jueves, marzo 21, 2013

Santa María Francisca de las cinco Llagas, Religiosa

Santa María Francisca de las cinco Llagas, Religiosa
Marzo 21 - Octubre 6

Introdujo el culto a la Divina Pastora en Napoles
Nació en Nápoles, Italia en 1715. Religiosa, esta santa nació en la bella ciudad de Nápoles en 1715. Su padre era un tejedor, hombre de terrible mal genio, y la madre era una mujer extraordinariamente piadosa. Desde muy pequeñita fue obligada por su padre a trabajar muchas horas cada día en su taller de hilados, pero la mamá aprovechaba todo rato libre para leerle libros piadosos y llevarla al templo a orar. El párroco, admirado de su piedad y viendo que se sabía de memoria el catecismo, la admitió a los 8 años a la Primera Comunión, y al año siguiente la encargó de preparar a varios niños. Como era hermosa, el papá le consiguió un novio de clase rica.

Pero María Francisca le dijo que ella había prometido a Dios conservarse soltera y virgen para dedicarse a la vida espiritual y a ayudar a salvar almas. El padre montó en cólera y la castigó serveramente; sin embargo, gracias a las influencias y mediación de un padre franciscano, el papa de la santa aceptó dejarla en libertad para que ella siguiese su vocación religiosa. El 8 de septiembre de 1731 recibió el hábito de Terciaria franciscana y siguió viviendo en su casa, pero con comportamientos de religiosa.

Frecuentemente mientras estaba en oración entraba en éxtasis. La Virgen se le aparecía y le traía mensajes. Tras la muerte de su madre, la santa decidió abandonar su hogar y mudarse a una casa cural donde permaneció los últimos 38 años de su vida, siempre en constante oración, penitancia y sufrimiento que los ofrecía por las almas del purgatorio y la conversión de los pecadores.
Poco después, le aparecieron las cinco llagas o heridas de Jesús en su cuerpo. Su salud era muy defectuosa y las enfermedades la hacían sufrir enormemente. El 6 de octubre de 1791 murió santamente. Y al año 1867 el Sumo Pontífice la declaró santa.

Sus padres eran totalmente opuestos en sus caracteres y en su concepción de la vida cristiana. El, un duro tejedor, mostraba un mal genio insoportable en su trato. La madre, por el contrario, parecía una mujer de dulzura y de una piedad religiosa hondamente profunda.

La chica tuvo que trabajar con el padre en el taller tejiendo horas y horas. Su madre, calma y tranquila, empleaba algún tiempo en que su hija aprendiera cosas mediante la lectura de libros piadosos, y acompañándola a la iglesia para hacer oración al Señor. No tardó el párroco en darse cuenta de que sabía muy bien el catecismo. Por esta razón recibió la primera comunión a los 8 años. Desde este instante María se convirtió en catequista para otros niños.

Llegó a joven. Entonces el padre, siguiendo las costumbres de antaño, le buscó un novio rico para ella que, según dicen sus biografías, era guapísima. María, sin embargo, aunque no lo supiera el padre, había prometido a Dios quedarse soltera y virgen. La vida espiritual le llenaba mucho más que el matrimonio. Cuando el padre supo la noticia, se enfureció y la sometió a castigos durísimos para apartar de su mente esa rara idea. Tras hablar muchas veces con un cura franciscano, el padre se convenció de que lo mejor era dejar a su hija en libertad de elección. De esta forma, el 8 de septiembre de 1731, a los 16 años, se hizo miembro de las Terciarias Franciscanas pero haciendo una vida normal en casa, aunque como religiosa. Al estilo de cómo viven hoy tantas mujeres y hombres de los Institutos religiosos.

Si hay algo que distingue a esta santa, era la facilidad con que entraba en éxtasis o arrebatos místicos. La misma Virgen María se le aparecía para darle mensajes.
Hacía mucha oración y penitencia.

Y de esta manera murió con las llagas de Jesús en su cuerpo el 6 de octubre de 1891; y en 1897 fue declarada santa.
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Fuente: oremosjuntos.com

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