Beata Anna Catalina Emmerick, Mística
Febrero 9
Anna Katharina Emmerick nació a los 8 de setiembre de 1774 en los
aldeanos de Flamschen cerca de la ciudad de Coesfeld. Se crió en unión
de 9 hermanos. Desde niñez tenía que ayudar en la casa y en trabajo de
campo. Su asistencia escolar era corta. Tanto más llamó la atención a
que ella estaba bien instruida en cosas religiosas. Ya a una edad temprana
los padres y todos que conocían a Anna Katharina se daban cuenta de que
ésta se sentía atraída a la oración y a la vida religiosa en una forma
extraordinaria.
Tres años pasó Anna Katharina en una casa
grande campesina en la vecindad haciendo servicio. A continuación
aprendió coser y estuvo en Coesfeld por la mejor formación. Le gustaba
visitar las iglesias antiguas de Coesfeld y asistir a la misa. Muchas
veces salía a sólo para rezar el gran vía crucis.
Anna
Katharina abrigaba el anhelo de entrar en un convento. Por no poder
hacerse realizar este deseo inmediatamente, volvió a su casa paternal.
Trabajaba de costurera y por esta ocupación entró en muchos hogares.
Anna Katharina acudió a varios conventos pidiendo ser recibida. Mas
bien fue rechazada por no poder traer el dote necesario. Finalmente las
monjas clarisas de Münster estaban de acuerdo de aceptarla, si
aprendiera tocar el órgano. Sus padres le permitieron ir al organista
Söntgen in Coesfeld, para aprender tocar el órgano. Pero no llegó a
tener la posibilidad de aprender tocar el órgano. La necesidad y la
pobreza en ese hogar le movían trabajar con los familiares en este
hogar. Hasta entregó lo poco que había ahorrado, para ayudar a la
familia Söntgen.
Por fin en 1802 ella pudo entrar en el
convento de Agnetenberg de Dülmen junto con su amiga Klara Söntgen. El
año siguiente hizo el voto monástico. Con ahínco participó en la vida de
la comunidad. Siempre estaba dispuesta a aceptar también labores
difíciles y no apreciadas. Al principio fue estimada poco por su origen
humilde en el convento. Algunas cohermanas se escandalizaron de ella,
porque observaba estrictamente la regla, y la tenían por una hipócrita.
Anna Katharina soportó esta aflicción sin quejarse y con espíritu de
entrega callada.
En los años de 1802 hasta 1811 Anna Katharina se enfermó con más frecuencia y tenía que padecer dolores grandes.
1811 el convento de Agnetenburg fue levantado en consecuencia de la
secularización. También Anna Katharina tenía que abandonar el convento.
Un sacerdote refugiado de Francia, el Abbé Lambert, que vivía en Dülmen,
la recibió como ama de casa. Pero poco después se enfermó. Ya no podía
salir de la casa y se metió en cama. En acuerdo con el vicario Lambert
ella hizo venir a su hermana menor Gertrud, que bajo su dirección
cuidaba a la casa.
En este tiempo recibió Anna Katharina
Emmerick los estigmas. Los dolores de los estigmas los había sufrido ya
desde hace mucho tiempo. El hecho, de que llevaba los estigmas, no podía
quedarse occulto. El dr. Franz Wesener, un joven médico, la visitó y
estuvo tan impresionado de ella, que en los siguientes 11 años este se
convirtió en un amigo fiel, desprendido y auxiliante de ella. Sobre sus
encuentros con Anna Katharina Emmerick él ha llevado un diario, en que
ha conservado una plenitud de detalles.
Un rasgo característico
en la vida de Anna Katharina era su amor hacia los hombres. Dondequiera
veía necesidad, intentó ayudar. Hasta postrada en la cama confeccionó
todavía vestidos para niños indigentes y se alegró, si pudiese ayudarles
con esto. A pesar de que a veces le podían estar pesados los numerosos
visitantes, los acogió amablemente a todos.
Se recordó de las intenciones de esos en las oraciones, animándoles y consolándoles.
Muchos personajes, que en el movimiento eclesiástico de renovación al
principio del siglo 19 eran de importancia, buscaban el encuentro con
Anna Katharina Emmerick, entre otros: Clemens August, barón de Droste zu
Vischering, Bernhard Overberg, Friedrich Leopold von Stolberg, Johann
Michael Sailer, Christian y Clemens Brentano, Luise Hensel, Melchior y
Apollonia Diepenbrock.
Una importancia especial la alcanzó el
encuentro con Clemens Brentano. De su primera visita en 1818 surgió una
permanencia de 5 años en Dülmen. Cada día visitó a Anna Katharina, para
apuntar sus visiones, que publicó más tarde.
En el verano de
1823 Anna Katharina se debilitó más y más. Como en años anteriores unió
sus sufrimientos con los sufrimientos de Jesús, ofreciéndolos para la
salvación de los hombres. Falleció a los 9 de febrero de 1824.
Anna Katharina Emmerick fue sepultado en el cementerio de Dülmen. Mucha
gente asistió al entierro. Por haber surgido el rumor de que se habían
robado los restos mortales de Anna Katharina, la tumba fue reabierta dos
veces en las siguientes semanas después del sepelio. El cajón con el
cadáver fue encontrado en perfecto estado.
Clemens Brentano
escribe de Anna Katharina Emmerick: «Ella está parada como una cruz en
el lado de camino». Anna Katharina nos señala hacia el centro de nuestra
fe cristiana, el misterio de la cruz.
La vida de Anna
Katharina Emmerick está caracterizada por una profunda unión con Cristo.
Le gustaba rezar ante el famoso crucifijo de Coesfeld. Muchas veces
recorrió rezando el gran vía crucis. Personalmente ella tenía tanta
participación en la pasión del Señor, que no sea ninguna exageración de
decir: Ella vivió, sufrió y murió con Cristo. Un signo exterior para
esto, que a la vez es más que una señal externa, son los estigmas que
llevaba.
Anna Katharina Emmerick era una veneradora ardiente de
la Virgen María. La festividad del nacimiento de María fue también su
cumpleaños. La palabra en una oración mariana nos muestra otro aspecto
en la vida de Anna Katharina. En esa oración se dice: «O Dios, haznos
servir a la obra de la salvación según el modelo de la fe y del amor de
María». Servir a la obra de la salvación: Esto es, lo que quería Anna
Katharina.
En la carta a los Colosenses el apóstol San Pablo
habla de dos formas del servicio en favor del evangelio, del servicio
para la salvación. La primera forma consiste en la anunciación activa de
la palabra y del hecho. Pero qué ocurre, si eso ya no es posible? Pablo
que aparentemente se encontró en tal situación, escribe: «Ahora me
alegro de mis padecimientos por vosotros, y suplo en mi carne lo que
falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia»
(Col 1, 24).
En ambas formas Anna Katharina sirvió a la
salvación. Su palabra que salió de su habitación sencilla de Dülmen y
por medio de los escritos de Clemens Brentano alcanzó a numerosos
hombres en muchas lenguas, es una anunciación eminente del evangelio en
el servicio en favor de la salvación hasta en los días modernos. A la
vez Anna Katharina Emmerick consideró sus sufrimientos como un servicio
en favor de la salvación. El dr. Wesener, el médico de ella, relata en
el diario la pretensión de ella: «Siempre me he pedido a Dios como un
don especial, que yo sufra y haga satisfacción, en cuanto es posible,
para aquellos, que se hayan desviado del camino por error o por
debilidad». Se relata, que Anna Katharina Emmerick había dado ayuda de
fe y consuelo a muchos de sus visitantes. Su palabra contenía poder,
porque ella había entregado sus padecimientos y su vida al servicio de
la salvación.
Servir a la obra de la salvación por medio de la
fe y del amor: Anna Katharina Emmerick nos puede ser a nosotros un
modelo en esto.
El dr. Wesener nos relata el dicho de Anna
Katharina Emmerick: «El servicio en favor del prójimo lo he tenido
siempre por la mayor virtud. Ya en mi juventud más temprana pedí a Dios
darme la fuerza de servir a mis semejantes y de serles útil. Y ahora sé,
que ha cumplido mi súplica». Cómo era posible, que ella, que durante
años postrada en la cama no podía salir de su cuarto, sirviese a los
prójimos?
En una carta dirigida al conde Stolberg el entonces
vicario general de Münster, Clemens August Droste zu Vischering, la
llama a Anna Katharina Emmerick una amiga especial de Dios. Con una
palabra de Hans Urs von Balthasar podemos decir: «Ella echó su amistad
con Dios en el platillo de la balanza por la solidaridad con los
hombres».
Echar la amistad con Dios en el platillo de la
balanza por la solidaridad con los hombres: No se manifiesta aquí un
deseo para la vida eclesiástica del tiempo actual? La fe cristiana ya no
abarca a todos. En el mundo la comunidad cristiana está teniendo una
función suplente para los hombres ante Dios. Debemos echar nuestra
amistad con Dios en el platillo de la balanza por la solidaridad con los
hombres.
Anna Katharina Emmerick nos está unida en la
comunidad de los creyentes. Esta comunidad no termina con la muerte.
Nosotros creemos en la comunidad permanente con todos, que Dios ha
llevado a la perfección. Más allá de la muerte estamos unidos con ellos,
y ellos tienen parte en nuestra vida. Nosotros podemos invocarles y
pedirles por su intercesión. Rogamos a Anna Katharina Emmerick, la nueva
beata, que eche su amistad con Dios en la balanza por la solidaridad
con nosotros y con todos los seres humanos.
Fue beatificada el 3 de octubre de 2004 por S.S. Juan Pablo II.
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Fuente: Vatican.va
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Si tiene información relevante para la canonización de la Beata Anna, contacte a:
Emmerick-Bund e. V.
An der Kreuzkirche 10
48249 Dülmen, GERMANY
Comunidad Católica Vidas Santas Páginas Católicas... dedicadas a las personas que aman la Vida de los Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios del Mundo! En la vida de los hombres y mujeres llamados Santos encontraremos un camino a seguir en el deambular por este valle de lágrimas que es nuestra vida en la Tierra. En ella se busca el lema de la Paz, la Tolerancia y la Caridad, en un intento de recoger el máximo de imágenes de Santos
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