Son aquí significativas las
reminiscencias de su servicio durante la batalla contra los turcos en territorio
ucraniano, en los años
1675-1676.
El padre Estanislao tuvo muchas
experiencias místicas vinculadas con el purgatorio, durante las cuales hubo de
experimentar los sufrimientos de los difuntos sometidos a la purificación.
Además de orar más por ellos en forma personal y de asumir diferentes actos de
penitencia por esa intención, exhortó a sus hermanos a hacer lo
mismo.
El fundador de los Marianos
también deseaba ayudar a los párrocos en su trabajo pastoral y se dedicó con
celo a esta actividad apostólica. La crisis de Polonia, sentida por todos en
aquel tiempo, afectó también a la Iglesia y se manifestó no sólo en la falta de
formación religiosa —en especial entre las capas sociales más bajas— sino
también, en la carencia de sacerdotes. En su celo por la santificación del
pueblo, el padre Estanislao escribió y editó en 1675, en Cracovia, el libro
titulado Templum Dei mysticum. En él expone a los fieles laicos la manera de
aspirar a la santidad, apoyándose en las palabras de san Pablo referentes a que
el cristiano es "templo de Dios" (1 Co 3, 16). El padre Estanislao también se
dedicó con celo a las obras de misericordia, tanto espirituales como
materiales.
Con el objeto de obtener la
aprobación pontificia, en 1690 se dirigió a Roma, pero desafortunadamente se
encontró con la muerte del Papa Alejandro VII. Mientras esperaba la elección del
nuevo Papa, cayó enfermo y tuvo que regresar a su país. Solamente alcanzó a
obtener el consentimiento de los franciscanos observantes para poner bajo su
cuidado la congregación de los Marianos. Esta anexión a los franciscanos había
sido solicitada por él en 1691 a fin de asegurar un desarrollo estable para la
nueva comunidad. Después de regresar a Polonia, convencido de la proximidad de
su muerte, escribió su testamento. No obstante, recobró la salud y continuó
dirigiendo el desarrollo de la
comunidad.
En la primavera de 1698, como no
se sentía con suficientes fuerzas para hacerlo él mismo, envió a Roma al
procurador general Kozlowski con la tarea de obtener la aprobación pontificia, y
en el otoño de ese mismo año emprendió la fundación en Gozlin, Mazovia.
Kozlowski obtuvo la aprobación pontificia para los Marianos en el año de 1699,
después de recibir la Regula decem beneplacitorum. El 24 de noviembre de 1699,
Inocencio XII aprobó canónicamente a los Marianos, la última Orden de clero
regular en la historia de la Iglesia. El Papa encomendó al nuncio de Varsovia
que recibiera la profesión de votos solemnes de los religiosos
Marianos.
Estanislao Papczynski fue
superior general hasta el final de su vida. Murió el 17 de septiembre de 1701 en
la casa religiosa de Gora Kalwaria, pronunciando las palabras: "En tus manos
Señor, encomiendo mi espíritu", bendiciendo antes a quienes lo acompañaban,
animándolos a conservar la Regla y las Constituciones, y expresando su ardiente
deseo de unirse a
Cristo.
La Orden fundada por él fue
desarrollándose, aunque no sin considerables dificultades. Al poco tiempo de la
muerte de su fundador, atravesó una crisis que por poco no acabó con su
existencia. Después de superar las dificultades, la comunidad salió fortalecida
y comenzó el dinámico desarrollo de los Marianos en Polonia, en Portugal y en
Roma. El siglo XIX trajo un tiempo de encarnizadas persecuciones por parte de
las autoridades seculares y la clausura de las casas religiosas en todos los
países en los que se encontraba la Orden de los
Marianos.
A comienzos del siglo XX, quedaba
un solo sacerdote Mariano, en Mariámpole, Lituania. No obstante, Dios salvó su
obra sirviéndose del beato Jorge Matulaitis Matulewicz quien, con el
consentimiento de la Santa Sede y en cooperación con el superior general,
ingresó en secreto en la Orden y, a escondidas de las autoridades seculares,
llevó a cabo una reforma. El rápido desarrollo que siguió a la reforma hizo que
los Marianos emprendieran sucesivas obras en nuevos países. Al presente, la
Congregación cuenta con más de 500 miembros en 18 países, en todos los
continentes.
Historia del proceso de
beatificación
Estanislao Papczynski murió en
olor de santidad. Esta fama de santidad era conocida ya durante su vida terrena.
Sin embargo, como resultado de las dificultades que atravesó la Orden de los
Marianos después de su muerte, no se emprendieron entonces las gestiones para su
beatificación. La actividad intensa en esa dirección fue iniciada por el siervo
de Dios Kazimierz Wyszynski, sacerdote Mariano, a mediados del siglo XVIII. El
proceso informativo, iniciado en la diócesis de Poznan, duró desde 1767 a
1769.
A principios del siglo XX,
inmediatamente después del renacimiento de la Congregación, durante el capítulo
general presidido por el beato Jorge Matulaitis Matulewicz en 1923, se tomó la
decisión de reanudar las gestiones del proceso de beatificación. Sin embargo, el
proceso sólo se inició formalmente en 1953. La Congregación para las causas de
los santos emitió en 1992 el decreto sobre la heroicidad de las virtudes del
padre Estanislao, y el 16 de diciembre del 2006, emitió el decreto que reconocía
el milagro realizado por su
intercesión.
Mensaje para el siglo
XXI
Podría parecer que las
circunstancias de la vida de Estanislao Papczynski, quien vivió hace más de 300
años, no tienen mucho que decirle al hombre contemporáneo. Sin embargo, la
divina Providencia, en la que él confió toda su vida sin límites y con
perseverancia, quiere que los ojos del hombre de hoy se vuelvan hacia la persona
de un religioso que persiguió un fin: que el hombre, redimido por la sangre de
Cristo, acoja plenamente la verdad del Evangelio y la gracia de Dios, y que
responda a ella con la totalidad de su vida. Con estos objetivos fundó la
Congregación; esta es la verdad que procuró llevar a los hombres. Encontró la
inspiración para sus convicciones en el misterio de la Inmaculada Concepción, en
el que descubrió la inmensidad del amor de Dios por cada hombre, desde el inicio
de su existencia y sin mérito alguno de su parte.
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Fuente:
Vatican.va
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