Marzo 13
Martirologio Romano: En el monasterio de Novalesa, a los pies del Monte
Cenisio, en el valle de Susa, san Herald, abad, que, muy interesado por el culto
divino, enmendó el salterio y cuidó de construir nuevas iglesias. 840.
Natural de Lambesc en Provenza, era de buena familia y gastó su patrimonio
en buenas obras; marchó en peregrinación a Roma y Santiago de Compostela. Por
otros peregrinos oyó hablar de la abadía benedictina de Novalesa, Piamonte,
donde ingresó (c. 810) y fue abad durante 30 años. Cuidó la biblioteca; fue un
estudioso del culto divino, enriqueciendo el salterio y fue un gran constructor:
erigió un hospicio en Moncenisio. El emperador Lotario le donó el monasterio de
Pagno, en Cúneo.
Fue celoso en el culto al Señor, se distinguió como constructor de nuevas iglesias, entre las cuales está la de San Pedro en su nativa Lambesc, como las cuatro en Monestier-les-Bains y el grandioso campanario de la abadía de Novalesa; además fue revisor del “Salterio” (recogió, del texto hebreo, los salmos en 6 libros); le preocupaba las imprecisiones y los errores que encontró en el libro de los “Salmos” copiados por copistas ignorantes, que generaban más ignorancia. Decidió ofrecer a los celebrantes y a los fieles los textos bíblicos en su total pureza en versión latina y para este trabajo se lo encomendó a Floro, un doctísimo diácono de origen español, que vivía y enseñaba en Lyon.
Así Herald y Novalesa, ofrecieron a los cristianos de toda Europa un
“Salterio” revisado “según la regla de la verdad”. Vehículos importantes de esta
difusión fueron los peregrinos que llegaban a la abadía, participando de la vida
litúrgica: y que difundieron en sus países la versión correcta de los “Salmos”.
Entre sus méritos está su capacidad para tutelar los derechos de la abadía, en
aquel tiempo en su máximo explendor y de construir un nuevo monasterio en
Monestier, en Francia.
Su presencia está documentada, como abad de una de las 16 abadías más importantes de la época, esto es Novalesa, posiblemente entre los años 820-825 y 840-845. Pero el testimonio más claro de su santidad, es la existencia en el interior de la abadía, de una iglesia que lleva su nombre. Murió en Novalesa y sus reliquias están en la iglesia parroquial de este pueblo.
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