sábado, marzo 23, 2013

San Ottone u Otón de Frangipani, Eremita

San Ottone Frangipane, Ermitaño

Marzo 23


Ottone Frangipane, también llamado Otón, Oto Frangipane, nació en el año ca. 1040 y según la tradición ariana, su llegada al mundo tuvo lugar en la ciudad de Roma. El recién nacido pertenecía a los Frangipane o Frangipani, una noble y poderosa familia baronial romana, ya mencionada con anterioridad al siglo XI y que ocupó un lugar muy destacado en la Roma, entre los siglos XI y XIII. Dicha familia manejaba muy sutil y hábilmente, sus relaciones ente el papado y el imperio, incluso determinó la elección de al menos dos papas, Honorio II e Inocencio II, también la leyenda nos dice que la citada familia, descendía de la gens romana Anicia.


Desde su más tierna infancia Ottone, tuvo una formación cultural extraordinaria como correspondía a su rango familiar. También recibió una educación religiosa muy brillante, al tiempo que se fue impregnando de la enorme espiritualidad reinante en el seno familiar, pues sus padres eran muy religiosos y temerosos de Dios. Además de destacar Ottone en sus estudios, tanto en las materias de las letras, como las ciencias, también recibió una perfecta formación militar. Pero en lo más profundo de su ser, Ottone siendo aún muy joven, comenzó a sentir una fuerte llamada, para dedicar su vida al servicio de Dios y del prójimo.


Pero los años fueron pasando y Ottone se convirtió en un joven esbelto, culto, el cual también se había forjado militarmente, siendo un caballero muy respetado. Era Ottone aún muy joven, cuando alrededor del año 1058, como caballero, tuvo que partir para participar en algunas campañas militares, en defensa del papa, contra los señores rebeldes del área de Frascati. En una de esas campañas militares, Ottone fue capturado por los señores rebeldes, que lo encarcelaron encadenado, en la celda de una torre. De dicha reclusión, Ottone fue liberado, por la intervención divina, del santo patrón de los presos San Leonardo de Limoges o Leonardo de Noblac, ermitaño de Limoges.


Tras su liberación, Ottone regresó a la ciudad de Roma y luego realizó una peregrinación de acción de gracias, a los santuarios cristianos, en diferentes regiones. Al podo tiempo de comenzar dicha peregrinación, Ottone llegó a la abadía de la Santísima Trinidad, en Cava de Tirreni, que estaba bajo la dirección del abad Pietro, al cual Ottone le solicitó su ingreso. Dicha abadía seguía la regla benedictina y Ottone al poco tiempo tomó los hábitos benedictinos y se dedico a la oración y al trabajo manual, viviendo en dicho monasterio durante algún periodo de tiempo.


Luego Ottone, continuó su peregrinar como benedictino y se fue al monasterio de Montevergine, donde conoció a San Guglielmo da Vercelli, entablando una profunda amistad espiritual, quedándose en dicho monasterio durante algún tiempo, perfeccionando su vocación al ascetismo. Después de la larga peregrinación realizada, que duró aproximadamente unos cincuenta años, Ottone en el año ca. 1110, se instaló en Ariano Irpino, una ciudad italiana, de la provincia de Avellino, en Campania.


En aquella época la citada ciudad de los Apeninos, era principalmente lugar de tránsito y descanso de peregrinos y cruzados, que transitaban desde Roma y Benevento, hasta Bari y Brindisi, para embarcarse rumbo a Tierra Santa. Una vez Ottone establecido en dicha ciudad, se dedico a trabajar, durante algo más de tres años, en un hospital para peregrinos, que él mismo había fundado, de esta forma daba ejemplo de la caridad. También Ottone en los ratos libres, se dedicó a la actividad de zapatero.


Pero finalmente en el año 1120, decidió retirarse, con el propósito de llevar una vida eremítica, eligiendo para dicho retiro, un lugar cerca de la Iglesia de San Pietro fuori le mura, actualmente llamada San Pietro de “Reclusiis”, la cual estaba muy cerca de la ciudad y del hospital. En dicho lugar y adosado a la Iglesia, Ottone construyó una pequeña celda, donde se aisló completamente, dedicándose a la meditación, penitencia, continuos ayunos, velaba y rezaba. Pronto Ottone comenzó a realizar muchos milagros, motivo con el cual aumentaba sus austeridades, prolongaba sus vigilias de oración, disminuía los alimentos y aumentaba las penitencias.


También Ottone en la pequeña celda que habitaba, había cavado un hoyo, para recordar que la muerte era inminente y servía como advertencia para llevar una vida santa, siendo también posteriormente el citado hoyo, su propia tumba. Después de haber llevado, durante al más de diez años, una vida como ermitaño, dedicado a la meditación, penitencia, ayunos y oración y toda una vida dedicada al servicio de Dios y el prójimo, Ottone falleció en su humilde celda. Su alma se elevó al Paraíso Celestial, a la presencia del Sumo Hacedor, el día 23 de marzo del año 1127, en Ariano Irpino, una ciudad italiana, de la provincia de Avellino, en Campania.


Después de su muerte, fue inmediatamente transportado en solemne procesión por los arianos, hasta la catedral de Ariano Irpino, donde el obispo le dio cristiana sepultura con honor. El culto a Ottone, fue inmediatamente después de recibir cristiana sepultura y comenzaron a atribuírsele gran cantidad de milagros, por lo que su fama fue creciendo rápidamente por doquier. Entre los numerosos prodigios atribuidos a San Ottone, tiene especial recuerdo, el ocurrido en el año ca. 1180, cuando los musulmanes de Lucera, que tenían asediada la ciudad de Ariano, fueron alcanzados por una lluvia de guijarros, que caían insistentemente del cielo, por intercesión de San Ottone, que apareció entre las nubes.


Para conmemorar dicho evento, los arianos, construyeron la Iglesia de Santa María della Ferma y pasado los años a su alrededor se construyó el cementerio de la ciudad en el año 1865. Pasado casi aproximadamente un siglo, concretamente en el año 1220, en tiempos de Federico II, por temor a las incursiones sarracenas y para evitar profanaciones, sus restos fueron traslados de Ariano a la ciudad de Benevento, en Campania. Según el “Synodicon Diocesanum Sanctae Beneventanae Ecclesiae” del año 1686, algunas reliquias de San Ottone Frangipane, se guardaron en la Iglesia parroquial de San Pietro in Montemiletto y algunas otras parece ser que ser que conservan en Castelbottaccio.


También entre los beneficiados, por intercesión de San Ottone, está San Elzeario da Sabrano, el cual se convirtió en conde de Ariano y en la actualidad es venerado como copatrono de la ciudad de Ariano Irpino. Los arianos, en el año 1528, hicieron un voto, pues la ciudad de Ariano fue atacada por la peste y los habitantes se dirigieron al unísono a San Ottone, para que los liberara de dicha epidemia, la rogativa del pueblo fue escuchada y la ciudad se vio liberada de tal epidemia. Pero según la tradición oral que ha llegado hasta nuestros días, cuenta que en otras ocasiones, San Ottone también preservó a la ciudad de la peste.

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Vidas Santas


 Martirologio Romano: En Ariano, de Irpinia, en Italia, san Otón, ermitaño. (c. 1040 - c. 1120).
 
Según la tradición arianesa, nació en Roma, y era descendiente de la noble familia de los Frangipane. Hacia el 1058/60, tuvo que partir -como era normal en los jóvenes de su rango- a ciertas campañas militares, posiblemente en defensa del papa. En una de ellas, Otón fue capturado por los adversarios y puesto en prisión. Liberado por intervención divina, por intercesión de san Leonardo de Noblac, volvió a Roma. Entonces partió en peregrinación de acción de gracias por santuarios cristianos de distintas regiones.

Esa peregrinación duró cerca de 50 años. Afirman las tradiciones que en ese tiempo vistió hábito benedictino, vivió cierto tiempo en la abadía de la Santísima Trinidad de Cava dei Tirreni, y que visitó a san Guillermo de Vercelli en Montevergine. Después del largo peregrinar, el santo se estableció en Ariano Irpino hacia el 1110. Aquí Otón trabajó tres años en un hospital de peregrinos que él mismo había fundado, dando ejemplo de caridad, hasta que decidió retirarse a llevar vida eremítica, a cerca de un kilómetro y medio de la ciudad, en la iglesia de San Pedro Apóstol, que aun existe y se llama San Pedro de los Reclusos.

Adosada a la iglesia construyó una pequeña celda, y allí se recluyó. Realizó en el lugar muchos milagros, aumentó sus austeridades, prolongó sus vigilias de oración, disminuyó la comida y aumentó las penitencias. En la pequeña celda cavó una fosa para recordarse a sí mismo la muerte, como amonestación de llevar una vida santa. Después de diez años de esta vida, murió.

Los arianeses transportaron su cuerpo con toda solemnidad a la catedral, donde el obispo lo hizo enterrar con honor. El culto parece haber comenzado de manera inmediata y se le atribuyeron muchos milagros a lo largo del tiempo. El cuerpo fue trasladado a Benevento hacia el 1220, para evitar la profanación en las incursiones sarracenas. Patrón de Ariano.
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