Santa Ágape de Terni, Virgen y Mártir
Febrero 15
(† 304) El año 302, el emperador Diocleciano publicó un
decreto que condenaba a la pena de muerte a quienes poseyesen o guardasen una
parte cualquiera de la Sagrada Escritura. En aquella época vivían en Tesalónica
de Macedonia tres hermanas cristianas, Agape, Quionia e Irene, hijas de padres
paganos, que poseían varios volúmenes de la Sagrada Escritura.
Tan bien escondidos los tenían, que los guardias no los
descubrieron sino hasta el año siguiente, después de que las tres hermanas
habían sido arrestadas por otra razón. Dulcicio presidió el tribunal, sentado en
su trono de gobernador.
Su secretario, Artemiso, leyó la hoja de acusaciones, redactada por el procurador. El contenido era el siguiente: "El pensionario Sandro saluda a Dulcicio, gobernador de Macedonia, y envía a su Alteza seis cristianas y un cristiano que se rehusaron a comer la carne ofrecida a los dioses. Sus nombres son: Agape, Quionia, Irene, Casia, Felipa y Eutiquia.
El cristiano se llama Agatón". El juez dijo a las mujeres: "¿Estáis locas?
¿Cómo se os ha metido en la cabeza desobedecer al mandato del emperador?
Dulcicio interrogó a Ágape sobre sus convicciones religiosas. Su respuesta fue:
"Creo en Dios y no estoy dispuesta a renunciar al mérito de mi vida pasada,
cometiendo una mala acción".
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Fuente: oremosjuntos.com
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