Febrero 14
Etimológicamente significa
“dominadora de los hombres”. Viene de la lengua griega.
El
cristiano necesita sentirse vivo y nunca tibio, ni escéptico, ni aburrido. Debe
mantenerse despierto y ardiendo en la caridad de Cristo.
Algo de esto le ocurrió a la joven Alejandra. Hay dos fuentes importantes que hablan de ella. Una es la de Palladio y otra Melania la Joven que, incluso estuvo algunas veces con ella.
Algo de esto le ocurrió a la joven Alejandra. Hay dos fuentes importantes que hablan de ella. Una es la de Palladio y otra Melania la Joven que, incluso estuvo algunas veces con ella.
¿Qué
cuentan?
En el
siglo IV había una costumbre muy extendida entre los cristianos. Consistía en
hacer mucha penitencia para tener el cuerpo dominado y el espíritu cada día más
unido y en contacto con Dios.
Las
formas de penitencia se las imponía cada cual. Una de las más comunes era
alejarse del mundo, encerrarse en una cueva con un ventanuco para que le entrase
la luz y pudieran darle la comida.
De esa
forma – claro está – morían muy jóvenes.
Hoy nos reímos de estas penitencias. Alejandra, desde adolescente se encerró en una especie de tumba.
Hoy nos reímos de estas penitencias. Alejandra, desde adolescente se encerró en una especie de tumba.
Ella
había prometido a Dios su vida entera: desde su cuerpo virgen hasta su alma que
anhelaba la santidad como el mejor de los tesoros.
Hay
quienes cuentan que un joven la rondaba para casarse con ella. Y, al ver las
dificultades, se marchó a la soledad de la ermita.
No
huyó por miedo. Lo hizo para, de esta forma, salvar su propia vida y el alma de
quien quería ser su novio.
No
perdía el tiempo. Se dedicaba a orar, meditar y leer a los profetas, patriarcas,
apóstoles y mártires.
Melania la Joven le llevaba la comida. Es ella quien
cuenta que murió a los 30 años.
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Autor: P. Felipe Santos
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