Beato Florián Stepniak, Presbítero y Mártir
Agosto 12
Martirologio Romano: En Dachau, cerca de Munich, de Baviera, en Alemania, beatos Floriano Stepniak, de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y José Stras zewski, presbíteros y mártires, que, invadida Polonia en el tiempo de guerra, murieron en la cámara de gas en el campo de concentración (1942).
Martirologio Romano: En Dachau, cerca de Munich, de Baviera, en Alemania, beatos Floriano Stepniak, de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y José Stras zewski, presbíteros y mártires, que, invadida Polonia en el tiempo de guerra, murieron en la cámara de gas en el campo de concentración (1942).
El padre Florián Stepniak nació en Zdzary, pueblo cercano a Nowe Miasto, el 3 de enero de 1912, de familia campesina, recibiendo en el bautismo el nombre de José. Terminada la escuela primaria, sintió deseos de estudiar y hacerse capuchino. Gracias a los capuchinos de Nowe Miasto, cursó la escuela secundaria superior y, sucesivamente, en 1927, los estudios en el Colegio de San Fidel de los Capuchinos de Lomza. Aunque no poseía gran capacidad intellectual, supo siempre suplir esa carencia con la diligencia y la laboriosidad. Su compañero de estudios, padre Cayetano Ambrozkiewicz, lo describe así: "Un alma santa. Solidario, franco, alegre, y sin embargo ya entonces un poco diverso de nosotros, muchachos juguetones y con la cabeza un poco a pájaros". Se adscribió a la Orden Tercera de San Francisco cuando era todavía alumno de la escuela secundaria.
El 14 de agosto de 1931 ingresó en el noviciado capuchino de Nowe Miasto,
recibiendo el nombre religioso de Florián. En el noviciado se señaló por su
celo, generosidad y devoción. Después de profesar temporalmente y cursar la
filosofía, profesó solemnemente el 15 de agosto de 1935. Continuó los estudios
teológicos en Lublin y recibió la ordenación sacerdotal el 24 de junio de 1938.
A continuación siguió con estudios de Sagrada Escritura en la Universidad
Católica del mismo Lublin y allí se encontraba al estallar la Guerra el 1
septiembre 1939. En aquellos meses cruciales no abandonó el convento, lo mismo
que los demás religiosos compañeros, y continuó sin miedo dedicado a confesar a
los fieles. A causa de la persecución muchos eclesiásticos se escondieron, de
manera que no se encontraba apenas quien enterrara a los muertos. El padre
Florián se encargó de suplir en este servicio con gran valentía y generosidad.
No hizo otra cosa, en realidad, que poner en práctica la frase programática de
la vida religiosa que había escrito de su puño y letra en la estampa recuerdo de
su ordenación sacerdotal: Estamos dispuestos a daros no sólo el Evangelio, sino
nuestra misma vida. Una frase en que se condensaba la esencia de su vida.
No pudo trabajar mucho tiempo en Lublin. El 25 de enero de 1940, junto con
todos los sacerdotes y clérigos del convento, fue arrestado por la Gestapo y
encarcelado en el Castillo de la ciudad. El padre Enrique no perdió entonces el
optimismo y la alegría que le eran innatos. El 18 de junio de 1940, al igual que
los demás compañeros religiosos, fue trasladado al campo de concentración de
Sachsenhausen, junto a Berlín. Tampoco allí perdió su buen humor, por más que la
vida del campamento fuera espantosa. El 14 de diciembre de 1940 fue transferido
al campo de concentración de Dachau, donde le asignaron el número de matrícula
22.7388.
El frío le afectó terriblemente hasta minar su organismo. Era hombre de
constitución fuerte y robusta, por lo que necesitaba mucho alimento. A la
debilidad del hambre se le unió la enfermedad. En el verano de 1942 enfermó y
tuvo que ser hospitalizado en la enfermería del campo. En aquel período todos
los inútiles para el trabajo y los enfermos eran instalados a un barracón donde
las condiciones eran menos malas. Allá fue trasladado el padre Florián.
Después
de algunas semanas, aunque las raciones de comida eran de hambre, mejoró y fue
dado de alta. Pero no fue devuelto a su bloque. Como convaleciente lo pusieron
en el bloque para los inválidos. Así recuerda el comportamiento del Siervo de
Dios su compañero de desventuras en el campo, padre Cayetano Ambrozkiewicz:
"Algunos amigos sacerdotes, que lograron escapar del bloque de los inválidos,
contaron que el padre Florián Stepniak había llevado la luz a aquella infeliz
barraca". Los allí encerrados estaban destinados a morir. Morían a decenas
extenuados, y muchísimos eran llevados en grupos no se sabía adónde. Sólo
posteriormente se supo que eran eliminados en las cámaras de gas, en los
alrededores de Munich. Quien no ha experimentado el campo de concentración no
puede hacerse idea de lo que significaba para aquella gente del bloque de los
inválidos, que no eran más que huesos y piel, inmersos en una atmósfera de
muerte, oír una palabra de consuelo y ver la sonrisa de un capuchino reducido a
la misma situación que ellos.
Cuando llegó la vez a la letra "S" (el apellido era Stepniak), el padre
Florián fue llevado a la muerte. El gas lo asfixió el 12 de agosto de 1942. Su
cuerpo, con toda probabilidad, fue quemado en los hornos. Las autoridades del
campo, hipócritamente, comunicaron a sus padres que su hijo José había muerto de
una angina de pecho.
El 13 de junio de 1999 fueron beatificados por Juan Pablo II en Varsovia
108 mártires del nazismo. Entre ellos el padre Florián.
=
Fuente: Capuchinosmex.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario