San Dionisio de Alejandría, Obispo
Abril 8Martirologio Romano: En Alejandría, en Egipto, san Dionisio, obispo, varón de gran erudición, preclaro por su confesión de la fe y por la diversidad de sufrimientos y tormentos, descansando como confesor de la fe, ya anciano, en tiempo de los emperadores Valeriano y Galieno († c. 265).
También es conocido comno: San Dionisio Magno o El Grande
Entre los muchos santos que han llevado el nombre de Dionisio, el santo de hoy fue llamado "El Grande", o Dionisio Magno. San Atanasio lo llamó "Maestro de la Iglesia Católica", por su gran sabiduría y el notable ascendiente que tuvo entre los católicos de su tiempo.
Entre los muchos santos que han llevado el nombre de Dionisio, el santo de hoy fue llamado "El Grande", o Dionisio Magno. San Atanasio lo llamó "Maestro de la Iglesia Católica", por su gran sabiduría y el notable ascendiente que tuvo entre los católicos de su tiempo.
Nació y vivió en Alejandría, Egipto. Al principio era pagano, pero después
de haber tenido una visión, y al dedicarse a estudiar la S. Biblia se dio cuenta
de que la verdadera religión es la católica y se convirtió.
En aquellos tiempos la escuela de teología más famosa que tenía nuestra
Santa Iglesia era la de Alejandría. Allá iban a enseñar o a aprender los más
destacados intelectuales del clero y Dionisio brilló allí como un alumno
especialmente dotado de gran inteligencia y de prodigiosa memoria, y poco
después de graduarse fue nombrado como director de tan famosa escuela, cargo que
ejerció durante 15 años con aplauso de todos.
En el año 247 Dionisio fue elegido obispo de Alejandría, pero luego
empezaron las persecuciones. Al principio eran los sacerdotes paganos que
incitaban al populacho contra los seguidores de Cristo. Luego estalló la
terrible persecución de Decio, y lo primero que hizo el gobernador de Alejandría
fue mandar llevar preso a Dionisio. Los perseguidores lo buscaron por todas
partes, menos en su casa, pues se imaginaban que había salido huyendo. Pero él
no se había movido de su habitación.
A los cuatro días Dionisio dispuso huir con todos sus ayudantes pero la
policía los atrapó y se los llevó presos a todos, menos a uno de los empleados
que logró huir a contar la noticia. El fugitivo se encontró con un enorme grupo
de personas que se dirigían a celebrar unas bodas y les narró lo sucedido.
Aquellas gentes se llenaron de indignación y con palos y piedras atacaron a la
policía y les quitaron a los prisioneros. Dionisio se oponía a esto, y se
entristecía de que ya no podía ser mártir. Pero aquellos hombres no le hicieron
caso a sus ruegos sino que lo subieron sobre una mula y lo mandaron al desierto,
para que allá quedara libre de los perseguidores. En el desierto estuvo varios
años hasta que terminó la persecución.
Al volver a Alejandría se encontró con que algunos teólogos se oponían al
Pontífice de Roma y le pedían a él que los apoyara en esta oposición. Dionisio
escribió a Novaciano, que era jefe de los rebeldes: "Es necesario estar resuelto
a sufrir cualquier otro daño, antes que destruir la unidad de la Iglesia. Hay
que estar tan dispuesto a morir a favor de la unidad de la Iglesia, como estaría
uno dispuesto a morir por defender la fe". Y siguió siendo fiel al Papa de
Roma.
El hereje Novaciano decía que a los que cometen faltas muy graves no se les
debe perdonar nunca. San Dionisio, apoyando lo que enseñaba el Papa San
Cornelio, escribió varias cartas recomendando tener una gran misericordia con
los pecadores, y narraba cómo cuando un pobre que había sido muy pecador en la
vida, estando moribundo pedía el perdón y la comunión, no teniendo más con quién
enviarle la eucaristía, le mandaron la comunión con un niñito, y el pobre
pecador al comulgar exclamó: "Ya he quedado libre de mis pecados. Puedo partir
tranquilo para la eternidad". Y cuenta el santo que aquel hombre pecador Dios le
conservó milagrosamente la vida hasta que llegó el que llevaba la Sagrada
Eucaristía.
Dionisio que había estudiado y enseñado por 15 años lo referente a la S. Biblia, empleó con gran maestría una serie de frases muy especiales de la Sagrada Escritura para combatir a los herejes. Estas respuestas de tan notable sabio sirvieron mucho en los siglos siguientes para enfrentarse a los que negaban verdades de nuestra santa religión.
Dionisio que había estudiado y enseñado por 15 años lo referente a la S. Biblia, empleó con gran maestría una serie de frases muy especiales de la Sagrada Escritura para combatir a los herejes. Estas respuestas de tan notable sabio sirvieron mucho en los siglos siguientes para enfrentarse a los que negaban verdades de nuestra santa religión.
En el año 257 estalló la persecución de Valeriano. El gobernador de Egipto
llamó a Dionisio y a sus sacerdotes y les exigió que adoraran a los ídolos del
imperio. El santo obispo respondió: "Nosotros los seguidores de Cristo no
adoramos sino al único Dios que existe, que es el Creador de cielos y tierra.
Rezamos por Valeriano y los demás gobernantes, pero en cuanto a la religión sólo
obedecemos a nuestra Santa Iglesia. Ofrecemos oraciones y sacrificios por la
paz, el bienestar y la prosperidad de la patria, pero en cuestiones religiosas
dependemos solamente de Nuestro Señor Jesucristo". Por más que el gobernador
trató de convencerlos para que adoraran a sus ídolos, ellos no aceptaron, y
fueron desterrados al terrible desierto de Libia.
Pero a los dos años el emperador perseguidor fue hecho prisionero y esclavo
por sus enemigos, y Dionisio y sus sacerdotes pudieron volver a Alejandría. Mas
allá se encontraron que por falta de enseñanzas religiosas las gentes se habían
vuelto violentísimas y peleaban y se mataban por cualquier cosa (la mayor parte
de esas gentes eran paganas). No se podía ya ni salir a la calle sinpeligro de
ser asesinados. El santo obispo escribía: "Es más peligroso andar tres cuadras
por esta ciudad, que viajar 300 kilómetros por el resto de la nación". Les
faltaba el espíritu cristiano, que es caridad, perdón y paz con todos.
Y para colmo de penas llegaron la peste de tifo negro y la disentería. Las
gentes morían por centenares, pero entonces brilló la caridad cristiana.
Mientras los paganos echaban los cadáveres a las calles y desterraban de sus
casas a los enfermos, los cristianos dirigidos por su obispo, sepultaban
caritativamente a los muertos y asistían con gran caridad a los infectados. Esto
les atrajo muchas simpatías en la gran ciudad.
Después de haber sido obispo de Alejandría por 17 años dando muestra de
gran prudencia y santidad y ganándose la simpatía y la admiración de creyentes e
incrédulos, San Dionisio murió en el año 265.
San Epifanio cuenta que por muchos años las gentes lo recordaban como un
verdadero padre y maestro, y dedicaron un templo en su honor. Sus virtudes y sus
sabios escritos le dieron fama universal.
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Fuente: ACI Prensa || churchforum.org
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