San Pedro de San José Betancurt, Terciario Franciscano
Abril 24 - 25
Religioso Franciscano y Fundador de la Orden de Nuestra Señora de Belén (Bethlemitas)
Religioso Franciscano y Fundador de la Orden de Nuestra Señora de Belén (Bethlemitas)
Martirologio Romano: En Antigua, cerca de la ciudad de Guatemala, en América Central, san Pedro de San José Bethencourt, religioso de la Tercera Orden Regular de San Francisco, que bajo el patrocinio de Nuestra Señora de Belén se entregó ejemplarmente a la asistencia de huérfanos, mendigos, enfermos, jóvenes sin formación, extranjeros y condenados a trabajos forzados. († 1667)
Fecha de canonización: 30 de julio de 2002, por el Papa Juan Pablo 
II.
San Pedro de San José Betancurt nace en Vilaflor de Tenerife, (Islas Canrias, España), el 21 de marzo de 1626 y muere en Guatemala el 25 de abril de 1667.
San Pedro de San José Betancurt nace en Vilaflor de Tenerife, (Islas Canrias, España), el 21 de marzo de 1626 y muere en Guatemala el 25 de abril de 1667.
La distancia en el tiempo no opaca la luz que emana de su figura y que ha 
iluminado tanto a Tenerife como a toda la América Central desde aquellos remotos 
días de la Colonia.
San Pedro de San José Betancurt supo leer el Evangelio con los ojos de los 
humildes y vivió intensamente los Misterios de Belén y de la Cruz, los cuales 
orientaron todo su pensamiento y acción de caridad. Hijo de pastores y 
agricultores, tuvo la gracia de ser educado por sus padres profundamente 
cristianos; a los 23 años abandonó su nativa Tenerife y, después de 2 años, 
llegó a Guatemala, tierra que la Providencia había asignado para su apostolado 
misionero.
Apenas desembarcado en el Nuevo Mundo, una grave enfermedad lo puso en 
contacto directo con los más pobres y desheredados. Recuperada inesperadamente 
la salud, quiso consagrar su vida a Dios realizando los estudios eclesiásticos 
pero, al no poder hacerlo, profesó como terciario en el Convento de San 
Francisco, en la actual La Antigua Guatemala, con un bien determinado programa 
de revivir la experiencia de Jesús de Nazaret en la humildad, la pobreza, la 
penitencia y el servicio a los pobres.
En un primer momento realizó su programa como custodio y sacristán de la 
Ermita del Santo Calvario, cercana al convento franciscano, que se convierte en 
el centro irradiador de su caridad. Visitó hospitales, cárceles, las casas de 
los pobres; los emigrantes sin trabajo, los adolescentes descarriados, sin 
instrucción y ya entregados a los vicios, para quienes logró realizar una 
primera fundación para acoger a los pequeños vagabundos blancos, mestizos y 
negros. Atendió la instrucción religiosa y civil con criterios todavía hoy 
calificados como modernos.
Construyó un oratorio, una escuela, una enfermería, una posada para 
sacerdotes que se encontraban de paso por la ciudad y para estudiantes 
universitarios, necesitados de alojamiento seguro y económico. Recordando la 
pobreza de la primera posada de Jesús en la tierra, llamó a su obra 
«Belén».
Otros terciarios lo imitaron, compartiendo con el santo penitencia, oración 
y actividad caritativa: la vida comunitaria tomó forma cuando el Santo escribió 
un reglamento, que fue adoptado también por las mujeres que atendían a la 
educación de los niños; estaba surgiendo aquello que más tarde debería tener su 
desarrollo natural: la Orden de los Bethlemitas y de las Bethlemitas, aún cuando 
éstas sólo obtuvieron el reconocimiento de la Santa Sede más tarde.
El Santo Hermano Pedro se adelantó a los tiempos con métodos pedagógicos 
nuevos y estableció servicios sociales no imaginables en su época, como el 
hospital para convalecientes. Sus escritos espirituales son de una agudeza y 
profundidad inigualables.
Su caridad no le daba reposo. Su esperanza y su fe lo mantenían en vigilia, 
el oído atento al dolor. Pedro, un hombre sin techo y sin pan, daba de comer al 
hambriento y vestía al desnudo. Acudía a los ricos y acercándoles la llama de su 
caridad derretía su egoísmo y encendía la generosidad de aquellos hombres.
Muere apenas a los 41 años el que en vida era llamado «Madre de Guatemala». 
A más de tres siglos de distancia, la memoria del «hombre que fue caridad» es 
sentida grandemente, viva y concreta, en su nativa Tenerife, en Guatemala y en 
todos los lugares donde se conoce su obra. El Hermano Pedro fue Beatificado 
solemnemente por S.S. Juan Pablo II el 22 de junio de 1980, y canonizado el 30 
de julio de 2002 por el mismo Papa, en un acontecimiento de incalculable valor 
pastoral y eclesial para Guatemala y para toda América.
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Fuente: Vatican.va


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