Marzo 11 - 12 - 13
Martirizados en León por los suevos († s. VI) Jesús había prevenido a sus discípulos que nunca faltaría en la Iglesia la persecución. "Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán. Si fuerais del mundo, el mundo no os odiaría. Pero, como no sois del mundo, el mundo os perseguirá". Así se ha cumplido siempre.
Después de las persecuciones romanas, los herejes persiguieron a los católicos. En el siglo VI dominaban en Galicia los suevos, que se habían inficionado de la herejía arriana. San Vicente era abad del monasterio de San Clodio, en la ciudad de León, y acérrimo defensor de la divinidad de Jesucristo.
Este era el punto cardinal de la reñida controversia entre católicos y arrianos. Reunieron un conciliábulo los herejes en la ciudad y citaron a Vicente con el ánimo de obligarle a abrazar la herejía. El abad se presentó, pero después de proclamar su fe y atacar la herejía, afirmó que no creía en otra fe que en la definida en el concilio de Nicea, y por ella estaba dispuesto a derramar su sangre, si fuera necesario. Irritados los arrianos que no esperaban tanta valentía, descargaron contra él todo su furor y violencia, lo azotaron horriblemente y lo encerraron en un hediondo calabozo.
Vicente, como ya les sucedió a los apóstoles y a tantos mártires, se sentía dichoso de sufrir por Jesucristo.
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Fuente: Vidas Santas
El Señor les fortalecía interiormente a todos ellos.
Esto exasperó más aún a los arrianos. Arremetieron furiosos contra ellos y los mataron a cuchilladas. Así, rezando y cantando, marcharon Jubilosos al paraíso a recoger la gloriosa corona del martirio.
Ramiro de León (s. V - 13 de marzo de 554) fue un monje benedictino, que sufrió el martirio junto al abad de su congregación, Vicente de León, y 12 compañeros más. Es venerado como santo por la Iglesia Católica.
La tradición dice que su espíritu se apareció con un grupo de ángeles al resto de frailes mientras rezaban y les dijo que si querían perecer por la fe podían hacerlo, pero que si se consideraban débiles para el martirio podían huir y esconderse en la Sierra.
Dos días después, también murieron el prior del monasterio, Ramiro, y doce monjes que permanecieron allí, mientras el resto de la comunidad huyo
Sus cuerpos fueron enterrados en el monasterio, pero con el tiempo se perdieron, a excepción de los de Vicente y Ramiro. Los restos de Vicente fueron trasladados a la Catedral de Oviedo.
La tradición dice que su espíritu se apareció con un grupo de ángeles al resto de frailes mientras rezaban y les dijo que si querían perecer por la fe podían hacerlo, pero que si se consideraban débiles para el martirio podían huir y esconderse en la sierra.
Dos días después, también murieron el prior del monasterio, Ramiro, y doce monjes que permanecieron allí, mientras el resto de la comunidad huyo
Sus cuerpos fueron enterrados en el monasterio, pero con el tiempo se perdieron, a excepción de los de Vicente y Ramiro. Los restos de Vicente fueron trasladados a la Catedral de Oviedo.
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Fuente: Vidas Santas
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