jueves, marzo 07, 2013

San Pablo «el Simple», Monje

San Pablo «el Simple», Monje
Marzo 7

Humilde trabajador de Tebaida, s. IV. Era un humilde trabajador en Egipto cuando, a la edad de 60 años, descubrió que su mujer le era infiel. La dejó y se fue al desierto para hacerse discípulo de San Antonio. Pero el santo lo rechazó por su avanzada edad y porque dudaba de la sinceridad de su propósito. Pablo insistió hasta que fue admitido, pero fue probado exigentemente en todo y en todo demostró humildad, obediencia y simplicidad, hasta tal punto de que lo llamaron "el simple".

No hay que confundir a San Pablo, llamado "el simple" por su sencillez de niño, con San Pablo el ermitaño cuya fiesta se celebra el 15 de enero. San Pablo el simple, que era también anacoreta, fue uno de los más eminentes discipulos de San Antonio, en la Tebaida de Egipto.

Hasta los sesenta años había sido labriego; pero la infidelidad de su mujer, a la que sorprendió en flagrante delito, le ayudó a desprenderse del mundo. Abandonó a su esposa, sin una palabra de reproche, y emprendió un viaje de ochenta días por el desierto en busca de San Antonio, para rogarle que le aceptara como discípulo y le enseñase el camino de la salvación.

El santo, juzgándole ya muy viejo para emprender la vida de ermitaño, le aconsejó que volviera al mundo a servir a Dios en el trabajo, o que entrara en algún monasterio en que su simpleza no constituyese un obstáculo. Acto seguido, le cerró la puerta.
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Fuente:oremosjuntos.com

1 comentario:

  1. «Vete de aquí anciano -le dijo el patriarca- ¿Por qué eres tan testarudo? No puedes quedarte aquí toda la vida». San Pablo replicó: «En este sitio voy a morir». Viendo que no tenía alimentos y temiendo que su muerte le pesara sobre la conciencia, san Antonio tuvo que admitirle en el monasterio contra su voluntad. «Para salvarte, tienes que ser obediente y hacer todo lo que yo te mande», le recomendó, »Haré todo lo que me mandes», contestó Pablo.
    Y puestos a mandar , San Antonio le mandaba ir a traer agua y verterla en un agujero, o bien tejer canastas de juncos para destejerlas después, o coser y descoser sus vestidos; pero, por absurdos que fuesen los mandatos de san Antonio, san Pablo obedecía pronto y alegremente. En cierta ocasión, san Antonio vació un tarro de miel en el suelo y mandó a san Pablo que la recogiese sin un ápice de polvo. Un día le mandó silencio y así estuvo una semana callado porque a San Antonio se le olvidó decirle que ya podía hablar. Pero San Pablo, ...obedecía. De ahí lo de la simpleza.
    Aunque aparte de obedecer, otro de sus dones era el de leer en los corazones; al ver a un hombre en la iglesia, con sólo mirar su rostro, podía decir si sus intenciones eran buenas o malas.
    http://sanroquehellin.blogspot.mx/2012/03/el-santo-del-7-de-marzo.html

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