jueves, febrero 28, 2013

Traslación de las reliquias de San Agustín, desde Cerdeña a Pavía

Traslación de las reliquias de San Agustín, desde Cerdeña a Pavía
Febrero 28

722. «El amor es el alma de la Iglesia»
Benedicto XVI esperaba esta peregrinación desde que fue elegido obispo de Roma. Este fin de semana, visitó la tumba de su maestro de teología y de vida, san Agustín, y desde la ciudad italiana de Pavía relanzó el mensaje central de su pontificado: "Dios es amor". Benedicto XVI, ante la tumba de san Agustín, en Pavía. El Papa relanzó su propuesta en la basílica de San Pedro en el Cielo de Oro, de Pavía, donde se encuentran las reliquias del santo, ante numerosos religiosos y religiosas agustinos, consagrados de otras familias religiosas, sacerdotes y seminaristas. El obispo de la diócesis y el Prior General de la Orden de San Agustín habían invitado al Papa a visitar Pavía poco después de haber sido elegido. Él aceptó inmediatamente, pero ha tenido que esperar hasta ahora para poder realizar este deseo. Durante su visita, el Papa puso la primera piedra del futuro centro cultural agustiniano, dedicado precisamente a Benedicto XVI, que busca promover el pensamiento y la cultura cristianos, en particular, la herencia espiritual de san Agustín, considerado como uno de los filósofos y teólogos más grandes de todos los tiempos.


El Papa reconoció que quiso «venir a venerar los restos mortales de san Agustín, modelo de diálogo entre razón y fe, para expresar tanto el homenaje de toda la Iglesia a uno de sus padres más grandes, como mi personal devoción y reconocimiento por quien ha tenido tanta importancia en mi vida de teólogo y de pastor, pero diría, aún antes, de hombre y de sacerdote». Éste es «el mensaje que san Agustín sigue repitiendo a toda la Iglesia», aseguró: «El amor es el alma de la vida de la Iglesia y de su acción pastoral. Sólo quien vive la experiencia personal del amor del Señor es capaz de ejercer la tarea de guiar y de acompañar a los demás por el camino del seguimiento de Cristo». Y añadió: «Os repito esta verdad como obispo de Roma, mientras, con una alegría siempre renovada, la acojo junto a vosotros como cristiano».

Para el Papa, «servir a Cristo es, ante todo, una cuestión de amor. La Iglesia no es una mera organización de encuentros colectivos ni, por el contrario, la suma de individuos que viven una religiosidad privada. La Iglesia es una comunidad de personas que creen en el Dios de Jesucristo y se comprometen a vivir en el mundo el mandamiento de la caridad que Él les dejó», indicó. «Es, por tanto, una comunidad en la que se educa en el amor, y esta educación no tiene lugar a pesar, sino a través, de los acontecimientos de la vida».
Benedicto XVI concluyó lanzando un llamamiento a vivir la vida cristiana, que «tiene en la caridad el vínculo de perfección y que debe traducirse en un estilo de vida moral inspirado en el Evangelio, inevitablemente contra la corriente de los criterios del mundo, pero que siempre hay que testimoniar con un estilo humilde, respetuoso y cordial».

La tercera visita pastoral de Benedicto XVI a Italia había comenzado el sábado con una gran misa al aire libre en la cercana ciudad de Vigevano. En Pavía, visitó un hospital, se encontró con los estudiantes de su prestigiosa universidad y celebró una multitudinaria misa en la que propuso el modelo de conversión de san Agustín al hombre contemporáneo.

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