Beato
Jordán de Pisa, Presbítero
Dominico
Agosto 19
Martirologio Romano: En Piacenza, en la Emilia, beato Jordán de Pisa, presbítero de la Orden de Predicadores, que en lenguaje popular expuso al pueblo la más alta doctrina con la máxima sencillez (c. 1311).
Martirologio Romano: En Piacenza, en la Emilia, beato Jordán de Pisa, presbítero de la Orden de Predicadores, que en lenguaje popular expuso al pueblo la más alta doctrina con la máxima sencillez (c. 1311).
Fecha
de beatificación: Su culto fue confirmado en 1833.
Jordán de Pisa ha pasado a la historia como uno de los creadores del italiano moderno.
Jordán de Pisa ha pasado a la historia como uno de los creadores del italiano moderno.
Era
un predicador de gran elocuencia y saber, contemporáneo de Dante y uno de los
primeros en usar el dialecto toscano en vez del latín. Su contribución al
enriquecimiento y consolidación del italiano hablado puede compararse con la de
Dante y Petrarca respecto del italiano
escrito.
No
sabemos nada sobre el nacimiento y los primeros años del beato. De un pasaje de
sus sermones parece desprenderse que, en 1276, se hallaba estudiando en París.
"Imaginad a un hombre -dijo-, que se haya ganado el favor del rey de Francia.
¿No recibirá acaso grandes honores? Yo tuve la ocasión de ver, con mis propios
ojos, a un hombre así, a un hombre de humilde origen que había llegado a ganarse
el favor del rey. Toda la corte y los barones se inclinaban ante él y le
honraban desmensuradamente, sólo porque era amigo del rey." Esta frase se
refiere ciertamente a Pedro de la Brosse, barbero y cirujano de San Luis de
Francia, que fue más tarde íntimo amigo de su hijo, el rey
Felipe.
El
primer dato cierto que poseemos sobre Jordán es que tomó el hábito de Santo
Domingo, en Pisa, en 1280 y que más tarde fue a la Universidad de París a
completar sus
estudios.
El
capítulo de la Orden de Santo Domingo, que tuvo lugar en Rietti en 1305, le
nombró professor en Florencia. Durante los tres años que desempeñó ese cargo, el
alto nivel de su enseñanza hizo famoso en toda Italia el convento de Santa María
Novella. Puesto que pertenecía a la Orden de Predicadores Jordán encontraba
tiempo para predicar e impartir la
enseñanza.
Pronto se convirtió en uno de los más grandes oradores
de su época; en ocasiones llegó a predicar cincuenta veces al día. A veces
empezaba a predicar sobre un tema, por la mañana, en una iglesia y continuaba a
mediodía en otra, para terminar por la noche en una tercera iglesia. Los
florentinos le seguían de una a otra, ávidos de escucharle. Muchos de sus
oyentes tomaban notas, algunas de las cuales han llegado hasta nosotros y
constituyen verdaderos tesoros lingüísticos. La predicación del beato era tan
sencilla como avasalladora: hablaba de Cristo crucificado e ilustraba la
doctrina con ejemplos tomados de la Sagrada Escritura y de las vidas de los
santos.
Con
frecuencia se refería a la necesidad e importancia de la predicación y del valor
de la obra de Santo Domingo, antes del cual, según las palabras del beato,
"apenas si había escuelas de Teología; en cambio, ahora abundan en toda la
Cristiandad y todas las comunidades importantes tienen su propia cátedra, lo
cual es muy útil. Antes de Santo Domingo, sólo los obispos predicaban la Palabra
de Dios; éste era su oficio distintivo; los sacerdotes, los monjes y los
ermitaños sólo predicaban con el
ejemplo".
El
efecto de la predicación del beato, sobre todo en Florencia, fue extraordinario
y elevó el nivel de la moral en la ciudad. Jordán trataba de asegurar la
perseverancia de sus penitentes, aconsejándoles, como principales medios, la
asistencia diaria a la misa, el uso frecuente de los sacramentos, las oraciones
de la mañana y de la noche, el recuerdo de la presencia de Dios, la lectura
espiritual y la meditación sobre la vanidad de este mundo y la eternidad del
venidero.
El
beato acababa exhausto, después de dos o tres horas de predicación; su discípulo
Ventura, que más tarde sería conocido con el nombre de Beato Silvestre de
Valdevise, le esperaba, algunas veces, al pie de la escalera del púlpito para
darle un poco de vino. Ambos siervos de Dios eran muy amigos y Ventura ingresó,
algo más tarde, como hermano lego en el convento de los camaldulenses de
Florencia. Muchos otros penitentes de Jordán llegaron también a ser famosos por
su santidad. La crónica del convento de Santo Domingo de Pisa afirma que el
beato conocía de memoria "el breviario, el misal, la mayor parte de la Biblia
con las notas marginales, la segunda parte de la Suma de Santo Tomás y muchos
otros libros. La Cofradía del Divino Redentor, una de las que el beato fundó en
Pisa, conserva todavía las constituciones primitivas. En 1311, Jordán fue
professor de Teología del convento de San Jacques, en París; pero en el camino
le sorprendió una enfermedad de la que murió en Piacenza.
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Fuente:
oremosjuntos.com
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