domingo, febrero 17, 2013

Siete Santos Fundadores de los Siervos de Santa María Virgen, (Servitas)

Siete Santos Fundadores de los Siervos de Santa María Virgen, (Servitas)
Febrero 17

Martirologio Romano: Los siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de María: Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y Alejo. Siendo mercaderes en Florencia, se retiraron de común acuerdo al monte Senario para servir a la Santísima Virgen María, fundando una Orden bajo la Regla de san Agustín. Son conmemorados en este día, en el que falleció, ya centenario, el último de ellos, Alejo (1310).



-San Amadeo degli Amadei
-San Bonfilio Munaldi
-San Bonajunta Manetti
-San Hugocione degli Hugoccioni
-San Manetto dell'Antella
-San Sosteneo dei Sostegni

Según la tradición hubo siete hombres, muy respetables y honorables, a los que nuestra Señora unió, a manera de siete estrellas, para iniciar la Orden suya y de sus siervos. Los siete nacieron en Florencia; primero llevaron una vida eremítica en el monte Senario, dedicados en especial a la veneración de la Virgen María. Después predicaron por toda la región toscana y fundaron la Orden de los Siervos de Santa María Virgen, aprobada por la Santa Sede en 1304. Se celebra hoy su memoria, porque en este día, según se dice, murió San Alejo Falconieri, uno de los siete, el año 1310.

En la Monumenta Ordinis Servorum Beatae Maríae Virginis se lee lo siguiente respecto del estado de vida de los Siervos de Santa María Virgen: “Cuatro aspectos pueden considerarse por lo que toca al estado de vida de los siete santos fundadores antes que se congregaran para esta obra. En primer lugar, con respecto a la Iglesia. Algunos de ellos se habían comprometido a guardar virginidad o castidad perpetua, por lo que no se habían casado; otros estaban ya casados; otros habían enviudado.

En segundo lugar, con relación a la sociedad civil. Ellos comerciaban con las cosas de esta tierra, pero cuando descubrieron la piedra preciosa, es decir, nuestra Orden, no sólo distribuyeron entre los pobres todos sus bienes, sino que, con ánimo alegre, entregaron sus propias personas a Dios y a nuestra Señora, para servirlos con toda fidelidad.

El tercer aspecto que debemos tener en cuenta es su estado por lo que se refiere a su reverencia y honor para con nuestra Señora. En Florencia existía, ya desde muy antiguo, una sociedad en honor de la Virgen María, la cual, por su antigüedad y por la santidad y muchedumbre de hombres y mujeres que la formaban, había obtenido una cierta prioridad sobre las demás y, así, había llegado a llamarse “Sociedad mayor de nuestra Señora”. A ella pertenecían los siete hombres de que hablamos, antes de que llegaran a reunirse, como destacados devotos que eran de nuestra Señora.

Finalmente, veamos cual fuera su estado en lo que mira a su perfección espiritual. Amaban a Dios sobre todas las cosas y a él ordenaban todas sus acciones, como pide el recta orden honrándolo así con todos sus pensamientos, palabras y obras.


Cuando estaban ya decididos, por inspiración divina, a reunirse, a lo que los había impulsado de un modo especial nuestra Señora, arreglaron sus asuntos familiares y domésticos, dejando lo necesario para sus familias y distribuyendo entre los pobres lo que sobraba. Finalmente buscaron a unos hombres de consejo y de vida ejemplar, a los que manifestaron su propósito.

Así subieron al monte Senario, y en su cima erigieron una casa pequeña y adecuada, a la que se fueron a vivir en comunidad. Allí empezaron a pensar no sólo en su propia santificación, sino también en la posibilidad de agregarse nuevos miembros, con el fin de acrecentar la nueva Orden que nuestra Señora había comenzado valiéndose de ellos. Por lo tanto, comenzaron a recibir nuevos hermanos y, así, fundaron esta Orden. Su principal artífice fue nuestra Señora, que quiso que estuviera cimentada en la humildad, que fuese edificada por su concordia y conservada por su pobreza.
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Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net

Bonfilio será el primer superior de la comunidad, que la rigió durante 17 años, y dimitió de su cargo para dedicarse a la vida retirada y a la oración. Murió según la tradición el 1 de Enero de 1262.

Bonajunta el segundo superior general; era el másjoven y murió cuando contaba casi 50 años. Había sido prior de Florencia. Era un hombre austero consigo mismo, pero dulce, amable y comprensivo con el prójimo. Fue prior general entre el 1256 y el 1257. Por su tenaz defensa de la verdad y de la justicia, intentaron envenenarlo, pero fue liberado por Dios. Murió el 31 de Agosto de 1267. 

Manetto fue nombrado provincial de Toscana y después prior general de la Orden. Fue un hombre de gran santidad y devoción, así como de gran capacidad de organización y dirección. él fue quién acogió a Arrigo de Baldovino, el primer laico que se agregó a la Orden de los Servitas. En 1246, participó en el concilio de Lyon y a petición de san Luis IX, rey de Francia introdujo la Orden servita en Francia, después renunció al generalato en favor de san Felipe Benizzi, y se retiró al Monte Senario donde murió al año siguiente. La tradición dice que murió el 20 de Agosto de 1268.

Amadeo fue el primer prior de Carfaggio. Podemos decir que en el grupo de los siete, él era como la llama que les daba calor con su enorme caridad que se alimentaba del amor de Dios. El significado de su nombre “amado de Dios”, fue un verdadero presagio, signo de la riqueza de su vida espiritual y de caridad. Murió el 18 de Abril de 1266. 


Hugocione y Sosteneo, acompañaron a Felipe Benizzi a Francia y a Alemania, en esta última nación, Hugocione, fue durante ocho años vicario general de los Servitas. De ellos dos se recuerda de forma especial su amistad, murieron el mismo día (3 de Mayo de 1282). En el grupo de los siete, ellos quedaron como símbolo de fraternidad vivida en comunión de vida, y también como signo específico de amistad que, verdadera y gratuita, era de Dios e inspirada por él y recíprocamente ayuda a subir a Dios. 


Alejo, natural de Florencia; pertenecía a la familia Falconieri, fue tío de santa Juliana Falconieri. Rehusó por humildad  a ser sacerdote y fue tan sólo hermano lego que recogía limosnas y se ocupaba de las tareas más oscuras. Murió a los 110 años, fue el último en morir y el más conocido de los siete (17 Febrero 1310).

Una de las Crónicas, después de afirmar que nadie sabía distinguirlos entre sí, en cuanto al fervor y observancia regular se refería, escribió: "Hubo siete hombre de tanta perfección, que nuestra Señora estimó cosa digna dar origen a su Orden por medio de ellos. No encontré que ninguno sobreviviera de ellos, cuando ingresé en la Orden, a excepción de uno que se llamaba fray Alejo... La vida de dicho fray Alejo, como yo mismo pude comprobar con mis ojos, era tal, que no sólo conmovía por su ejemplo, sino que también demostraba la perfección de sus compañeros y su santidad". Copatronos de Orvieto.
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Fuente: Oremosjuntos.com

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