Febrero 1
De la Orden de Vallumbrosa, en Castro Florentino, Toscana, 1242. Nacida en Castelfiorentino, Toscana, llevó, durante treinta y cuatro años, una vida de reclusión en una ermita erigida cerca del río Elba, anexa a un pequeño oratorio. Todo su mobiliario era una piedra que le servía de asiento.
La única comunicación con el exterior era una pequeña ventana abierta en el oratorio. Su única preocupación, después de la oración, eran los pobres a quienes entregaba todo lo que los visitantes le donaban. En 1221 fue visitada por San Francisco de Asís. Murió el año 1242.
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Fuente: oremosjuntos.com
Martirologio Romano: En Castro Fiorentino, en la Toscana, santa Viridiana,
virgen, que vivió como reclusa desde la juventud hasta la ancianidad
(1236/1242).
Fecha de beatificación: El culto fue confirmado en 1533 por el Papa
Clemente VII.
Santa Viridiana nació en Castelfiorentino en el año 1182 y, por tanto, es coetánea de San Francisco de Asís. Se cuenta que en el 1221 él le hizo una visita y la admitió en la tercera orden Franciscana. Pertenecía a la noble familia de los Attavanti, que estaba en decadencia pero todavía gozaba de un cierto prestigio.
Santa Viridiana nació en Castelfiorentino en el año 1182 y, por tanto, es coetánea de San Francisco de Asís. Se cuenta que en el 1221 él le hizo una visita y la admitió en la tercera orden Franciscana. Pertenecía a la noble familia de los Attavanti, que estaba en decadencia pero todavía gozaba de un cierto prestigio.
Un rico pariente la nombró su administradora, pero como desde la infancia
se sentía llevada a la oración y a la abstinencia, concibió siempre su cargo
como una gran posibilidad para hacer la caridad.
A veces la Providencia tuvo que intervenir con prodigios. Se cuenta que un
día su tío había reunido y revendido una cierta cantidad de mercancía, cuyo
precio estaba por las nubes por la carestía. Cuando el comprador se presentó a
retirar la mercancía, el depósito estaba completamente vacío, porque Viridiana
había regalado todo a los pobres. Ante la airada reacción del tío, la santa sólo
le pidió que esperara veinticuatro horas: en efecto, al día siguiente Dios
premiaba la caridad y la confianza de la joven haciendo que apareciera intacto
todo lo que había regalado.
Viridiana fue en peregrinación a Compostela, a la tumba del apóstol
Santiago, que junto con Roma era la gran meta de los peregrinos, sobre todo
después de la pérdida definitiva de la Tierra Santa. De regreso a
Castelfiorentino, como sus paisanos veían su vivo deseo de soledad y de
penitencia, para tenerla cerca, le construyeron una celda a orillas del río
Elsa. Allí permaneció Santa Viridiana 34 años. Como la celda quedaba contigua al
oratorio de San Antonio, asistía a la Misa desde una ventanita, desde donde
hablaba también con los visitantes y recibía la escasa comida con la que se
alimentaba. Por esa misma ventana, según la tradición, entraron dos serpientes
que mortificaron mucho a la santa en los últimos años de su vida. Pero ella
nunca dijo nada de esto.
Se cuenta que su muerte, el l de febrero de 1242, fue anunciada por el
toque improvise y simultáneo de las campanas de Castelfiorentino, sin
intervención de mano humana. El culto de Santa Viridiana fue aprobado por
Clemente VII en 1533.
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Autor: P. Ángel Amo |
Fuente: Catholic.net
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