miércoles, febrero 13, 2013

San Agabo, Profeta Carmelita

San Agabo Profeta, del pintor barroco Juan Bautista Maíno
San Agabo, Profeta Carmelita
Febrero 13

Febrero 13 y Abril 8 (Iglesia Oriental).
 

De él habla San Lucas en los Hechos de los Apóstoles, siglo I. Agabo, originario de Judea, es mencionado por dos veces en los Hechos de los Apóstoles, como uno de los profetas que vinieron de Jerusalén a Antioquía durante la predicación de Pablo y de Bernabé.

En Antioquía anunció un hambre universal que se cumplió bajo el gobierno de Claudio (Hech. 11:28). Dieciséis años más tarde, volvemos a encontrar a Agabo en Cesárea, donde se detuvo durante su viaje desde Judea, hospedándose en la casa de Felipe.

Ahí, mediante un acto simbólico, anunció que Pablo sería hecho prisionero en Jerusalén (Hech. 21:10). Algunos han pensado que hubo dos personajes con el nombre de Agabo; pero se admite generalmente sólo a uno, ya que en los dos pasajes de los Hechos que le mencionan, el nombre, la función, el país de origen y la época, son idénticos. Los griegos expresaron la opinión de que Agabo fue uno de los setenta discípulos y que recibió el martirio en Antioquía.

Y lo festejan el día 8 de marzo. Una leyenda de la orden del Carmelo atribuye a Agabo la fundación de una iglesia en honor de la Madre de Dios; en consecuencia, se le da como característica el hábito de la orden del Carmen y, sobre la mano, una pequeña iglesia con la inscripción "Virgini Matri." También se encuentra a Agabo señalado como discípulo del Señor o de los Apóstoles, en las fechas del 8 al 10 de abril.
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Fuente: oremosjuntos.com
De Agabo hay que decir que aunque verdadero profeta, su fama se la ha ganado por la leyenda. Aparece en los Hechos de los Apóstoles en dos ocasiones:
"Por aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que ciertamente habría una gran hambre en toda la tierra. Y esto ocurrió durante el reinado de Claudio". (Hechos 11, 27-28).
Esta hambruna, efectivamente, ocurrió sobre el año 45. El otro texto dice:
"Y deteniéndonos allí [en Cesarea] varios días, descendió de Judea cierto profeta llamado Agabo, quien vino a vernos, y tomando el cíngulo de Pablo, se ató las manos y los pies, y dijo: 'Así dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al dueño de este cíngulo, y lo entregarán en manos de los gentiles'. Al escuchar esto, tanto nosotros como los que vivían allí le rogábamos que no subiera a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: '¿Qué hacéis, llorando y quebrantándome el corazón? Porque listo estoy no sólo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús' ". (Hechos 21, 10-13)
Es decir, que este Agabo, del que nunca antes se oyó hablar en el Evangelio, predice la prisión de San Pablo, a lo que este contesta con determinación, a padecer por Cristo. Y se pierde la memoria de su nombre, aunque luego aparece en una lista de profetas en un escrito de Melquíades contra Montano. Pero ¿de donde salió Agabo?. El verbo "descender" utilizado en ambos textos bíblicos, dio pie a hacerlo venir desde el Monte Carmelo, como uno de aquellos hijos de los profetas que en Pentecostés habrían recibido el Espíritu Santo. Pero ahí no quedó la cosa, la leyenda carmelitana le dotó de una vida y sucesos muy interesantes:

Resulta que Agabo era un mago que vivía prendado de la Virgen María y, al enterarse de que se había hecho un concurso de varones de la casa de David, para elegir pretendiente, quiso presentarse al "casting", aunque no pertenecía a esta descendencia. Cuando supo que María habría de ser casada con aquel cuya vara floreciera, Agabo recurrió a su magia, pero de poco le sirvió. La vara florecida fue la de San José, y:
"como no fuese Agabo el destinado en los decretos eternos para compañero de la Madre de Dios, sino el santísimo patriarca José, viendose excluido de la dicha a que aspiraba, retiróse a las soledades del Monte Carmelo, pesándole de haber gastado tiempo en aquella ciencia falaz; y más luego que pudo averiguar que en María se encerraba un misterio oculto a los siglos, y que la magia no podía penetrar. Asocióse a los elianos, en cuyo instituto hizo penitencia de su vida pasada, con lo que vino a hacerse hijo y hermano espiritual de la Virgen Santísima, ya que no fue digno de ser su esposo, y a ser compañero y cohermano de los apóstoles".
San Agabo. Icono moderno
Y, finalmente, allí en el Carmelo construiría una iglesia dedicada a la Virgen María. Que restauró la de San Elías, dicen otros, como Dorlando, en su "Vida de Santa Ana". Muy bonito, pero cuando los Padres de la Iglesia, como San Gregorio de Nisa (9 de marzo), San Juan Damasceno (4 de diciembre y 7 de mayo) o San Germán de Constantinopla (12 de mayo) hablan de los Desposorios de María y San José, no mencionan esta irrupción dramática de Agabo. Ni ningún libro apócrifo lo alude.

En cuanto a su culto, hay que decir que solo lo recibe en la Iglesia oriental, junto a otros discípulos y profetas, a veces con el título de mártir. En occidente aparece su memoria por primera vez en el martirologio de San Adón de Vienne (16 de diciembre), que a 13 de febrero dice: "El triunfo de San Agabo profeta, en Antioquía, del cual habla san Lucas en los Hechos de los apóstoles". Aunque otros le citan a 8 de abril. En la orden, aunque fue muy representado junto a otros santos, no tuvo nunca culto litúrgico, ni oficio. Se le reconoce iconográficamente por llevar una iglesia con la inscripción "Virginis Matris" y tener una vara o báculo roto.
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Fuente: preguntasantoral.blogspot.com

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