Febrero 16
Martirologio Romano: En Nápoles, Italia, Beato Mariano Arciero, sacerdote
diocesano que dedicó su vida a la misión pastoral encomendada. († 1788)
Fecha de beatificación: 24 de junio de 2012, bajo el pontificado de S.S.
Benedicto XVI
El Beato Mariano Arciero nació en Contursi (Salerno, Italia) el 26 de
febrero de 1707, sus padres fueron Matías Arciero y Autilia Marmora, quienes
eran muy pobres por lo que, con apenas ocho años de edad, Mariano fue a trabajar
al servicio de casa de los Parisi, donde uno de los miembros, Don Emanuele
(Manuel), lo tomó bajo su cuidado y a quien Mariano ayudaba gustoso en las
misiones en las que enseñaba el catecismo a los niños.
A los 22 años se trasladó a Nápoles, frecuentando la Congregación
Eucarística fundada por el jesuita Francesco Pavone de Catanzaro (1568-1585) y
que tomaría el nombre de "Conferencia de las Santas Misiones" (una sociedad
sacerdotal), institución a la que él se incorporaría el 21 de diciembre de
1729.
Estudio literatura y filosofía en el Colegio Máximo de los jesuitas en
Nápoles, mientras Don Emanuele le enseñaba teología y le constituía un
patrimonio, logrando ser ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1731.
En poco tiempo Don Mariano Arciero se volvió modelo para el clero
napolitano, por su inclinación a la caridad, labrada ya desde los primeros años
de su juventud, fue activo apóstol en los almacenes, callejones, hospitales y en
los astilleros.
Genaro Fortunato, canónico de la catedral de Nápoles, al ser nombrado
obispo de Cassano en 1729, lo quiso en su diócesis, dándole plena libertad tanto
para las misiones cuanto para la constante reforma del clero y los institutos
religiosos femeninos.
Dedicaba hasta seis horas al día para la educación de los niños y la
predicación, logrando conversiones atronadoras, la fama de su incansable labor
traspasó los límites de la diócesis de Cassano, por lo que fue invitado a llevar
a cabo su misión, incluso en las diócesis vecinas, por lo que fue llamado el
"Apóstol de Calabria".
El obispo Fortunato lo convirtió en el primer párroco de la iglesia de
Altomonte, luego de la iglesia de la Anunciación que estaba construyéndose en
Maratea y finalmente director espiritual de la congregación de clérigos y
laicos.
Con particular detalle se ocupa de las Clarisas de Castrovillari para
quienes construye un nuevo convento, en la misma ciudad fundó el “Retiro de
penitentes”, al que asistió siempre con ayudas, incluso luego de dejar la
diócesis de Cassano, en efecto después de la muerte del obispo en 1751, él
regresó a Nápoles.
El Arzobispo Cardenal Sersale le confió la dirección del Seminario
Diocesano, labor que realizaría durante treinta años, siendo un formador sabio y
apreciado. La fuerza y la solidez de sus argumentos conmovían a sus oyentes,
animándolos a la vida buena del Evangelio; en cuanto a la instrucción de los
sacerdotes, estaba convencido de que, si se convertían en lámparas luminosas en
la casa del Señor, podían alumbrar a todos aquellos que están en las tinieblas y
en la sombra de la muerte.
En 1768 fue nombrado padre espiritual de la Conferencia de las Santas
Misiones, en esta función, con la ayuda de amigos y devotos construyó –para esta
sociedad- una iglesia más grande, más adecuada para dar cabida al creciente
número de miembros, este templo fue dedicado a la Asunción. Su deseo era ser
enterrado en esta iglesia.
Murió el 16 de febrero de 1788. Santa María Francisca de las Cinco Llagas,
la mística terciaria napolitana, vio que el alma de Don Mariano era llevada al
cielo por los ángeles. Su cuerpo fue expuesto durante tres días por el continuo
acudir de los fieles napolitanos, que querían darle un último saludo.
En 1951 su cuerpo fue trasladado a Contursi, su ciudad natal, en la que se
llevó a cabo la ceremonia de beatificación el 24 de junio de 2012.
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Fuente: santiebeati.it || donmarianoarciero.com || l´Osservatore
Romano
Traducción: Xavier Villalta
Traducción: Xavier Villalta
Tomado de: es.catholic.net
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