lunes, marzo 04, 2013

Vida de Jesús en la Eucaristía

Vida de Jesús en la Eucaristía

Admira la bondad de Jesús encerrado por tu amor día y noche en el Sagrario.

Jesús, que yo te ame y te adore con todo mi corazón.

¿Qué hace Jesús en la Eucaristía? Ora... te llama... te espera...
Ora Jesús en la Eucaristía a su Eterno Padre por ti continuamente... ¡Qué pensamiento! Mientras tú vives distraído, mientras estás atareado y olvidado de Jesús, Él desde el sagrario, ora por ti... piensa en ti... te ama con infinito amor.
Estás durmiendo, y Jesús vela en el sagrario por ti... estas divirtiendote... ¡y Jesús está solo en el sagrario, horas, días y noche, y todo esto por tí!

¿Qué hace Jesús en el sagrario? Te llama... te envía inspiraciones... Él no puede moverse si no es llevado, pues se ha constituido prisionero voluntario por tu amor... Pero aunque encerrado en el sagrario por amor, continuamente te llama... Yo estoy a la puerta, y llamo.
Envía las inspiraciones, para que despierten tu dormido espíritu... ¿No has notado muchas veces que cuando más distraído te hayas en las cosas del mundo, han resonado en tu corazón palabras que te han conmovido fuertemente?...

Jesús te espera... ¡Cuántos años hace que te espera Jesús a que seas todo suyo, como Él es en este Sacramento todo tuyo!...
Espera Jesús que vuelvas a su corazón y te conviertas a Él...
Espera que, desengañado de las criaturas, vayas a Él para recibirte con amor...
Espera Jesús que vayas a recibirle a menudo... cada mes, cada semana, todos los días...
¿Por qué retardas tanto el recibir a Jesús?... ¡Si conocieses las ansias que tiene de que le recibas!...
¿Por qué no quieres calmar estas ansias? Por ello te encuentras débil en el camino de la virtud, sin fervor, sin entusiasmo.

¡Maestra de la acción de gracias después de la Comunión, Santa Teresa de Jesús! enseñame a ser agradecido. Propongo no pasar día sin recibir espiritualmente muchas veces a Jesús, y todas las semanas, y más a menudo aún, sacramentalmente... pues quiero salir de mi vida tibia, y unir muy a menudo mi corazón con el suyo, a fin de que lo perfeccione.

Recibiré a Jesús Sacramentalmente con pureza de alma. Daré gracias después de comulgar.
Cerrando los ojos del cuerpo y abriendo los del alma lo contemplaré como Rey en el trono de mi corazón.
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(Desconosco el Autor)

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