San Pablo Aureliano de León, Obispo
Marzo 12
Martirologio Romano:
n la ciudad de Léon (hoy Saint-Paul-de-Léon), en la Bretaña Armórica, san Pablo
Aureliano, primer obispo de esta ciudad (s. VI).
Etimológicamente:
Pablo = Aquel que es pequeño o débil, es de origen latino.
Los bretones
tuvieron la fortuna de haber podido escribir en su país, antes de quedar
destruido por las invasiones de los nórdicos, la vida de uno de los padres de
la cristiandad, con algunos de los detalles peculiares de su autor. Este era un,
monje de Landévennec, llamado Wrmonoc, quien conocía bien la región de León.
Terminó de escribir su obra en el año 884. El siguiente es el resumen de este documento.
Pablo
Aureliano (más tarde conocido como San Pablo de León)
fue el hijo de Perplises, jefe británico. Nació en Penychen (o en otro lado),
en Gales del Sur. En la escuela monástica a la cual pidió ser enviado, tenía por
compañeros a los santos David, Sansón y Gilas: esto sucedía en Ynys Byr, en
tiempos de San Illtyd y Pablo estuvo presente en el conocido milagro del ensanchamiento
de esa isla. Cuando cumplió 16 años, su patrón le permitió retirar se
a un lugar solitario, pero en otro lado (¿Llanddeeusant, en Carmarthenshire?).
Pablo se dirigió a un sitio donde construyó unas celdas y una capilla. Allí llevó
durante varios años una vida de oración, meditación y estudio; después se ordenó
sacerdote y reunió a doce compañeros para llevarlos consigo a vivir en celdas
cercanas a la suya.
De su retiro fue sacado a un mundo de problemas por el rey Marco, quien le pidió
que se trasladara a la "Villa Bannheddos" y evangelizar a su pueblo. Esto lo hizo
con tan buen éxito, que todos quisieron elegirlo obispo; pero él rehusaba aceptar
y, mientras pensaba en lo que convenía hacer, un ángel se le apareció y le
dijo que su vocación se encontraba más allá del mar. El rey Marco estaba poco
dispuesto a dejarlo ir y con aspereza se negó a darle como regalo de despedida
la campanita que pedía, una de las siete que se tocaban antes de las comidas.
A
pesar de todo el santo partió con sus doce compañeros y llegó a la
costa de Armónica o Británica. Pero antes de alejarse de la costa, se detuvo en
una bahía (¿Cornwall?), donde su hermana llevaba una vida solitaria en compañía
de unas cuantas monjas(1). Ella lo convenció para que permaneciera algunos días
y, en la víspera de su partida, le rogó llorando que le obtuviera un favor
de Dios. El lugar, aunque conveniente a sus propósitos, estaba demasiado cerca
de "familiares molestos". "Es fácil para ti, le dijo, obtener lo que quiero con
sólo pedírselo a Dios: pide que el mar se recoja en su lecho y la tierra pueda
ser un poco más ancha". Entonces San Pablo y su hermana se arrodillaron en la
orilla a rezar, después de poner dos hileras de piedras a lo largo del límite de
las aguas bajas. Inmediatamente, el mar retrocedió, dejando la tierra seca y
las piedras crecieron hasta convertirse en poderosas columnas que formaron un dique.
San
Pablo y sus discípulos llegaron a la isla de Ushant, al lugar
que ahora se llama Porz-Pol. Allí construyeron celdas y vivieron felizmente
durante un tiempo, hasta que el ángel que San Pablo había visto antes, le indicó
que avanzaran más adelante. Al llegar al continente, se internaron y se establecieron
en Ploudalmezeau. Luego Pablo, nuevamente instado por el ángel, se dirigió
al señor del distrito, un buen cristiano llamado Withur, quien se hizo amigo
suyo y les dio la Isla de Batz, donde se estableció Pablo y construyó un monasterio.
Se cuentan relatos maravillosos sobre los beneficios que dispensó el
santo. Mató un dragón que había causado grandes daños, enseñó a la gente cómo obtener
miel, agrupando a las abejas salvajes y colocándolas en panales, y domesticó
a un jabalí, cuyos descendientes permanecieron en León por muchas generaciones.
Un
día, cuando Pablo estaba conversando con Withur, un pescador
se les acercó a enseñarles un pez que había sacado. En su cabeza tenía encajada
una campana que (curiosamente) resultó ser la misma que el rey Marco había rehusado
a San Pablo. (Como prueba de la autenticidad de este incidente, los campesinos
de León señalan la antigua campana que se guarda en su catedral, hecha
con una aleación de cobre y plata. Se le atribuyen propiedades milagrosas).
La
gente que había sido beneficiada con las enseñanzas y los milagros de
San Pablo, comenzó a pedirlo como obispo. Withur también lo deseaba, pero sabía
la indisposición del santo para aceptar tal dignidad y por lo tanto, tuvo que
recurrir a una estratagema. Le dio una carta y le pidió que la llevara él mismo
a manos del rey Childeberto, en París, ya que contenía asunto de gran importancia.
En realidad, era una petición para que designaran obispo a San Pablo. Este
protestó con tenacidad, pero el rey lo hizo consagrar y luego lo mandó de regreso
a León, donde fue recibido entre aclamaciones. El nombre del "Oppidum" donde
se hallaba su sede, se cambió a St-Paul de León, en su memoria. Ahí llevó la
misma vida austera de antes, alimentándose sólo de pan y agua, con excepción
de los días festivos, en los que comía un poco de pesca do. Parece que Withur le
cedió su casa en la Isla de Batz, como monasterio para sus monjes. Ahí gustaba
de retirarse el santo obispo para dedicarse a la oración y contemplación. Vivió
hasta edad muy avanzada y renunció a su cargo algunos años antes de morir. Terminó
sus días en el monasterio de Batz, luego de haber visto morir a dos obispos
que él mismo consagró para que le sucedieran. San Pablo gozaba del don de profecía
y previó las incursiones de los nórdicos, según Wrmonoc, el testigo que
relata los últimos momentos del santo en forma sencilla y emocionante.
Para
la discusión de esta narración, que de ninguna manera deberá tomare como
válida en toda su extensión, el lector puede remitirse a las obras mencionadas
posteriormente. Puede agregarse que existen muchas huellas de San Pablo Aureliano
en Gales y en Cornwall, en Paul, cerca de la orilla occidental de Mount´s
Bay. Si el pequeño monasterio de su hermana estaba de verdad cerca, en el Lago
Gwavas (como creyó Charles Henderson), es una coincidencia interesante, que, cuando
la Revolución Francesa lo desterró, el último obispo de León, Juan Francisco
de la Marche, arribara a Mount´s Bay en 1791, nueve días antes de la fiesta
de San Pablo. Esta fiesta se observa ahora en la diócesis de Quimper y en el monasterio
de Caldey.
=
Fuente: oremosjuntos.com
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