San Jesús Méndez Montoya, Sacerdote y Mártir
Febrero 5
Martirologio Romano: En Valtiervilla, lugar de México, san Jesús
Méndez, presbítero y mártir, que murió por Cristo durante la persecución
mexicana (1928).
Fecha de canonizacion: 21 de mayo de 2000 por el Papa Juan Pablo II.
Nació en Tarímbaro, Michoacán, el 10 de junio de 1880, hijo de
Florentino Méndez y de Maria Cornelia Montoya. Fue bautizado en la
iglesia parroquial del lugar el 12 del mismo mes y recibió el sacramento
de la confirmación ahí mismo el 12 de septiembre de 1881.
Creció Jesús Méndez en el ambiente sano de los pueblos. Sus estudios
primarios los realizó en la escuela oficial. Ingresó al Seminario de
Morelia a los 14 años de edad, dedicándose con tesón al estudio.
Su familia era muy pobre y algunos vecinos de su pueblo natal le
ayudaban con gusto a su sostenimiento, lo mismo que toda su familia, en
cuanto podía.
El 23 de julio de 1905 recibió el diaconado y fue
ordenado sacerdote el 3 de junio de 1906 por imposición de manos del
señor arzobispo Atenógenes Silva. Cantó su Primera Misa en su pueblo
natal el 22 de junio del mismo año.
Desempeñó su ministerio
sacerdotal en las siguientes parroquias: San Juan Huetamo, Mich., como
vicario cooperador, de 1906 a 1907, en donde sufrió un agotamiento
nervioso que alarmó a sus familiares.
Una vez repuesto de eso,
se le mandó a Pedernales, en donde permaneció de abril de 1907 a febrero
de 1913, pero de nuevo los nervios lo volvieron a traicionar, por lo
que el señor arzobispo lo envió a Valtierrilla, Guanajuato, para que
mejorara de salud.
En todas partes trabajó mucho. Se distinguió
también por su devoción a la Santísima Virgen a la que procuraba
venerar y honrar de una manera especial en las fiestas marianas, que
celebraba con la mayor solemnidad posible.
Fundó y atendió
asociaciones parroquiales: Catecismo, Apostolado de la Oración, Vela
Perpetua, Hijas del María, Obreros Guadalupanos. Objeto especial de su
preocupación pastoral fue la atención a la escuela parroquial. Promovió
obras sociales y fundó una cooperativa de consumo.
En
Valtierrilla, como en muchas otras partes, durante la persecución
callista, muchos sacerdotes se alejaron de sus parroquias para
esconderse buscando siempre lugares más seguros, pero el Padre Méndez
siguió al pie del cañón aunque ejerciendo su ministerio de manera
oculta, celebrando su misa muy temprano y, asimismo, bautizaba y
confesaba a esas horas.
También por las noches salía a bautizar a las casas. Durante el día se dedicaba a atender a los enfermos.
Agotados los recursos pacíficos y legales para que se derogasen las
leyes persecutorias, en diversos lugares de la Patria comenzaron a
tomarse las armas en acto de legítima defensa.
Algunos en
Vatierrilla quisieron sumarse a los cristeros y fijaron como fecha para
el levantamiento el 5 de febrero de 1928, pero fueron delatados y
vinieron los soldados de Sarabia, poblado cercano, a sofocar el
levantamiento. El Padre Méndez nada tuvo que ver con ese asunto ya que
jamás empuñó las armas.
El día cinco señalado, estaba el Padre
Méndez terminando de celebrar su misa en una dependencia de la notaria
cuando se oyeron los primeros disparos de la fuerza federal, que venían
entrando al pueblo en busca de los que se iban a levantar en armas.
El Padre Méndez ante el inminente peligro, tomó el copón con las
Hostias consagradas y lo escondió bajo su zarape, con el cual se
cobijaba cuando hacía frío, mas sintió la necesidad de proteger mucho
más al Santísimo y por lo mismo, trató de no hacerse visible.
Saltó por una ventana de la notaría que estaba al pie de la torre del
templo. Los soldados, que se habían subido precisamente a lo alto del
campanario para poder vigilar mejor los movimientos del pueblo, vieron
que alguien abría la ventana tratando de escapar y avisaron a los de
abajo, quienes hicieron salir al Padre Jesús.
Cuando vieron al
padre, sin conocerlo, deben haber pensado que se trataba de algún
cristero, creían que bajo la cobija llevaba alguna arma y le exigían que
la entregara, a lo que respondió que no tenía arma.
Recibieron
la orden de registrarlo, un soldado dio un jalón a la cobija
descubriendo el copón que apretaba contra su pecho. Le hicieron la
clásica pregunta: "¿Es usted Cura?" a lo cual respondió: "Sí soy Cura".
Esto bastó para que lo aprehendieran.
El Padre Méndez les dijo:
"A ustedes no les sirven las Hostias consagradas, dénmelas". Pidió a
los soldados unos momentos para recogerse en oración, se puso de
rodillas y comulgó. Dijeron después los soldados: "No queremos alhajas,
deles esa joya a las viejas", refiriéndose a la hermana del padre,
Luisa, y a la sirvienta de esta, María Concepción, que trataban de
defender al sacerdote.
Les entregó el copón diciéndoles:
"Cuídenlo y déjenme, es la voluntad de Dios", y dirigiéndose a los
soldados: "Ahora haced de mí lo que queráis; estoy dispuesto".
Seis u ocho soldados lo llevaron al lugar del sacrificio, distante una
media cuadra de la plaza. Lo sentaron en un tronco que había ahí, en
medio de dos soldados. El capitán Muñiz intentó dispararle, pero la
pistola no funcionó. Ordenó entonces a los soldados que le dispararan.
Tres veces lo hizo cada uno con su rifle, pero ninguno hizo blanco, sea
porque no hayan querido o no hayan podido hacerlo.
Enfadado el
capitán, ordenó al prisionero que se pusiera de pie, lo registró y le
quitó el crucifijo y unas medallas que traía, lo colocó junto a unos
magueyes y le disparó. El Padre Jesús cayó al suelo ya muerto. Eran
aproximadamente las siete de la mañana del día 5 de febrero de 1928.
Como a las tres de la tarde de ese mismo día 5, los restos del
sacerdote mártir fueron llevados a Cortazar en una camioneta de redilas,
propiedad del gobierno.
En ese lugar los soldados lo pusieron
junto a la vía del tren, con el fin de que cuando este pasara lo
destrozara, no sin antes hacer desfilar a todas las personas de
Valtierrilla, Gto., que se habían llevado en calidad de detenidos.
Las mujeres de los oficiales, más sensatas y valientes, fueron a la vía
del tren a quitar el cuerpo de ahí para llevarlo hacia un portalillo
cercano. Acto seguido, los soldados cavaron una fosa en el machero de
los caballos para enterrarlo, pero las soldaderas se opusieron, y como
el señor Elías Torres les pidió el cuerpo para sepultarlo, se lo
concedieron.
Un carpintero de Sarabia, Alberto Delgado, hizo el
ataúd y fue velado el cuerpo en el portal de los Carmona y sepultado en
Cortazar por Elías Torres.
El Padre Jesús Méndez Montoya fue
sacrificado por odio a la fe. él conocía los riesgos de su ministerio;
sin embargo jamás abandonó a su feligresía y en muchas ocasiones expresó
su deseo de ser mártir.
Cinco años después, el Padre
Segoviano, Vicario de Valtierrilla, junto con su feligresía fueron a
Cortazar y exhumó los restos que fueron identificados por el señor Elías
Torres; los familiares también los identificaron por un mechón blanco
que tenía en el cabello y por la ropa que vestía. Además, el sitio de la
sepultura era conocido por la gente del lugar.
El Padre
Segoviano depositó la urna con los restos en el piso del presbiterio de
la iglesia parroquial de Valtierrilla, Guanajuato, donde permanecen
hasta la fecha.
El Padre Jesús Méndez Montoya fue declarado
Beato por S.S. el Papa Juan Pablo II en la ceremonia efectuada en la
Basílica de San Pedro en Roma, Festividad de Cristo Rey, el día 22 de
noviembre de 1992, en compañía de sus 24 compañeros Mártires Mexicanos.
El día 21 de mayo del Año Santo 2000, Jubileo de la Encarnación de
Jesucristo, el Papa Juan Pablo II realizó la ceremonia de Canonización
de los 25 Mártires Mexicanos, incluido el Beato Jesús Méndez Montoya, en
la Plaza de San Pedro, ante la presencia de más de cuarenta mil
peregrinos.
"Los cristianos esperan encontrar en el sacerdote
no sólo un hombre que los acoge, que los escucha con gusto y les muestra
una sincera amistad, sino también y sobre todo un hombre que les ayude a
mirar a Dios, a subir hacia él". (Exhortación Pastoral "PASTORES DABO
VOBIS", N. 47)
¡San Jesús Méndez Montoya, que durante tu
ministerio sacerdotal tuviste un gran amor a Jesús en la Eucaristía,
ruega por nosotros!
Fueron muchos los fieles que sufrieron el
martirio por defender su fe, de entre ellos presentamos ahora a
veinticinco que fueron proclamados santos de la Iglesia por Juan Pablo
II:
Cristobal Magallanes Jara, Sacerdote
Roman Adame Rosales, Sacerdote
Rodrigo Aguilar Aleman, Sacerdote
Julio Alvarez Mendoza, Sacerdote
Luis Batis Sainz, Sacerdote
Agustin Caloca Cortés, Sacerdote
Mateo Correa Magallanes, Sacerdote
Atilano Cruz Alvarado, Sacerdote
Miguel De La Mora De La Mora, Sacerdote
Pedro Esqueda Ramirez, Sacerdote
Margarito Flores Garcia, Sacerdote
Jose Isabel Flores Varela, Sacerdote
David Galvan Bermudez, Sacerdote
Salvador Lara Puente, Laico
Pedro de Jesús Maldonado Lucero, Sacerdote
Jesus Mendez Montoya, Sacerdote
Manuel Morales, Laico
Justino Orona Madrigal, Sacerdote
Sabas Reyes Salazar, Sacerdote
Jose Maria Robles Hurtado, Sacerdote
David Roldan Lara, Laico
Toribio Romo Gonzalez, Sacerdote
Jenaro Sanchez Delgadillo
David Uribe Velasco, Sacerdote
Tranquilino Ubiarco Robles, Sacerdote
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Fuente: oremosjuntos.com
Comunidad Católica Vidas Santas Páginas Católicas... dedicadas a las personas que aman la Vida de los Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios del Mundo! En la vida de los hombres y mujeres llamados Santos encontraremos un camino a seguir en el deambular por este valle de lágrimas que es nuestra vida en la Tierra. En ella se busca el lema de la Paz, la Tolerancia y la Caridad, en un intento de recoger el máximo de imágenes de Santos
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