Jesús en Genesaret
Marcos 6, 53-56.
Tiempo Ordinario.
Jesús no se cansa, cada día atiende a nuestras necesidades.
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 53-56
En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la
travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. Apenas
desembarcaron, le reconocieron enseguida, recorrieron toda aquella
región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que
él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas,
colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera
la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.
Oración introductoria
Señor, creo en tu capacidad de curar física y espiritualmente. Me
acerco a Ti en esta oración enfermo y débil espiritualmente, confío en
tu deseo de sanarme y fortalecerme. Te ofrezco humildemente mi vida,
herida por el cáncer del amor propio, el orgullo y la autosuficiencia y
me abandono en tu misericordia. Pido a la santísima Virgen de Lourdes
que interceda por mí.
Petición
Señor, sana mi alma y mi corazón. Ayúdame a hacer lo que necesito hacer, para mantenerme siempre en gracia.
Meditación del Papa
Son frecuentes y a veces inquietantes esos interrogantes, que en
verdad, en un plano meramente humano, no encuentran respuestas
adecuadas, pues el dolor, la enfermedad y la muerte en su significado
siguen siendo insondables para la mente humana. Pero viene en nuestra
ayuda la luz de la fe. La Palabra de Dios nos revela que incluso estos
males son misteriosamente "abrazados" por el plan divino de salvación;
la fe nos ayuda a considerar que la vida humana es hermosa y digna de
vivirse en plenitud, a pesar de estar menoscabada por el mal. Dios creó
al hombre para la felicidad y para la vida, mientras que la enfermedad y
la muerte entraron en el mundo como consecuencia del pecado.
Sin embargo, el Señor no nos ha abandonado a nosotros mismos. Él, el
Padre de la vida, es el médico del hombre por excelencia y no deja de
inclinarse amorosamente hacia la humanidad que sufre. El Evangelio
relata cómo Jesús "expulsaba los espíritus con su palabra y curaba a los
enfermos", indicando el camino de la conversión y de la fe como
condiciones para obtener la curación del cuerpo y del espíritu. (Benedicto XVI, 11 de febrero de 2009).
Reflexión
Los genios son genios no por lo que producen, sino por lo que
proyectan, por lo que reparten. Un genio no es un hombre que tiene el
alma muy grande, sino un hombre de cuya alma podemos alimentarnos. En
los santos la cosa es aún más clara: son santos porque no se reservaron
nada para sí, sino que se entregaron a todos cuantos les rodeaban.
Jesús, que acababa de multiplicar los panes compadeciéndose de la
multitud, les da después, a los discípulos, un susto tremendo. Por así
decirlo, se trata de una de esas «bromas del Altísimo». Una vez que se
les pasó el miedo de haber visto a Jesús caminando sobre las aguas,
tocan tierra de nuevo. ¡Qué personalidad la de Cristo! En cuanto bajó de
la barca, le reconocieron y corrieron a Él. ¡Es la fuerza de los
santos, la fuerza de Dios! Cada tarde, al volver del trabajo, anhelamos
encontrar a nuestros seres queridos y disfrutar de la paz del hogar. El
esfuerzo cotidiano exige un buen descanso. Jesús no se detuvo a
contemplar su cansancio, su fatiga ni siquiera, si estaba o no dentro de
su horario de trabajo o si se le pagaría una prima extra. Esta es la
verdadera generosidad. Esto es no reservarse nada para sí, sino
entregarse a los demás.
Le traían enfermos. Deseaban, al menos tocar la orla de sus vestidos
para ser curados. A nosotros, Dios no nos pide directamente que curemos
enfermos o hagamos todo tipo de milagros. Quizá no esté a nuestro
alcance. Pero sí podemos dar una palabra de aliento al compañero de
trabajo. Una sonrisa a quienes suben con nosotros en el ascensor. Una
atención y un recuerdo en la oración para quien nos pide ayuda por la
calle. La alegría y el detalle con nuestra esposa o esposo y nuestros
hijos, a pesar de la tensión acumulada en el trabajo. Cosas sencillas
pero que, a los ojos de Dios, tienen un valor inmenso. Los genios, los
grandes santos, lo han sido a base de estos pequeños pero valiosos actos
de amor y generosidad. Y tú, ¿qué esperas para ser feliz?
Propósito
Ofrecer a la Virgen de Lourdes un rosario por todas las personas
enfermas, física o espiritualmente, para que encuentren consuelo en
Cristo.
Diálogo con Cristo
Jesús, qué ciego he sido al temer más a la enfermedad o a los problemas
cotidianos de la vida que al pecado. He abusado de tu eterna
misericordia al no esforzarme por dominar mi debilidad, por eso suplico a
la Virgen de Lourdes que me guíe para saber resistir la tentación.
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Autor: Xavier Caballero | Fuente: Catholic.net
Comunidad Católica Vidas Santas Páginas Católicas... dedicadas a las personas que aman la Vida de los Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios del Mundo! En la vida de los hombres y mujeres llamados Santos encontraremos un camino a seguir en el deambular por este valle de lágrimas que es nuestra vida en la Tierra. En ella se busca el lema de la Paz, la Tolerancia y la Caridad, en un intento de recoger el máximo de imágenes de Santos
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